Mujer mayor de 55 años. Es el perfil medio de las personas asistentes a los clubes de lectura de Navarra, según el estudio de impacto que estas actividades tienen en el territorio foral encargado por el Servicio de Biblliotecas y elaborado por la especialista Alicia Sellés, que, entre sus principales conclusiones, destaca cómo estos encuentros “favorecen el desarrollo personal y la cohesión social”. La necesidad de incrementar las sesiones y la dotación de libros en euskera y la constatación de que esta práctica va “mucho más allá de la lectura” son, asimismo, dos de las principales aportaciones del informe.

El Estudio de impacto y caracterización de los clubes de lectura promovido por el Gobierno foral a través del Servicio de Bibliotecas se ha realizado con los datos obtenidos de las 535 encuestas realizadas en 175 clubes de 70 municipios de la Comunidad Foral, en los que participan cerca de 2.400 personas. “Este trabajo es fundamental por lo que supone de evaluarse y analizarse y porque disponer de datos permite saber si se están cumpliendo los objetivos”, apunta Asun Maestro, directora del Servicio de Bibliotecas del Ejecutivo navarro. Resulta “importante poner en valor prácticas ciudadanas” como las que representan los clubes de lectura, que constituyen el 30% de las actividades que realizan la red de bibliotecas públicas durante todo el año; es decir, 1.345 de un total de 4.448. “Si la biblioteca es un espacio de ciudadanía, el club va más allá y se convierte en un lugar de reflexión. Son universos de personas, ideas y opiniones”, dice Maestro. Y añade: “Son la vida misma” y en sus sesiones se disfruta de “confianza y complicidad, tranquilidad y sosiego”.

En la misma línea, la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, subraya que los clubes de lectura son “motores de cultura y espacios de socialización”. “Desde que se iniciaron en la Biblioteca de Barañáin en el año 2000, se han multiplicado no solo en número, sino en tipos, temáticas y entidades que los promocionan”, surgiendo grupos también en asociaciones culturales, centros escolares, librerías...; en euskera, castellano, inglés, para público infantil y juvenil, de lectura fácil, presenciales y virtuales. “Se trata de una comunidad lectora para cuyos miembros leer y conversar sobre lo leído supone todo un acto social, un ejercicio de diálogo y de respeto por las otras personas y sus opiniones, y una reflexión colectiva sobre los temas más diversos”. De ahí que la investigación haya recogido información sobre aspectos muy variados como el desarrollo personal, el bienestar, el aprendizaje a lo largo de la vida, los hábitos culturales o la dimensión comunitaria de los clubes, “es decir, el establecimiento de redes y conexiones interpersonales”, que promueven la integración y la convivencia.

Esnaola puso el foco también en el hecho de que la conversación que se produce en los clubes “ayuda a una mejor comprensión y a una ampliación y diversidad de miradas sobre un mismo texto, lo que favorece la aceptación de la diversidad, puesto que se da visibilidad a otras culturas y expresiones”.

Un enfoque “atrevido”. Hipótesis confirmada: mucho más lectura

Realizar este estudio tal y como se ha hecho es “atrevido”, ya que va más de los datos estadísticos y “nos ayuda a mirar lo que pasa en las bibliotecas de otra manera”, señala Alicia Sellés, experta en el análisis y planificación de sistemas bibliotecarios y miembro del Patronato de la Biblioteca Nacional, entre otras cosas.

De entrada, el informe ha servido para “demostrar la hipótesis de que los clubes son mucho más que lectura” y aportan beneficios en cuanto al “desarrollo personal” y al “capital social”. En cuanto a los datos principales recabados en la investigación, cabe destacar que las bibliotecas públicas “lideran la organización” de más del 70% de los 175 clubes activos, quedando el resto en manos de asociaciones, librerías, residencias y otros agentes. La mayoría de ellos suman más de 20 años de trayectoria y la mayor parte de los miembros lleva una media de cinco asistiendo a las sesiones, que “cada año se renuevan con nuevos asistentes”. 

La existencia de los lotes proporcionados por el Servicio de Bibliotecas y formados por más de 1.100 libros es fundamental para su funcionamiento y las bibliotecas públicas son el espacio donde se reúnen la mayor parte de los grupos.

Encuentro de coordinadoras/es de clubes de lectura de Navarra celebrada a finales del año pasado. Iñaki Porto

Perfil. Mujeres diversas y empoderadas

El perfil medio de la persona asistente a un club de lectura es una mujer de más de 55 años, y, en términos generales, la mayoría de las/os participantes también son mujeres que, al contrario de los participantes masculinos, son más diversas en lo que se refiere a edad, nivel de estudios o sector de actividad. En este ámbito, el estudio refleja que estos encuentros son “una oportunidad para el empoderamiento y desarrollo cultural” de la población femenina, que reconoce que, gracias a ellos, ha ampliado conocimientos, intereses e inquietudes. 

