Viaje en bici por los cinco continentes
El 28 de abril corremos las cortinas de nuestro cuarto, está soleado. En dieciocho meses no volveremos a hacer ese gesto, esa mañana cerramos la puerta de nuestra casa para realizar un viaje en bici por los cinco continentes con el principal objetivo de dar voz a las realidades olvidadas y recaudar 100.000€ para construir pozos, arreglar centros sanitarios, orfanatos y escuelas. Lo contamos como quien quita un esparadrapo para que parezca poco, pero detrás de esa frase hay más de trescientas etapas, climas adversos, desnivel, imprevistos, pero sobre todo muchas alegrías y una experiencia única.
Somos Xabi y Shei, bombero y enfermera navarros que han decidido ahorrar durante mucho tiempo para pausar sus vidas con un enfoque solidario. Cada mes os contaremos nuestro viaje, los proyectos, algún apunte histórico y lo que surja.
En el bar debajo de casa esperan algunos amigos, café, pintxo de tortilla y abrazos. Adiós Mutilva, hola Rumbos Olvidados. 35kg de equipaje sobre la bici para acampar, cocinar, frío, calor, tecnología, herramientas, necesitamos muchas cosas. Los primeros metros la bici bambolea, no sabemos si tiembla la bici o nosotros. Iniciar una aventura recorriendo las carreteras que conoces es como correr hacia el mar y que el agua no esté fría. Pasado Idocin, María y Mikel nos despiden definitivamente, nos quitan los ruedines y nos dan un empujón, “a partir de aquí vais solos”.
El primer país que recorremos fue España, con los preparativos de los últimos meses se nos había olvidado entrenar y los primeros días son etapas cortas, pero las piernas están rígidas y quejosas, no saben por qué ahora todos los días madrugamos y nos ponemos a dar pedales, ya se harán a la idea. Estamos en mayo, y queremos llegar a Barcelona el 3 para el ferry. Las carreteras transcurren por campos de cereal de un verde radiactivo y que se inclina a nuestro paso, pero lo hace por el viento en contra constante que tuvimos las cinco etapas ibéricas y que endureció mucho la llegada a la ciudad condal.
PERSONAJE
En nuestra segunda etapa pasamos por Petilla de Aragón, allí nació Santiago Ramón y Cajal, con el que inicio la sección de Mención especial. Lo curioso es que con 22 años, en 1874, fue destinado en el cuerpo de sanidad militar a la guerra de Cuba. Por suerte regresó y prosiguió con sus estudios sobre la anatomía microscópica del sistema nervioso, que a la postre, han sido fundamentales y siguen vigentes para los científicos actuales. El médico y científico, considerado padre de la neurociencia, fue galardonado en 1906 con el premio Nobel de medicina. Fue Presidente de la Jae y dirigió el mayor proyecto científico de regeneración y modernización llevado a cabo en España a principios del siglo XX.
Veinticuatro horas dentro de un ferry dan para muchos paseos y siestas, pero lo más complicado es tener que desmontar todas las alforjas para abandonar las bicis en la panza de un ferry entre camiones y confiar que al regresar estarán ahí. A las 0:00 de la noche por los altavoces anuncian el atraque en Civitavecchia y las bicis raquíticas sin equipaje están donde las hemos dejado.
Cruzamos el Adriático, a las 6:00 de la mañana, pisamos Split, segunda ciudad más grande de Croacia. Un cielo azul intenso, buena temperatura y visita espectacular con orígenes romanos para comenzar el periplo balcánico. A partir de ahora habrá que usar el traductor del móvil en muchas ocasiones. El primer contacto es un mercado integrado entre los edificios blancos del centro de la ciudad. Mesas de hormigón repletas de colores y una mezcla entre campesinos modernos y mujeres vestidas de negro y pañuelo en la cabeza que podrían ser un retrato del siglo XIX tranquilamente. Nos abastecemos para la comida del día y vamos al alojamiento para preparar las etapas que nos llevarán por muchos países de esta región con tantas culturas y religiones.
