Toca hacer balance y, echando la vista atrás, Roots in the air ha sido un disco con el que habéis ofrecido más de 160 conciertos por todo el mundo. Visto el recorrido, ¿con qué os quedáis de todos estos meses de vivencias y experiencias musicales?

-Con todo. Sobre todo con haber conseguido, en tan poco tiempo, construir algo que nos representa, que nos da de vivir y que nos permite mirar al futuro. Nos quedamos con nuestros músicos, nuestro técnico de sonido, nuestro técnico de luces y con la gente que ha venido a nuestros conciertos.

-Las fronteras hace tiempo que se quedaron atrás y es habitual veros no sólo en el circuito europeo, sino también en parte de Latinoamérica. ¿Dónde sentís que han acogido con especial cariño a Iseo y Dodosound?

-Cada lugar es siempre un recuerdo fuerte. En Brasil nos abrazaron de una forma que nos superó, en Bélgica este verano notamos una intensidad que nos llevó volando toda la hora de concierto, en Francia hemos encontrado un público muy parecido al de casa, en toda Catalunya, donde hemos hecho pueblos pequeños y ciudades grandes, la gente nos ha arropado y nos ha demostrado por qué son especiales... Madrid grita muy fuerte y lo pone muy arriba, las ciudades más olvidadas como Valladolid, Santiago o Santander nos han flipado y ahora, en Iruña, donde está la gente que nos vio por primera vez, hemos agotado Zentral en menos de una semana y vamos a dar un concierto que se quedará para siempre en nuestra memoria.

-Hace poco lanzasteis la mixtape Same Love . Entendida como una revisión de temas anteriores, ¿cómo es la mirada cuando uno se enfrenta a ellos, tras tiempo y distancia?

-Con la mixtape quisimos divertirnos y recordar que, además de dar conciertos y hacer check ins en hoteles, sabíamos hacer canciones que contaran lo que sentíamos. Dame fue divertido, una canción en castellano que mantenía nuestra esencia, jugaba con distintos sentidos y sonaba gorda en directo. My Art on the Market llevaba un tiempo escrita y nos representa muy bien, siempre hemos dicho que somos más artesanos que artistas y esta canción sabía reunir ese equilibrio y, con el vídeo de Terral Studio representaba también nuestros viajes por el mundo. Chan Chan, versión, como todas saben, de Compay Segundo y Buena Vista Social Club, nos acompañaba siempre y merecía una versión de estudio, que nos permitió explorar un sonido más orgánico y clásico, sin elementos electrónicos. También están en la mixtape Broken Speaker y Same Love, dos canciones más en la línea de nuestro estilo inicial y una versión de el Txoria Txori grabada en directo en el concierto que ofrecimos en la Sala Apolo de Barcelona en 2018.

-En 2018 presentasteis Dame , vuestro primer tema en castellano. ¿Puede ser un punto de partida que marque futuras composiciones?

-No necesariamente. En el día a día nos expresamos en castellano, tenemos más idiomas en la cabeza, podemos hablar euskera, inglés e incluso francés, pero hemos elegido el inglés para las letras de casi todas nuestras canciones porque es lo que más nos gusta. Puede parecer una explicación naif pero es así, la música que hemos escuchado y la que hemos elegido para crear es en inglés porque así nos gusta más. Sin embargo, antes del Dame habíamos escrito la mitad de My Art on the Market en castellano, también escribimos una canción con motivo de la huelga feminista en castellano y no estamos, ni mucho menos, cerrados al castellano, al euskera ni a cualquier otra lengua. Esto que intentamos hacer es arte y requiere inspiración, y la inspiración, como hace lo que quiere, pues viene por donde quiere.

-Según habéis anunciado, el próximo año estará dedicado a la creación, producción y grabación. ¿Se viene nuevo disco de larga duración de Iseo y Dodosound?

-Sí, se viene. Y nos morimos de ganas por empezar a crear. No tenemos apenas nada y queremos tener el tiempo que se merece para crearlo. Lo único que podemos avanzar es que intentaremos seguir nuestro camino de letras sinceras, bajos potentes, con nuestros vientos y con nuestra búsqueda del equilibrio.

-¿Será un año centrado sólo en la creación de temas nuevos, o habrá alguna oportunidad de veros de nuevo en directo?

-Hemos decidido, como medida para hacer menos conciertos, dejar de tocar este año en el Estado español y hacer poquitas cosas fuera de esas fronteras para tener nuestro tiempo de estudio, de creación y de reflexión. Ojalá podamos hacer alguna escapada bonita que nos permita mostrar en otros lugares más lejanos lo que hacemos y lo que hemos aprendido en este tiempo.

-Y ahora que la banda afronta su fin de gira en salas con todo prácticamente vendido, ¿uno siente agradecimiento, nervios, incredulidad ?

-Las tres, todo a la vez. Agradecimiento, por supuesto. Parece que somos nosotros los que colgamos esos carteles de no hay entradas y no, los cuelga el público que viene a los conciertos, pero no solo vienen, sino que cantan las canciones, bailan, nos dan calor y amor y nos sacan de un golpe de la incredulidad que sentimos al ver como ocurren las cosas. No nos imaginábamos que esto iba a ser así, pero hemos trabajado para que la gente que paga los euros que vale la entrada, se vaya a casa con algo que no pagan los euros que vale entrada. Nervios también, pero somos seis personas en el escenario y cada cual tiene su forma de afrontar esos momentos previos al concierto. Nos abrazamos y a veces solo con mirarnos nos transmitimos la emoción lo valioso de ese momento.

-Siendo un fin de gira en casa, ¿va a haber alguna sorpresa?

-Sí. Nuestra sección de vientos, banda que nos acompaña en directo, son los Caza Ratones, The Mousehunters, instrumentos de viento metal y madera, todos de aquí que han pasado por muchas bandas y proyectos musicales muy importantes para la escena navarra. La sorpresa este año vendrá de la mano de los inimitables e inconfundibles Mousehunters.