De otro lado, los porcentajes de asistencia demuestran que en esta práctica se refleja lo mismo que ocurre en la sociedad en general. Y es que el 60% de los hombres dice acudir a todas las sesiones, frente al 45% de las mujeres; cuestión que se relaciona con las cargas familiares y las responsabilidades laborales.

Siguiendo con el perfil de las/os participantes, la mayoría tiene más de 60 años y una amplia mayoría, más de 65. Sellés se detiene en este punto para llamar la atención sobre un dato: el último estudio de los hábitos lectores en el Estado indicaba la tendencia a la baja en los mayores de 65%, “pero en Navarra sucede lo contrario”. 

Respecto a la procedencia de los miembros, la mayoría tiene nacionalidad española y estudios universitarios (57%) o medios (23%). Además, casi un 60% tienen una implicación en la vida asociativa y el tejido sociocultural de su comunidad, con asistencia frecuente al cine, teatro o exposiciones, y la mayoría se declara muy lector/a (lee bastante o mucho más de lo pautado en el club). 

Generalistas, mensuales y en castellano

El informe de impacto indica que el 99% de los clubes son presenciales y el 100% gratuitos, aunque en algunos se requiere la adquisición de ejemplares, “y en los que no también se decide comprar alguno de los títulos porque es una buena práctica de apoyo al sector”, apunta Sellés.

La mayoría de los grupos (74%) son generalistas, frente al 26% de especializados (cómic, cine y literatura, novela negra, inglés...), y estos últimos se celebran sobre todo en Pamplona. El número de participantes oscila entre las 10 y las 20 personas, menos en el caso de las actividades en euskera, mucho más recientes. Y más del 80% mantiene encuentros mensuales.

Territorio y lengua. Más libros en euskera

Los clubes de lectura tienen repercusión en todo el territorio y más de 70 municipios navarros tiene al menos uno. Por zonas, en el área de Pamplona hay 16 localidades con club; seguida de la zona de Sangüesa / Aoiz, con 13; la de Estella, con 12; la de Tudela, con 11, y la de Olite / Tafalla, con 8 municipios. En este apartado, el informe remarca cómo estos grupos “proporcionan visibilidad y generan un circuito” para las/os autores locales

El estudio también dedica un apartado al euskera, con clubes –un 13% del total– que han crecido sobre todo en los últimos cinco años, y se fija en el hecho de que en el I Plan Estratégico del Euskera elaborado por el Gobierno de Navarra (2016-2019) “no había referencias ni a la lectura ni a la actividad de las bibliotecas”. 

En cuanto a las/os participantes, la mayoría valora esta práctica no tanto para mejorar sus competencias lingüísticas como “desde el punto de vista de identidad y de encontrar un espacio social donde hablar en la lengua propia”. Y “una de las demandas clarísimas de las personas encuestadas” tiene que ver con la ampliación de los lotes de libros físicos disponibles en euskera. En este punto, la experta hace referencia al II Plan Estratégico del Euskera (2020-2027), ya que incluye el aumento de fondos bibliográficos en euskera, y afirma que “sería una oportunidad que estas adquisiciones contemplaran su uso por parte de los clubes de lectura”.

MÁS DATOS

  • 9-10 libros de media. El número de lecturas que realiza cada club de lectura depende de su periodicidad, pero en la gran mayoría se leen entre 9 y 10 obras al año.
  • Lecturas. Se lee mayoritariamente libros generalistas (97%), datos que “seguramente está relacionado con la oferta de los lotes”; seguido por el cómic y la novela gráfica (28%), y muy lejos de otros formatos como las revistas, los contenidos audiovisuales, los álbumes ilustrados y los recursos electrónicos. 
  • Dinámicas de grupo. Las personas encuestadas destacan que los clubes de lectura favorecen aprender a escuchar, a expresarse y a hablar en público, a discutir con respeto, y a respetar el turno de palabra, a tener flexibilidad en las opiniones, a ser crítico, a analizar la realidad y a ver distintas percepciones, entre otras cosas. También opinan que gracias a esta actividad han desarrollado la capacidad de leer libros que de otra manera no leerían, el conocimiento de distintos escritores y formas literarias o de otras culturas. 
  • Figura clave. El 95% de los clubes cuenta con coordinador/a, que suelen ser bibliotecarias/os, pero también maestros, educadores sociales, voluntarios o personal contratado.