Fallece Héctor Luis Mancini, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra

Héctor Luis Mancini, profesor emérito de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, falleció este miércoles en Pamplona. Tenía 80 años, estaba casado y era padre de tres hijos.

Mancini (Buenos Aires, Argentina, 1945), se graduó como perito en Electrónica (1968) y, posteriormente, se licenció como Ingeniero en Electrónica en la Universidad de Buenos Aires (1978). En 1992, obtuvo el título de Ingeniero Superior en Telecomunicaciones (por convalidación en España). Dos años más tarde, se doctoró en Ciencias Físicas por la Universidad de Navarra.

Antes de comenzar su trayectoria profesional en la Universidad de Navarra trabajó en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas Argentinas (1969-1990); fue profesor adjunto en la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina (1982-1986) e investigador en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICET). En 1991, conoció al profesor Carlos Pérez García de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra, quien le animó a venir a Pamplona para poner en marcha el departamento de Física y Matemática Aplicada, del que fue profesor, subdirector y director entre los años 1993 hasta 2006. Dirigió también el Grupo Ciencia Razón y Fe, entre 2007 y 2010.

En octubre de 2013 impartió su última clase en la Facultad de Ciencias y fue nombrado profesor emérito.

Diego Maza, catedrático de Física y actual director del departamento de Física y Matemática Aplicada, recuerda al profesor Mancini, como su mentor y amigo. “Tuve el privilegio de aprender a su lado un gran número de técnicas experimentales en un laboratorio que, sin apenas recursos, se transformaba en algo infinitamente más grande con su creatividad e ingenio. Así fue como construyó, y nos ayudó a construir, esta realidad que hoy se llama Departamento de Física y Matemática Aplicada”, rememora. “De las horas que pasamos juntos en un laboratorio, imposible olvidarse de aquellos ratos que junto a unos buenos mates discutíamos sobre cualquier cosa que hiciera querible la vida. Hoy su pérdida nos entristece, pero también nos alienta a trabajar más duro si cabe para honrar así todo su legado y memoria”.