La revista JAMA Otolaryngology-Head & Neck Surgery reveló el caso de un adolescente que había experimentado años de congestión nasal junto con un misterioso mal olor cada vez que se sonaba la nariz. El joven había visitado a los médicos por primera vez cuando tenía 15 años y los especialistas le diagnosticaron hipertrofia de cornetes, una enfermedad asociada a alergias o inflamación de los senos nasales. Sin embargo, una radiografía posterior reveló la presencia de un perdigón de 9 milímetros de diámetro en la cavidad nasal, instalada desde que le dispararon con una pistola cuando tenía 8 o 9 años. Finalmente la extracción quirúrgica eliminó el olor desagradable al destaponar las vías de drenaje naturales.