Consciente de que le toca lidiar con una sociedad cambiante, el nuevo director de la OSN ve, tras la pandemia, una “oportunidad de reconstruir el público” de la orquesta, que desea “expandir” en Navarra y a través de la cual le gustaría aumentar la participación de la juventud y las familias en la música sinfónica.

¿Cómo acoge su nombramiento?

–Me siento profundamente honrado de que se me haya confiado la dirección artística de la orquesta más antigua de España, además del placer que supone la posibilidad de hacer música con estos extraordinarios músicos. Mi primera visita como invitado fue en 2019, con un programa que incluía una sinfonía de Stravinski raramente programada y el estreno de un concierto del compositor navarro Jesús Echeverría. Recuerdo muy positivamente la calidad y la actitud de la OSN ante los desafíos de un programa tan exigente, y también disfruté enormemente de mi segunda visita, en que tuve la oportunidad de trabajar con el Orfeón Pamplonés, por lo que cuando se me preguntó si me gustaría ser considerado para el puesto, no lo dudé ni un segundo. También fue importante saber que la propuesta fue resultado de una consulta a la orquesta, por lo que siento la gran responsabilidad de responder a esa confianza.

Por sus experiencias a la batuta, ¿qué destaca de esta formación?

–Que es una orquesta que no le teme a los desafíos técnicos o musicales. Me impresionan su dedicación y el sentimiento de responsabilidad colectiva, que son cualidades de enorme valor en una orquesta.

Su objetivo, según dijo tras conocerse su nombramiento, es que la música de la OSN llegue a todas y todos los navarros. ¿Cómo se va a trabajar para favorecer este reto?

–Crecí en Hong Kong, bajo una música sinfónica clásica de gran impronta colonial, símbolo de una tradición y cultura pertenecientes a las élites extranjeras. Por ello, comprendo muy bien lo que significa sentirse abandonado y fuera de los muros de la ciudadela de la música, por así decirlo. Conforme mi comprensión histórico-cultural iba desarrollándose, me quedó claro que las barreras que dificultan el acceso a este tipo de música no residen en la música en sí, sino en una serie de estructuras sociales y económicas alrededor de ésta. Hay que derribar dichas barreras. Debemos viajar hacia nuestro público. Hacer que la música sea accesible para aquellos que no tienen experiencia con ella. Esto no quiere decir que se presente una simplificación o una menor calidad, sino dar lo mejor de nosotros mismos a aquellos que nos escuchan por primera vez. Mi objetivo es llegar al mayor número de oyentes posible en los próximos años.

"La pérdida de abonos es un duro golpe, y ahora hay que explorar diferentes caminos para los nuevos públicos"

¿Y qué ve que se necesita para conseguirlo aquí, en Navarra?

–Necesitamos encontrar la forma de estar presentes constantemente en nuestra comunidad. Me encantaría establecer una presencia frecuente en San Fermín, trabajar con el Ayuntamiento, así como con otras instituciones de la comunidad con el fin de incrementar esa conexión con una población más amplia a través de conciertos gratuitos al aire libre. Estoy entusiasmado con explorar las diferentes maneras de expandir nuestra presencia en Navarra a la vez que voy conociendo a nuestro público y a todos aquellos que nos acompañen de una forma u otra en este empeño.

¿A qué compositores o compositoras, o qué música le gustaría abordar al frente de la OSN que sean una novedad para ésta?

–El repertorio de una orquesta debería ser como un selecto jardín. Un nuevo jardinero que llega al jardín sería imprudente si escarbara las raíces antes de que todas las plantas hayan tenido la oportunidad de florecer. De la misma forma, debería tener cuidado con la plantación desenfrenada de nuevas especies. Una orquesta de nuestras características posee una inclinación natural hacia el clasicismo, el romanticismo temprano y la era moderna. Muchos de mis más estimados compositores y composiciones pertenecen a dichas eras, por lo que sería un enorme placer cultivar las interpretaciones de esas obras. En nuestra primera temporada he ampliado un poco los horizontes de la siguiente manera: hay muchas compositoras del pasado y del presente cuya música ha sido injustamente subestimada, así, esta temporada interpretaremos una sinfonía de Louise Farrenc, una obertura de Florence Price y una cantata de Fanny Hensel (nacida bajo el nombre Mendelssohn-Bartholdy), junto con la música de cuatro magníficas compositoras contemporáneas, como Unsuk Chin, de Korea, Kaija Saariaho, de Finlandia, Sofia Gubaidulina, de Tartaristán en la Federación Rusa y Beatriz Arzamendi, de Arrasate, aquí al lado, en Guipuzkoa, a la que la Fundación Baluarte le ha encargado una nueva obra junto a la Fundación SGAE y la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas. Al mismo tiempo, he incluido elementos no europeos en nuestro programa: un concierto para sheng (órgano de boca de Asia del Este), tocado por el gran virtuoso por excelencia de dicho instrumento, Wu Wei, y un oratorio de inusual interpretación de Robert Schumann basado en un mito persa.

