Un total de 7.307.317 personas en el mundo se beneficiaron el pasado año del trabajo realizado por las 117 personas delegadas (62 mujeres y 55 hombres) de Cruz Roja Española en terceros países y en territorios en los que conflictos de diverso origen, emergencias climáticas y sanitarias, así como carencias básicas de diverso nivel, "ponen a diario en riesgo la vida de sus habitantes". Entre ellas se encuentran varias personas de Navarra en destinos como Honduras, Kenya, Líbano, Marruecos, Gambia o Zimbabwe.

Con ese objetivo, Cruz Roja Española desarrolló el pasado año un total de 145 misiones y 324 proyectos en 43 países de África, Oriente Medio, Asia y América, con las que buscan "aliviar cada día el sufrimiento de quienes lo padecen, desarrollando acciones de ayuda humanitaria, cooperación al desarrollo y fortalecimiento de las capacidades locales".

Según detalla la entidad en un comunicado, con motivo de la celebración este domingo, 8 de septiembre, del Día internacional de las Personas Cooperantes, desde Navarra se promovieron proyectos de desarrollo en Tanzania, gracias a la cofinanciación de la Federación Navarra de Municipios y Concejos (FNMC), así como intervenciones de emergencia en los terremotos de Marruecos y Turquía, con las aportaciones de ayuntamientos de Ansoáin, Berrioplano, Egües, Peralta, Tafalla y la FNMC. Además, se aportaron casi 60.000 euros de fondos propios de Cruz Roja Navarra para apoyar la cartera de proyectos prioritarios de Cruz Roja Española.

La mayor parte de personas cooperantes con que cuenta Cruz Roja Española están destinadas en África, donde 69 de ellas desarrollan 138 proyectos en alguno de los 14 países en los que están desplegadas, con más de 4,2 millones de personas beneficiarias, un 57,5% de las 7,3 millones beneficiadas a nivel mundial.

Otras 22 cooperantes dan respuesta a 88 proyectos que se implementan en 15 países americanos; en Oriente Medio, la Organización mantiene destacadas a 12 cooperantes en cuatro países de la región en apoyo a las comunidades más vulnerables a través de 35 proyectos; en Europa cuenta con ocho cooperantes que en cinco países desarrollan 26 proyectos. Por último, en Asia, Cruz Roja Española está también presente en cuatro países para el desarrollo de nueve proyectos, donde cuenta con el apoyo de seis personas cooperantes.

En muchas de las regiones en las que desarrollan su labor, como es el caso de Oriente Medio y África, sólo en 2023 un total de 18 personas voluntarias y personal de la Cruz Roja y la Media Luna Roja perdieron la vida mientras prestaban asistencia humanitaria y muchas otras resultaron heridas, sufrieron ataques o secuestros en distintos momentos de su misión, advierte la entidad.

En este sentido, ha destacado que, en los primeros seis meses de 2024, tras el inicio del conflicto entre Israel y Hamás en los territorios palestinos el 7 de octubre pasado, "en la Franja de Gaza han perdido la vida el mismo número de personas voluntarias y personal de la Media Luna Roja Palestina".

"La labor del personal humanitario y la red de más de 16 millones de personas voluntarias en todo el mundo protegen la vida y reducen el sufrimiento no solo durante, sino después de una crisis humanitaria, poniendo su propia vida en riesgo en numerosas ocasiones", ha resaltado Cruz Roja.

Por tal motivo, el 8 de septiembre, Día Internacional de las Personas Cooperantes, es una jornada para "recordar la importancia de la labor que realizan en el mundo y, al mismo tiempo, llamar la atención sobre el hecho de que no son ni deben ser nunca tomadas como un objetivo en zonas en conflicto".

La red de personas cooperantes de Cruz Roja Española desarrolla en el mundo numerosas labores en su día a día, tales como prestar primeros auxilios o facilitando acceso a servicios médicos o humanitarios a víctimas de cualquier tipo de emergencia o desastre; acceso a agua y alimentación seguras; habilitando refugios a las que han perdido su hogar y pertenencias; implementando proyectos de atención a la población local sin recursos; restableciendo el contacto de muchas personas con sus seres queridos y allegados tras verse afectadas por un conflicto o forzadas a migrar; sensibilizándolas a la población sobre cómo responder en diversos momentos de peligro; trabajando por el desarrollo comunitario, apoyando la búsqueda de empleo y oportunidades para generar un rendimiento económico que mejore la vida de sus familias; o favoreciendo la erradicación de desigualdades.