Es curioso ver cómo casi en cada edición Estados Unidos tropieza en la piedra del Mundial de baloncesto: en 19 veces que se ha jugado, apenas 5 oros, 3 platas, 4 bronces, y hasta en 7 ocasiones sin subir siquiera al podio. Nada que ver con sus resultados en los Juegos Olímpicos: 16 oros, 1 plata y 2 bronces en 19 participaciones.

Y el motivo es evidente: la selección consigue convencer a los mejores jugadores para ir a los Juegos, que el gran público estadounidense vive con fervor, pero se las ve y se las desea para el Mundial, que se ve que no causa un especial entusiasmo por allí. Al de este año en Filipinas, Japón e Indonesia, EEUU ha llevado un equipo que podría definirse como entre la selección B y la selección C. Pero, claro está, con eso ya no le vale para ganar el título. No cuando varios de sus rivales actúan con sus mejores jugadores, todos ellos curtidos y cada vez más protagonistas en la misma liga, la NBA, de la que salen ellos.