Quienes tenemos ya unos cuantos años recordamos muy bien el ambiente de alegría, la expectación y la ilusión con la que los sectores progresistas de Navarra recibieron la aparición de DIARIO DE NOTICIAS, aquel 8 de abril de 1994. Poco antes, el inesperado cierre de NAVARRA HOY, periódico que se había publicado entre 1982 y 1994, había dejado huérfanos de información local a amplios sectores de la sociedad navarra, y la aparición de un nuevo diario, editado desde la propia Pamplona y para toda Navarra, devolvió la ilusión a esa otra Navarra, la progresista, la que no comulgaba con el monopolio informativo de los de siempre.

La aparición de un nuevo diario, editado desde Pamplona para toda Navarra, devolvió la ilusión a esa otra Navarra, la progresista

Quien estas líneas escribe era por aquel entonces un profesor de Secundaria de 31 años que, aunque alejado de la política activa y sin haber militado nunca en ningún partido, sí que vivía y sufría con intensidad los problemas de la sociedad navarra. Eran años duros, en una sociedad cargada de violencia y sazonada además con gigantescas polémicas, como las del pantano de Itoiz, la autovía de Leizaran, los primeros escándalos de corrupción sistémica, como el famoso caso Otano, la fuga de Luis Roldán, el movimiento de Insumisión o el inicio de aquella nefasta política de parkings subterráneos que había de arrasar el subsuelo arqueológico de Pamplona. Eran, para quienes nacimos en la segunda mitad del siglo XX, y a expensas de lo que nos quede por ver, los años más convulsos de nuestras vidas.

Y en un contexto tan politizado, la necesidad de tener acceso a otros enfoques, a puntos de vista más abiertos y diversificados que los que hasta entonces había ofrecido, desde la más absoluta hegemonía, la prensa local de derechas, era casi una cuestión de supervivencia para los sectores progresistas de Navarra. Más aún después del cierre injusto y arbitrario de Egin, acaecido en julio de 1998.

Mi vinculación personal con DIARIO DE NOTICIAS se inició muy pronto, con algunas cartas al director y artículos de opinión, que casi siempre estaban relacionados con temas referentes al patrimonio histórico. Temas como el controvertido parking de la plaza del Castillo, la desaparición del adoquinado tradicional de Pamplona, la despoblación de los pueblos de Navarra, y recuerdo con especial cariño una serie de seis artículos por entregas que el entonces director, Pablo Muñoz, me encargó en 2001 sobre los pueblos que iban a desaparecer con la construcción del pantano de Itoiz.

El paso de los años intensificaría esa vinculación personal, y ya bajo la actual dirección de Joseba Santamaria surgieron colaboraciones más estables. La más duradera en el tiempo, desde luego, ha sido la serie dominical Adiós Pamplona, iniciada un 24 de enero de 2010, y que el próximo domingo verá publicado su artículo nº 611. Pero también recuerdo con mucho cariño las 50 fechas clave de la Conquista de Navarra, que a modo de efemérides se publicó durante los domingos del año 2012, con ilustraciones del gran Martintxo Altzueta, en conmemoración del quinto centenario de la conquista del viejo reino. Y en la actualidad, y con periodicidad quincenal, llevo ya unos cuantos meses publicando esas Vidas Ejemplares, que pretenden llegar a los cien personajes, y que tienen por objeto rescatar del olvido a otros tantos hombres y mujeres que en su momento fueron importantes para esta ciudad.

Visión abierta de las cosas, información diversificada, y proyectos y vinculación personal que constituyen para mí un motivo de alegría y de esperanza. Algo importante y por lo que merece la pena esforzarse y luchar. Mucho ánimo a todas y todos, y a por los segundos 30 años.

Zorionak eta anitz urtez, bihotzez.