Ríe cuando se le dice que aún tiene encima la etiqueta de joyero. "Nunca lo he sido, nunca he hecho joyas. No reniego del negocio de la familia, pero en estos momentos estoy fuera de él, no tengo ningún cargo ejecutivo y mis esfuerzos están puestos en la creatividad", aclara. Emiliano Suárez es un hombre que se declara tímido, pero que cuenta con pasión la llegada de su hija, tercera para él y la primera que tiene en común con la actriz de origen navarro Carola Baleztena. Es un amante de la ópera al que un día se le encendió una luz y decidió crear un espacio alternativo para dar rienda suelta a sus intenciones creativas. Así puso en marcha el primer título, La bohème (Puccini) en un garaje de Bilbao. Fue el primer paso, con el que giró por distintas capitales españolas y obtuvo gran éxito. Tras este, llegó Lucía de Lammermoor (Donizetti) y después la pandemia. Ahora prepara para el otoño la tercera producción, Rigoletto (Verdi).

Es usted un hombre curioso. Desciende de una familia de joyeros muy conocida, ha trabajado en el negocio familia, pero está más interesado por el mundo de la cultura: ópera, fotografía€ ¿Una persona inquieta?

Quizá inquieto sí que sea la palabra que mejor me define. Me definen la inquietud vital, personal, y también la inquietud artística. Es una ecuación de riesgo. Esa inquietud artística es la que me ha llevado a embarcarme en el proyecto Texturas (exposición fotográfica). Lo empecé en Nueva York, he seguido con la exposición de Bilbao y el próximo año, si todo está en orden, haremos Berlín. Un año, una ciudad.

¿Qué nos muestra en sus fotografías?

Trato de fotografiar esa otra parte de las ciudades que todavía puede sorprender y que a veces no percibimos cuando nos referimos a ellas.

¿Cuándo descubrió la pasión por la fotografía?

Me ha interesado desde siempre. Por mi trabajo he estado al otro lado, he estado en el lado de la dirección de arte y he trabajado con los mejores fotógrafos. Al final, agarrar una cámara y lanzarme a contar mi propia historia fue un proceso complicado. Te da vértigo, son complejos, son barreras que hay que ir eliminando y que vas consiguiendo derribar con el paso de los años. Te das cuenta de que lo importante es la idea.

Y al final, ha expuesto en su lugar de nacimiento.

Empecé en Nueva York, pero Bilbao es mi ciudad. Casi siempre que presento un proyecto lo hago aquí. Estoy en mi casa, y mi socia, Macarena Bergareche, está aquí. Es la ciudad en la que sigo manteniendo mis raíces. Además, se me recibe con tanto cariño que es inevitable comenzar por Bilbao.

Entre sus proyectos culturales hay uno que sorprendió mucho, Opera Garage.

La música es otra de mis inquietudes creativas, y está relacionada con mi pasión por la ópera. Es la historia de hacer de un fracaso un éxito. Todo tiene un origen. Quise estrenar una producción en un teatro convencional, en este caso el escenario era La Coruña. Estuve trabajando en ese proyecto casi un año y no pudimos estrenarlo porque no llegó la subvención y todo quedó aparcado.

La ópera es una de sus pasiones y ha logrado despertar el interés del público con 'Opera Garage'.

¿Y cómo lo resucitó?

Sucedió porque exponiendo mi primer proyecto fotográfico en Bilbao, en el garaje San Mamés, de repente me vino un flash y le dije a mi socia: Quiero hacer ópera, me visualizo por este camino. Quiero dirigir ópera en espacios alternativos. Y Macarena se sorprendió de que yo quisiera ópera en un garaje.

Sí que sorprende que buscara como escenario un garaje, sobre todo si viene de parte de alguien que aprendió a amar la ópera en lugares convencionales de representación.

Pero este es un lugar al que se le nota el paso del tiempo, es un lugar desconchado, un lugar que tiene texturas. Era otra historia, y además me di cuenta de que era lo que quería. A partir de ahí, de esa idea relámpago que me surgió, montamos en tiempo récord la empresa y empezamos a producir. Estrenamos La bohème en Bilbao, que fue un éxito arrollador y nos dio alas para poder seguir adelante.

