El Banco de España ha insistido en su recomendación a la banca de realizar provisiones ante la posible materialización de los riesgos macroeconómicos y que lo haga "adecuadamente y a tiempo", tras señalar que la posibilidad de que el país experimente una recesión económica es mayor.

El supervisor mantiene su escenario central de crecimiento económico para el Estado español, que contempla un aumento del PIB del 4,5% para 2022, del 1,4% para 2023 y del 2,9% para 2024, pero ha advertido de que la posibilidad de que se registre una corrección de la actividad económica ha aumentado en los últimos meses, en un contexto de elevada inflación persistente y la prolongación de la guerra en Ucrania.

En este contexto, el director general de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución, Ángel Estrada, ha recalcado que el mensaje que el supervisor lleva trasladando en sus comparecencias e informes en los últimos trimestres es pedir a las entidades que "tengan en cuenta el entorno macroeconómico actual" y que "provisionen adecuadamente, a tiempo, que estresen sus modelos", según ha trasladado en la presentación este viernes del Informe de Estabilidad Financiera de otoño de 2022.

Este informe incluye una evaluación de la capacidad de resistencia del sector bancario español, que mantendría un nivel de solvencia agregado "adecuado" ante la materialización de los riesgos macroeconómicos, pero ha insistido al sector que se mantenga "cauto" a la hora de diseñar sus planes de provisiones y de asignación de capital por la posibilidad de que se materialicen esos riesgos.

En concreto, el supervisor ha evaluado la solvencia del sistema bancario español para el horizonte 2022-2024, donde se han considerado un escenario base, más cercano a las previsiones económicas con un crecimiento acumulado del PIB del 9,8% para el periodo, y un escenario adverso de deterioro de las condiciones macrofinancieras, incluyendo una inflación más elevada y persistente en el tiempo, un endurecimiento significativo de las condiciones financieras y una contracción acumulada del PIB del 1,3% en el horizonte contemplado de 2022-2024.

La elevada inflación que contempla el Banco de España en este escenario negativo se trasladaría a los costes de hogares y empresas y repercutiría en unas condiciones financieras mucho más estrictas, por el endurecimiento de la política monetaria y un cierto aumento de las primas de riesgo, que reducirían los niveles de consumo e inversión de los agentes.

El supervisor también ha tenido en cuenta otras geografías en las que operan los bancos españoles, como México, Brasil o Turquía, y para el escenario adverso recoge una situación de estanflación generalizada, con bajo crecimiento económico y alta inflación.

Así, la conclusión del análisis es que la solvencia agregada de las entidades se mantendría en "niveles adecuados" frente al impacto económico asumido en el escenario adverso. Sin embargo, el supervisor recalca que este impacto sería "heterogéneo" en función de la entidad.

En concreto, para los bancos españoles con presencia internacional, y que están supervisadas por el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de España calcula que, partiendo de una ratio de capital CET1 del 12,3%, este nivel aumentaría al 12,6% en el escenario base, mientras que en el adverso caería al 10%. El resto de entidades supervisadas por el BCE --que no cuentan con negocio en el extranjero-- partirían de una ratio CET1 del 13,1%, y aumentarían su solvencia en el escenario base al 14%. En el peor escenario, la reducen hasta el 9,9% en 2024.

El Banco de España señala en su informe que la generación de recursos y las provisiones para cubrir deterioros servirían para sostener la rentabilidad y la solvencia de ambos grupos de bancos, destacando también el impacto positivo que tendría la actividad en el exterior de los bancos con presencia en el exterior. En el peor escenario, estos elementos positivos no compensarían las pérdidas por deterioros en el país, por lo que se reduciría la solvencia de las entidades de ambos grupos.

En cuanto a las entidades bajo supervisión directa del Banco de España, parten de una ratio de CET1 del 19,1% en 2021 y mejoran su solvencia en ambos escenarios, hasta el 22,2% en el escenario base y el 20,6% en el adverso. El supervisor explica que este aumento de la solvencia en ambos escenarios se apoya en un modelo de negocio "más sencillo" y con menor asunción de riesgos.

La institución sostiene que la materialización de los riesgos macroeconómicos podría tener un impacto significativo en términos de consumo de capital, si bien la capacidad de absorción de pérdidas del sector es "suficiente" para mantener un nivel de solvencia agregado adecuado.

Sin embargo, pide cautela a la hora de interpretar la prueba de resistencia que ha realizado por la "mayor incertidumbre" en el entorno económico y señala que el uso de escenarios con mayores subidas de tipos de interés es "una ruptura" con respecto a otras pruebas que ha realizado en años más recientes, donde se ha estado midiendo una contracción de la demanda por la pandemia de Covid-19.

Además, ha pedido un "posicionamiento cauto" del sector al considerar sus planes de provisiones y de capital, así como una "vigilancia estrecha" de la evolución macroeconómica con el objetivo de que se actúe con rapidez si finalmente se materializan los riesgos considerados en el análisis.

Sobre la política de remuneración de dividendos, Estrada ha señalado que los ratios medios de 'pay-out' de la banca española se encuentran en torno a la media, o incluso por debajo, del resto de sistemas bancarios europeos y que bajo esa perspectiva estos niveles "no son excesivos", si bien la recomendación de cautela en la asignación de capital sigue estando encima de la mesa.

LÍNEA DE AVALES COVID-19

Por otro lado, el Banco de España señala que los préstamos avalados por el ICO continuaron mostrando un cierto deterioro, aunque avanzó a un ritmo menor que en semestres anteriores, mientras que los préstamos vivos vinculados a moratorias vencidas mejoraron ligeramente su calidad crediticia.

En concreto, el porcentaje de préstamos avalados por el ICO en vigilancia especial pasó del 20,2% en diciembre de 2021 al 22,8% en junio de este año, mientras que el porcentaje de dudosos pasó del 3,5% al 4,8% en el mismo período. Sin embargo, el peso en el conjunto del crédito ICO de los clientes con alguna exposición dudosa, sea en una operación con aval del ICO o en otra sin la presencia de esta garantía, se redujo ligeramente respecto al trimestre anterior, del 12,9% al 12,6%.

Por su parte, en los préstamos vivos vinculados a moratorias Covid-19 vencidas, el porcentaje de los que se encuentran en situación dudosa se situó en el 10,7% en junio de 2022, frente al 11,1% de diciembre de 2021. Respecto al porcentaje de los que se encuentran en vigilancia especial, este ha aumentado ligeramente, del 20,2% al 20,6%.

Por otro lado, el Banco de España ha estudiado también la situación, en términos de riesgo de crédito, de las empresas que se han beneficiado de la extensión de los periodos de carencia de la línea de avales Covid-19 y concluye que estas extensiones ofrecen "señales de una menor capacidad de pago" a corto plazo de las empresas. Sin embargo, esta se ha materializado hasta el momento, sobre todo, como un deterioro latente, en forma de un mayor peso de las exposiciones en vigilancia especial.

Por otro lado, la ratio de dudosos se situó a junio de 2022 en el 3,8%, bajando del 4% por primera vez desde diciembre de 2008, mientras que el porcentaje de créditos en vigilancia especial y refinanciados descendieron en el último semestre, si bien los préstamos en vigilancia especial se mantuvieron por encima de niveles prepandemia.