En los últimos tiempos ha habido una reducción del número de conciertos de abono. ¿Cómo valora este descenso? ¿Le preocupa?

–Creo que nos encontramos en medio de un profundo cambio global en la vida concertística, que, a su vez, ha sido acelerado a raíz de la pandemia. En los últimos cinco años, los servicios de streaming han mejorado significativamente en calidad, y han encontrado una importante ventana de oportunidad debido a los cambios en el modelo de consumo causados por la pandemia, que posiblemente en gran medida sean irreversibles. Así, el aumento en la venta de entradas individuales y la disminución en los abonos es algo que ya ocurrió hace unos años en Estados Unidos, lo cual supuso cambios importantes incluso en la programación de orquestas relevantes de allí. Una forma de ver la disminución de abonos en Navarra es intentando anticiparse al futuro y consolidar la oferta de conciertos ahora. Esto ya ha sucedido y ahora debo abordar la pregunta artística que queda por resolver: ¿Con qué reemplazamos la pérdida de abonos? Estoy completamente de acuerdo con los músicos en que supone un duro golpe para nuestro trabajo artístico. Debemos comprometernos a presentar un número similar de conciertos de alta calidad y ambición artística, pero sin la seguridad que ofrece un abono será un desafío. Por lo tanto, debemos verlo como una oportunidad de reconstruir nuestro público tras la pandemia, de crear un mayor sentimiento de comunidad para nuestra orquesta y de explorar diferentes caminos para los nuevos públicos. Mi labor con nuestra gerencia es descubrir espacios en la escena cultural en los que podamos expandir nuestro trabajo y crear colaboraciones duraderas que lleguen más allá de nuestro público tradicional de abono.

"Después de muchos siglos, se abren por fin las puertas para las mujeres directoras, músicas, compositoras; ya era hora"

En más de una ocasión el comité de la OSN ha reclamado una sede propia para la orquesta. ¿La tendrá?

–Hay pocas grandes orquestas que carecen de una sede propia. Un lugar permanente es absolutamente esencial para que una orquesta pueda desarrollar su propio sonido. Es justo preguntar: ¿Por qué la OSN no puede contentarse con lo que actualmente tenemos? Quizás hay quien piense que la orquesta progresará de una forma u otra en los próximos años, que quizás cuando se haya desarrollado más sea el momento de debatir esto de nuevo. A lo que respondo: desde luego que trabajaremos duro y lo mejor que podamos bajo las condiciones dadas. No obstante, no podemos esperar a iniciar el debate sobre un asunto de tanta relevancia. El futuro comienza ahora y si pensamos que el futuro de Navarra incluye una gran orquesta, respetada más allá de nuestras fronteras y que llene de orgullo a nuestra comunidad, debemos sentar los cimientos ahora. Mientras tanto, intentaremos demostrar lo lejos que podemos llegar bajo las condiciones imperfectas actuales. Se hará evidente que podremos avanzar aún más si disponemos de nuestra propia sede para nuestros ensayos y conciertos.

¿La mujer como compositora, intérprete o directora va a tener más presencia de ahora en adelante en los programas de la OSN?

–Ya era hora, ¿no cree? Las estructuras de la profesión musical han permanecido casi exclusivas para el hombre durante muchos siglos. Es trágico el número de compositoras en el pasado que compusieron algo maravilloso en sus últimos años de adolescencia o en sus veintitantos años y después desaparecieron de la historia musical. Y no se trata solo del caso de la música clásica, tristemente este problema persiste en toda nuestra civilización. Hoy nos encontramos con compositoras extraordinarias en la cumbre de sus capacidades y es un placer traer su música a Navarra. Las puertas por fin se abren para que mis compañeras puedan construir sus carreras de la misma forma que los directores han podido.