Hasta que la pandemia lo paró todo, ¿no?

Exactamente. Estuvimos recorriendo el mapa con La bohème y Lucía de Lammermoor. Ahora, después del verano, estrenaremos nuestra tercera producción en Bilbao. Será Rigoletto.

¿Por qué se aleja del oropel y el glamour de los grandes escenarios de la ópera?

Porque de lo que se trata es de dar más de un espacio a la música, esa es la idea. La ópera se puede ver y escuchar en muchos escenarios. Nuestra idea de momento es seguir con este proyecto y no sé dónde acabaremos. Tenemos muy claro cuál es el origen y cuál es el espíritu del proyecto. Queremos sacar la ópera de lo que se considera su hábitat natural, los teatros convencionales, aunque reconoceré que ellos son nuestra referencia.

¿Le gustan más los escenarios alternativos?

A mí me encanta ir a un teatro de los de siempre a ver ópera, pero esta es otra alternativa. Es una forma de escuchar ópera de calidad pero en un formato diferente, rompedor, vanguardista y alejado de los tópicos tradicionales.

¿Underground

Este es un término muy manido, pero sí, se podría decir que lo es. Alternativo. Es ir a ver una ópera a un garaje o a un desguace, a una fábrica. Es una forma de ofrecer un espectáculo diferente, y por eso puede ser atractivo para muchos tipos de público.

¿Un llamamiento a la gente más joven para que se acerque al mundo de la ópera, que para muchos es viejuno?

Es contar en voz alta que la ópera es un espectáculo total. Es difícil encontrar un espectáculo tan completo. Además de la música y las voces, hay una historia que contar, hay dramaturgia, hay un vestuario muy especial€ Nosotros queremos llevar la ópera con toda su fuerza a estos formatos alternativos, queremos captar nueva audiencia. Y cuenta mucho que los precios sean asequibles, es un factor de importancia.

Otro de sus proyectos es Garaje Lola

Es una idea que se me ocurrió durante el confinamiento. El trabajo que estaba desarrollando con mi agencia creativa se paró, como se paró casi todo. Imaginé que iba a ser muy difícil retomar la actividad de eventos, así que decidí crear mi contenedor cultural para seguir contando historias. Igual que ocurrió en Opera Garage, busqué una nave industrial en un barrio periférico de Madrid, en este caso en Tetuán.

¿Un hombre que se ha criado en los barrios más prestigiosos y que se va a la periferia?

Ja, ja, ja€ Tetuán es un barrio emergente alejado del centro que tiene todas las características que forman parte de mi sentimiento creativo. En ese espacio decidí meter mis fotografías, metí música, arte contemporáneo, teatro€ Además, mi pensamiento era convertirme en el agitador cultural de moda en Madrid. Es un espacio que he convertido en un negocio, además de ser una pasión y un proyecto muy personal. La cultura hecha en espacios alternativos funciona bien. Además, se da vida a lugares que han quedado en desuso y se revitalizan barrios.

Le encanta estar en el meollo de la cultura alternativa, pero desde los medios siempre le hemos puesto la etiqueta de joyero. Pertenece a una de las familias más prestigiosas de este sector.

Quizá sea inevitable. La realidad es que no soy joyero y que nunca lo he sido. No es que reniegue de esta profesión tan maravillosa y que tiene que ver con la historia de mi familia, pero no me formé como joyero y nunca he trabajado directamente con las joyas. Estuve muy cerca de la empresa familiar durante años, pero no hacía joyas. He ocupado el puesto de director de Marketing del grupo, tanto en Suárez como en Aristocrazy, pero llegó un momento en el que pensé que mi puesto se podía delegar y que no me iban a echar en falta. Quería andar mi camino. Quizá lo hice un poco tarde, porque tengo ya muchos tacos, pero lo que dicen: Nunca es tarde si la dicha es buena. Sigo estando muy ligado a mi familia, sigo en el consejo de administración, pero no tengo nada que ver con el negocio en el sentido ejecutivo.

