La primera y ultima vez que se tuvo contacto con la paloma faisán de nuca negra fue en el año 1882 en el que se documentaron dos ejemplares en Papúa Nueva Guinea. Desde entonces no se ha sabido nada más de ella.

Pero esto solo era así en el mundo científico, porque entre los habitantes de isla Fergusson, especialmente los cazadores locales de los bosque del interior, se hablaba de avistamientos ocasionales. Allí se la conocía con el nombre local de auwo.

Este es el motivo por lo que una expedición de la American Bird Conservancy y de Search for Lost Birds acudió en septiembre a ese rincón del archipiélago D’Entrecasteaux para realizar una búsqueda siguiendo las indicaciones de los lugareños. De esta manera, a dos días de acabar la campaña, revisando las cámaras trampa instaladas, tanto las de vídeo como las de fotografía, encontraron imágenes de la paloma faisán de nuca negra, devolviéndoala al primer plano de la actualidad ornitológica y científica.

La paloma faisán de nuca negra, o auwo, es una ave grande que habita en el suelo con el dorso de color óxido, una cabeza y un cuerpo negros, un cuello negro por delante y blanco por detrás y una cola que se balancea como la de un faisán. Es posible que la escasa población de esta especie solo exista tierra adentro en la isla Fergusson, en un terreno geotérmico cálido y extremadamente accidentado, entrelazado con ríos sinuosos y denso.

Uno de los directores de esta expedición, Jordan Boersma, reconocía que no daba más de un 1% de posibilidades de lograr una imagen. Así que cuando repasando las imágenes vieron el ave, la emoción estalló. Y no era para menos ya que en el año 2019 tanto él como el otro codirector del proyecto, Jason Gregg, y el experto local Doka Nason habían realizado un primer intento.

Pese a no conseguir resultados en esa ocasión, si sentaron las bases para la que ahora a finalizado con éxito. Las informaciones obtenidas entonces y las que recogieron mientras recorrían isla Fergusson en septiembre de este año les llevaron hasta la ladera occidental del monte Kilkerran, el más alto de la isla, donde en una de las aldeas, en Duda Ununa, el cazador local Agustin Gregory les indicó un área de bosque denso sobre crestas y valles empinados donde había visto y oído al auwo en varias ocasiones.

Nason fue el encargado de colocar la cámara que finalmente captó a la escurridiza paloma del género Otidiphaps. Esto explica, como se puede ver en el vídeo, su emoción al ver las imágenes en la cámara de trampeo. “Cuando vi las fotos, estaba increíblemente emocionado”, dijo.“Estaba saltando gritando: '¡Lo logramos!”, concluyó.

La detallada información recopilada por este equipo ha proporcionado una base para trabajar por la conservación de este especie, distinta de la paloma faisán de nuca blanca (Otidiphaps nobilis) que habita en las zonas montañosas de Nueva Guuinea y que se creía hasta ahora única miembro superviviente de este género.

Y los conservacionistas están preocupados con razón dado que mientras estaba allí, el principal propietario de las tierras en las que se ha reencontrado al auwo les informó que acababa de firmar un acuerdo con una empresa maderera, lo que supone una amenaza para el hábitat de esta paloma. “La razón por la que importa es que esta ave ha significado algo y sigue significando algo para la población local”, dijo Boersma. “Es parte de sus leyendas y cultura. Si perdemos esta especie, su importancia cultural se perderá junto con el papel que desempeña en este fantástico ecosistema”, concluyó.