¿Cómo ve la situación actual en cuanto a igualdad en este ámbito de la música sinfónica, ¿se avanza?

–Finalmente estamos intentando lograr lo que debería haber sido lo normal desde el principio. Es complejo revertir rápidamente todo el daño generado durante tantos siglos e imposible hacerlo en pocos años. El principal desafío es proporcionar oportunidades a los músicos y al público para que se familiaricen con compositoras y músicas que han estado en las sombras durante demasiado tiempo y así poder construir la relación con el público y los músicos que sus compañeros hombres ya han tenido en todo momento en el pasado. Tenemos que visualizar un futuro que parta de la comprensión histórica de los prejuicios que han mantenido a las mujeres y a otros grupos excluidos al margen, así como del reconocimiento de los problemas estructurales que les continúan marginando. Cuando la próxima Clara Schumann o Fanny Mendelssohn llegue, mi objetivo es que nuestra orquesta pueda ofrecerles las oportunidades y apoyo para que vuelen tan alto como puedan. Nuestra labor es mantener nuestros ojos, oídos y corazones abiertos al talento y a la promesa de aquellos artistas maravillosos que crean música, sin importar su género o su origen.

La nueva música de creación y la expansión territorial también se apuntaron como retos clave en la próxima temporada de la OSN…

–Estas son prioridades importantes que comenzamos a abordar en esta primera temporada con la pieza de Arzamendi Sorginen soinua, que se estrena el próximo día 29, y la introducción del sheng. Hay mucho más por hacer en los próximos años, y no todo en el ciclo de conciertos de abono, como por ejemplo se puede ver en esta temporada en nuestros dos conciertos de música posterior a 1945 en el Museo de Universidad de Navarra. En los años venideros deseo traer algunos de los nuevos sonidos más fascinantes de Asia del Este, que aún no han terminado de calar en España. Continuaremos identificando compositores de gran valía en España y en el extranjero, tanto aquellos que se encuentran en la cúspide de su vida artística como aquellos que están desarrollando su arte y hacen de Navarra un hogar para su creatividad. Nuestro compromiso con el repertorio heredado permanece tan fuerte como siempre. Y ambas direcciones se complementan: no honramos el pasado alejándolo del presente, sino que el pasado se convierte en presente cuando lo acogemos con nuestra mejor creatividad e imaginación.

"Hay que derribar las barreras sociales y económicas que persisten en torno a la música sinfónica clásica"

¿Cómo ve la salud de la música sinfónica y de las orquestas en España? ¿Están conectadas con el público general, y con los niños, el público del futuro? ¿Cuáles son los retos?

–Estoy impresionado por el gran nivel de talento y la gran formación de las generaciones más jóvenes de músicos en España. El desafío de toda orquesta está en mantenerse lo suficientemente flexible para responder de forma efectiva a una sociedad cambiante, con una mayor presencia online, una oferta más variada de formatos de conciertos, nuevas propuestas a las familias, un entorno multimedia ampliado y presentaciones colaborativas. Algunas de estas iniciativas pueden requerir muchos recursos y, por ello, están fuera del alcance de muchas orquestas. Como una orquesta pequeña, debemos ser prudentes en la inversión de nuestros limitados recursos. Debemos estudiar cuidadosamente el mercado para determinar dónde comprometer nuestros recursos para un mayor impacto y construir nuestro propio proyecto que aborde las necesidades culturales específicas de la comunidad a la que servimos. Mi objetivo personal es aumentar la participación de la juventud y las familias de Navarra, para que podamos comenzar a construir relaciones que duren toda la vida.

¿Qué huella le gustaría dejar en Navarra y qué orquesta le gustaría construir en estos años de director?

–Me siento optimista respecto a lo que podemos lograr juntos en los próximos años. Nos guía la misión fundamental de acercar la música a la gente de Navarra y más allá, y hacerlo con optimismo, energía e imaginación. Espero fomentar una cultura de hacer música que esté llena de un sentido de propósito y vitalidad. Deseo que nuestra orquesta tome la rica tradición cultural que hemos heredado y transmita este tesoro a la siguiente generación con una nueva vida y significado. Si al llevar esto a cabo somos capaces de ganarnos el respeto más allá de nuestra comunidad, nos daría la fuerza para continuar trabajando y creciendo para ser una institución de la que los navarros y las navarras puedan sentirse orgullosos.