Una derrama por unas obras o situar unas antenas o unas placas solares dependen de la comunidad de vecinos en cualquier inmueble, pero también la colocación de una placa dedicada a Gabriel García Márquez en la casa donde vivió en Barcelona, vetada hasta ahora por los ocupantes del número 6 de la calle Caponata.

En la calle Caponata estuvo viviendo Gabo entre el 6 de febrero de 1969 y 1975, cuando se marchó con su familia de vacaciones a México, pero adonde ya no volvió ante la incertidumbre por la muerte del dictador Franco y tras haber escrito "El otoño del patriarca", protagonizada por un dictador.

A pesar de los intentos del Ayuntamiento por situar una placa conmemorativa en recuerdo del autor de "Cien años de soledad", cuyo éxito conoció ya instalado en la Ciudad Condal, fuentes del Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) han señalado a EFE que "la placa solo puede instalarse si hay unanimidad entre los vecinos y un solo voto en contra lo puede impedir".

En los últimos años han prosperado en Barcelona otras placas que recuperan la memoria de autores latinoamericanos como Rubén Darío, Rómulo Gallegos o Roberto Bolaño, pero el reconocimiento a los escritores del "boom" que vivieron en Barcelona brilla por su ausencia.

La misma regla de la comunidad de vecinos ha regido para colocar una placa en el número 50 de la calle Osi, donde vivió el otro ilustre del "boom", Mario Vargas Llosa, en la misma manzana que García Márquez.

El presidente de la escalera de la calle Caponata, Joan Palà, ha argumentado, en declaraciones a "La Vanguardia", que la negativa a la identificación de la vivienda de García Márquez es más una cuestión de "discreción y seguridad", ante el temor de que el lugar se convierta en destino de peregrinaje.

Habituales en otras ciudades como en Madrid, en Granada, en Sevilla o en Segovia, Barcelona ignora a algunos de sus históricos ilustres vecinos y no cuentan con una placa oficial allí donde moraron ni el editor Carlos Barral, ni Pablo Picasso, ni siquiera Miguel de Cervantes, cuyo domicilio ubicó con exactitud Martín de Riquer en el número 2 del Paseo de Colón y durante el verano de 1610.

De momento, el mayor reconocimiento que tiene García Márquez en Barcelona es la última biblioteca pública inaugurada en la ciudad, ganadora del Premio de la Ciudad en el apartado de Arquitectura, obra de Elena Orte y Guillermo Sevillano, del estudio Suma, junto a la cual recientemente se ha inaugurado la plaza Carmen Balcells, en honor a la superagente literaria que pilotó el éxito de aquel "boom latinoamericano".