David Glasheen fue uno de los hombres más adinerados del mundo en la década de los 80. A base de inversiones en bolsa, logró acuñar una fortuna que superó los 25 millones de euros y convertirse así en multimillonario. Sin embargo, el multimillonario irlandés decidió dejar de lado su fortuna y sus ganancias para irse a vivir a una isla desierta en Nueva Guinea, lejos de todas las personas y los excesos.

Con 74, se mudó a una isla que bautizó como Restauration Island, en el norte de Australia. Esta tiene 30 hectáreas de superficie y nunca había estado habitada por nadie. Fue considerada como un parque nacional hasta el año 1989, cuando le vendieron un fragmento al empresario con la única condición de que pagara 14 mil euros anuales y construyera algunas instalaciones.

Durante tres años vivió con su novia pero el extremo aislamiento provocó que ella decidiera irse de la isla. Desde entonces, vive junto a su perro Quasi. No obstante, su vida no es tan rudimentaria como se creería. Las placas solares instaladas allí le brindan la energía necesaria para tener luz, Internet y todas las comodidades que cualquier persona tendría en medio de una ciudad. Sin embargo, su vida de tranquilidad ahora está amenazada. La empresa que le alquila el sector de la isla en la que vive parece querer echar a David dado que no construyó las instalaciones turísticas pedidas. Él se niega a hacerlo porque asegura querer preservar la zona y no convertirla “en una explotación turística”.