El 11 de mayo entramos en Bosnia Herzegovina, en la frontera tomamos un café y retrocedemos en el tiempo para bucear en una niebla londinense por el humo de tabaco. Aquí fuman mucho y no ha sido fácil pasar frío tomando café fuera porque dentro ni hay quien respire. El poco contacto que tenemos nos da la sensación de que son gente amable. Las etapas bosnias son duras, pero los paisajes compensan. Camino de Jablanica subimos al parque natural de Blidinje a 1250msn y el clima nos regala la primera ducha balcánica. Son paisajes épicos, en cualquier momento parece que un vikingo saldrá de una casa con un martillo enorme. Al bajar el puerto de veinte kilómetros que discurre junto al río Neretva observamos el destrozo aún patente de la riada que meses antes arrasó y acabó con la vida de decenas de personas.
Ciao Italia!! El itinerario va a transcurrir por Lacio, Umbria y Marches, cuatro etapas mucho más duras que las españolas. La noche anterior unos moteros nos muestran el pronóstico del tiempo y la nubecita con rayas de lluvia será una constante. No nos metemos a la cama con el chubasquero de milagro. Hay que asumirlo, en año y medio pasaremos por todo. En esa primera etapa la lluvia amenaza, por eso queremos dormir a refugio y encontramos el primero de muchos actos generosos que habrá durante el viaje, una familia nos deja descansar dentro de unas oficinas. A Perugia llegamos como Frank Sinatra, pedaleando bajo la lluvia. La capital de Umbria es un despliegue monumental en lo alto que merece la pena visitar. El paisaje que nos encontramos, además de campos de cereales, tiene olivos, viñedos, villas con hileras de cipreses hasta la casa, pequeñas capillas esparcidas que muestran la importancia de su fe. Rodamos por una película de Fellini. Los paisajes italianos son preciosos, pero nos sorprende la cantidad de tráfico, incluso de camiones que hay por carreteras remotas que estresan e impiden disfrutar del paisaje. Los ciclistas valen poco y pasan rozando las alforjas, con lo que unos cuantos juramentos se han estrellado en la luna trasera de los coches.
El primer descanso serio lo hacemos en Sarajevo, primero por necesidad física, también porque aunque llevemos poca ropa, es necesario lavarla bien de vez en cuando y sobre todo, la ciudad tiene una historia reciente que merece una pausa para conocerla. Bosnia es un país con el 50% de la población musulmana y se ve en los minaretes que se levantan por toda la ciudad, cinco veces al día los altavoces llaman al rezo. Vemos la convivencia que hay entre las religiones monoteístas más importantes del planeta y ojalá el resto de países europeos tomaran nota.
Hay un hecho abstracto, el momento en el que se corta el hilo metafórico que te une con tu hogar. Los primeros días, hasta que normalizas la nueva cultura, tu cabeza está conectada inevitablemente con tu vida. Pero de repente, sin saber cómo, eres parte del lugar, el viaje y tú sois uno. Ese momento lo visualizo como un tijeretazo al hilo rojo que tenías cosido a tu espalda. A mí me ocurrió en Sarajevo, la mirada desde entonces fue hacía delante.
Dejamos la capital Bosnia, con sus agujeros de metralla en los edificios y ese poso amargo de una herida aún por cerrar. Y ponemos rumbo al sur, antes de pasar a Montenegro el paisaje se encajona y nos adentramos por las gargantas del río Drina y el Piva, paisaje balcánico en estado puro en el que el tiempo respeta y en el que es difícil no mirar todo el rato a las montañas con el riesgo que conlleva, sobre todo en carreteras rotas como las de esa etapa. Entramos en Montenegro por un puente de madera y hierro de un solo carril, parece más una frontera de contrabando en el Asia del opio que la de un país europeo.
Aquí es obligatorio registrarse allá donde duermas y es más cómodo alojarse en un sitio oficial que acampar y tener que buscar una comisaría. De cualquier manera, la lluvia llama a la puerta y el pequeño país, lo recordaremos bajo una cortina de agua y niebla que nos privó de paisajes increíbles. El día de descanso en Podgorica nos regaló sol y pudimos visitar su centro histórico en el que destaca la Catedral ortodoxa con la campana más grande de los Balcanes y los restos romanos a pies del río Moraça.
