Asomarse a la trastienda de las fotografías, al momento en el que cobraron vida y a las intenciones y experiencias de quienes las realizaron. Imagen y palabra juntas. Es el objetivo principal de la exposición Basado en hechos reales, una selección de 110 imágenes tomadas por fotógrafos españoles y portugueses entre 1950 y la actualidad, acompañadas de textos que les dan contexto o cuentan un relato, que la Sala de Armas de la Ciudadela de Pamplona acogerá hasta el 16 de abril de la mano de la Fundación Foto Colectania. Entre las/os autoras/es, nombres como los de Cristina de Middel, Gervasio Sánchez, Alberto García-Alix, Cristina García Rodero, Carlos Cánovas o Paco Gómez, entre otros.

Creada en 2002, la Fundación Foto Colectania cuenta con una extensa biblioteca dedicada a la fotografía y más de 3.000 imágenes que ha exhibido en más de 140 ciudades. Y es que, como señala su director, Pepe Font de Mora, la premisa de los responsables de esta iniciativa siempre ha sido "compartirla". "Somos una fundación privada con vocación pública", cuya labor trata de cumplir el propósito de "ser útil a la sociedad", a través de actividades pedagógicas y de exposiciones como la que se acaba de inaugurar en Pamplona y que supone la tercera colaboración entre esta entidad y el Ayuntamiento de la capital navarra.

En concreto, según explica Font de Mora, la idea de Basado en historias reales surgió durante el confinamiento. "Entonces nos replanteamos cómo mostrar la colección", y a la comisaria Irene de Mendoza se le ocurrió que era la ocasión perfecta "para volver al momento tranquilo", a "dedicar tiempo a mirar una fotografía", en contraste con lo que sucede hoy en día, cuando "los jóvenes consumen una gran cantidad de imágenes en milésimas de segundos". Y para provocar esa sensación de calma y disfrute, "qué mejor que la información sobre su trabajo que nos podían proporcionar los propios artistas". Y es que, como abunda el director de la colección, "si algo hemos hecho bien en estos años ha sido mantener el contacto con ellos". De este modo, la mayoría de los textos que se exhiben en la exposición han sido escritos específicamente para ella por las/os fotógrafos, aunque, en algunos casos, dado que ya han fallecido, ha sido una tarea realizada por sus herederos o por expertos en su trabajo.

Por ejemplo, el navarro Carlos Cánovas ha escrito su texto y el de Paco Gómez, “por resonancias”, indica Font de Mora. Y el propio Cánovas dice ser consciente de la “reticencia” que muchos fotógrafos tienen a la hora de poner en palabras lo que han captado con la cámara, pero a la vez defiende que “imagen y palabra vienen del mismo sitio y van al mismo lugar". Y obedecen a la misma “necesidad de expresión”.

Otro de los ejes de la propuesta tiene que ver con las obras elegidas, que “no son los grandes iconos de estos artistas”, sino aquellas otras piezas que muchas veces se suelen quedar sin mostrar y que, una vez que la mirada regresa sobre ellas, sorprenden hasta a sus propios creadoras/es. Es el caso de la imagen de Alberto García-Alix, un retrato del empresario navarra Jesús Huarte y su madre, Adriana Beaumont Galduroz. “Fue uno de mis primeros clientes. El trabajo lo hice en su casa de Puerta de Hierro, era muy bonita y con un aire arquitectónico como japonés. Don Jesús Huarte es un hombre sensible y bueno, y fue, si no me equivoco, el primero que me encargó un trabajo de fotos en plan ‘quiero que me hagas una foto con mi familia y te pagaré lo que me pidas por hacerla”, relata García-Alix sobre la vida privada de esta imagen

Del álbum íntimo a la fotografía experimental

Las 110 imágenes de la muestra se agrupan en cuatro apartados que permiten al público adentrarse en las ideas y emociones que manejaban sus autoras/es en el momento en que las captaron. Así, en Álbum personal se pueden ver obras del Diario personal de José Manuel Castro Prieto. También de Javier Campano, que define sus fotos como “más personales que documentales”. “El intimismo que tienen es un reflejo de mí mismo”, dice. En Niños en el camino, Sobrepiedra, Asturias 1968, el magnético Gabriel Cualladó fotografía a dos de sus hijos bajando a bañarse en el Sella, y Karin Leiz escribe un emotivo y literario texto en torno a Imagen blanca, 1959, de su marido, Leopoldo Pomés, ya fallecido. También se enmarcan en este epígrafe 

En Historias construidas, entre otras se muestran trabajos de fotógrafos documentales como Ramón Masats (Las Ramblas, 1956), Manel Armengol (Gentes del Raval, 1958), Pilar Aymerich (Manifestación convocada por la Asamblea de Catalunya el 8 de febrero de 1976), o Gervasio Sánchez (Battambang, Camboya, 1996); antropológicos como Rafael Sanz Lobato (Carabaña, 1966); de viajes como Toni Catany (Salamanca), y contemporáneos como Jorge Ribalta, que en Sur l’herbe muestra una serie de imágenes tomadas durante el Sónar de Barcelona en las que el público es el “auténtico espectáculo del festival”.

En Paisajes reales-Paisajes imaginarios, conviven fotógrafos con fuertes vínculos estilísticos como Carlos Cánovas (Cardedeu, Vallès Oriental, 1990) y Paco Gómez (Tapia y árbol, 1962) y Manolo Laguillo (Final de República Argentina, 1979) y Humberto Rivas (Violeta la Burra, Ca. 1979). Y otros como Cristina García Rodero (Pequeño Hollywood, Tabernas, Almería 1991) o Luis Vioque (Playa de Sant André, 2001). 

Por último, en La (otra) historia de la fotografía se presentan imágenes más experimentales de autores tan reconocidos como Chema Madoz, aquí con fotografías de pequeño formato que reflejan a su padre en el trabajo en los años 80, “cuando yo trataba de encontrar una manera diferente de contar las cosas”. También están los primeros fotomontajes de Joan Fontcuberta, además una foto de la serie Party, que Cristina de Middel, actual presidenta de la Agencia Magnum, ideó sobre la base del Libro Rojo de Mao, entre otras.  

Una proyección de imágenes con la voz de varios/as fotógrafos/as de directos de Instagram grabados "a las dos semanas de decretarse el confinamiento" completan la muestra.