Lleva un año muy movido y acaba de ser padre de nuevo.

Ha sido un año repleto de emociones, un tiempo lleno de cosas maravillosas unas y otras no tanto. A todos nos ha tocado vivir muy de cerca la pandemia con preocupación, y a la mayoría se nos han ido seres queridos o cercanos. Por otro lado, he estado poniendo en marcha proyectos con la ilusión del primer día. Y he sido padre. Me emociona y me encanta contarlo.

No es una novedad para usted...

No, claro que no, pero mi hijo mayor tiene 18 años y hace 14 años que no era padre, que es la de edad del segundo de mis hijos. Imagínate lo que ha supuesto para Carola (Baleztena) y para mí la llegada de Juana. Estamos muy felices y emocionados con ella y con toda la familia a nuestro alrededor.

¿Participa su mujer en sus proyectos?

En los profesionales y en los personales. Es la que me ayuda a ordenarme, la persona que me da estabilidad, y además está cerca de mí porque tiene mucho talento y en algunas cosas es determinante. En el tema de la ópera desde el primer momento se hizo con los mandos del vestuario, y en el proyecto de Texturas me ayuda como asistente de fotografía. En el Garaje Lola es la mejor, y lo que no venda Carola no lo voy a vender yo. Soy un gran tímido. Así que sí, Carola es mucho para mí, me ayuda un montón en la vida, es única.

¿Da para vivir holgadamente la cultura alternativa?

Sí, claro que sí. Si dijera que todo lo hago por amor al arte, mentiría. Todo tiene que estar dentro de lo posible, y lo posible tiene que contar con un plan de negocio y con una rentabilidad. De eso no tengas dudas, esto es un negocio, la cultura lo es; puede ser alternativa o convencional, pero es un mundo del que la gente que participa tiene que comer y vivir. Opera Garage es rentable desde el primer momento. Nos la jugamos a pecho descubierto en Bilbao, porque era la primera vez que Macarena y yo nos metíamos a producir, pero salió bien.

A veces pensamos que el mundo de la cultura está al margen del dinero y de la economía...

No en la mayoría de los casos. Esto es un negocio que produce momentos culturales, sean convencionales o alternativos, y siempre que vamos a un lugar, a cualquier espacio o cualquier ciudad, vamos con las espaldas cubiertas, con patrocinadores y con los números muy claros. También es cierto es que no es muy compatible dedicarte al arte y a la cultura y ganar mucho dinero, pero sí que es posible vivir de esta dedicación y llevar una vida digna.

Se fue usted muy joven de Bilbao...

Pero vuelvo muy a menudo. Tengo muchos recuerdos de la ciudad, algunos más difusos que otros, pero es entrar en Bilbao y que me vengan esos flashes en forma de recuerdos de infancia.

¿Cree que se recuperará lo perdido en los meses que estamos viviendo?

Pienso que en cierta forma sí. Si todo sigue en orden, vendrán meses muy interesantes porque hay gente con muchas ganas de hacer cosas.

Carola Baleztena y Emiliano Suárez.

PERSONAL

Edad: 44 años.

Lugar de nacimiento: Bilbao.

Familia: Está casado con la actriz de origen navarro Carola Baleztena. Acaban de ser padres por primera de vez de Juana. Cada uno de ellos ha aportado otros dos hijos al matrimonio.

Trayectoria: Pertenece a una de las familias más conocidas dentro del mundo de la joyería, Suárez. Él se dedicó, en el negocio familiar, a dirigir el departamento de Marketing. Dejó el puesto y ahora forma parte del Consejo de administración de la firma. Su actividad ahora se centra en la organización de eventos y en la creación de producciones teatrales y musicales, principalmente de ópera. Es junto con su socia la cabeza visible de Opera Garage y Garaje Lola. A nivel mucho más personal es un reconocido fotógrafo y recientemente ha expuesto de nuevo en Bilbao su trabajo Texturas, esta vez centrado en la ciudad de La Habana.