La llegada a Albania fue una de esas etapas en las que el pronóstico de tiempo influye en donde dormir. El cielo nos mira con sorna y nos suelta cubos de agua de vez en cuando que no frenan nuestro ritmo y llegamos al primer objetivo antes de lo esperado, así que reservamos un sitio y nos lanzamos puerto arriba sin retorno. Al llegar está cerrado, sin comida, sin refugio y el cielo enfadándose por momentos. Con pocas ganas sacamos fuerzas para seguir subiendo por una carretera rota que asciende por el río y a esas alturas de etapa ni el paisaje espectacular compensa. Llegamos a tiempo para sacar la tienda de campaña bajo unos árboles y aguantar la tormenta. Al día siguiente madrugaremos mucho para llegar al ferry de Koman a Fierze, por el estado del asfalto parece Tayikistán. El lago nada tiene que envidiar a los fiordos y nos regala dos horas de cine natural para los ojos. Terminamos la etapa en la ciudad que lleva el nombre de un héroe nacional, Bajram Curri, ubicada en los Alpes Dináricos. Las mujeres albanesas en las zonas rurales, o por lo menos lo que hemos visto, visten de manera tradicional, con una falda generalmente oscura y un pañuelo blanco en la cabeza. Los albaneses son conversadores amables y al igual que muchos balcánicos, saben algo de español por las telenovelas. Me veo incapaz de ver una telenovela, pero más de aprender un idioma gracias a ella, esta gente es muy inteligente.
Pasamos a Kosovo, la bandera se mezcla en los balcones con la albanesa y se respira un ambiente patriótico fuerte. Sorprende ver la cantidad de monumentos y homenajes a los soldados caídos del UCK (ejército de liberación kosovar). El país nos da una etapa fea bajo la lluvia y el puerto más duro de este primer bloque, para aquellos que anden en bici, 900+ en menos de 14km con 50kg para las piernas es dolor asegurado, muchos chepazos y pensamientos de esos que lanza uno cuando le late el corazón en la boca “¡¡Qué demonios hago yo aquí!!
En dos semanas hemos llegado desde la costa del Adriático hasta Skopje, la capital de Macedonia y octavo país del viaje. El rumbo a Tayikistán donde haremos el primero de los cinco proyectos, nos obliga a avanzar sin perdernos por las carreteras de los hermosos Balcanes, aunque algunos son muy pequeños, Montenegro o Kosovo son poco más que Navarra, con lo que es fácil cruzar fronteras en pocos días. En algunos pasos fronterizos ni nos han mirado el pasaporte y me hace pensar lo injusto que es para millones de personas estancadas en burocracias, poder optar a una vida mejor mientras que otros pasamos y el oficial de turno ni levanta la cabeza del móvil para supervisar si somos o no aptos.
Este artículo lo escribo desde Skopje, el centro histórico tiene un aspecto de Grecia Antigua, construida en los últimos años a golpe de talonario, pero dando la sensación de que un decorador ha ido dejando las estatuas y monumentos y se fue a almorzar antes de ordenarlos con rigor estético. En tres días de llegaremos a Sofía donde estamos mientras leéis estas líneas. Satisfechos del arranque del viaje.
HISTORIA
Comenzamos con un viaje de tan solo 17 años. Me parece interesante hablaros del país más joven de Europa. En el mundo ostenta esa distinción Sudán del Sur con 14 años de edad. En Europa es Kosovo. Aunque la mayoría de países del mundo lo reconocen, aún hay muchos que no, entre ellos España.
Kosovo de mayoría albanesa ha luchado durante décadas para independizarse de la influencia Serbia. El momento álgido de tensión fue la guerra de Kosovo de 1998, en dos años murieron 13.000 personas y casi un millón de desplazados. El proceso derivó en la declaración unilateral de independencia Kosovar ratificada en la ONU en octubre de 2008.
PARA SABER MÁS
Si queréis seguir este viaje solidario podéis hacerlo en rumbosolvidados.com.
Para colaborar y conocer todos los proyectos que hemos hecho podés entrar en yoslocuento.org.