La vivienda no se libra de los cambios que impone la transición energética. Un reto colosal y con plazos que se van estrechando y al que acompañan regulaciones cada vez más concretas. La última es una directiva europea de obligado cumplimiento, en trámite de ser reformada y aplicada y que, en la práctica, da diez años de plazo para rehabilitar energéticamente más de 270.000 viviendas solo en Navarra. Ocho de cada diez deberían afrontar una costosa reforma –el coste medio, en la actualidad ronda los 15.000 euros después de las ayudas– para lograr una certificación energética al menos D o superior. De lo contrario, no podrían ser vendidos o alquilados.

“El Gobierno de Navarra es todavía más exigente y en su Ley de Cambio Climático adelanta el objetivo a 2030 y lo hace aún más exigente, al pedir un cerficado energético C o superior. Esto es directamente imposible”, explica Peio Mendia, presidente del colegio de administradores de fincas de Navarra, que tampoco considera factibles los plazos que se plantean en la Unión Europea.  

En Navarra, según los cálculos realizados por Masteos, empresa especializada en la inversión, un 81,7% de la vivienda de Navarra tiene una baja calificación energética. Un dato algo mejor que la media española, que se aproxima al 85% y que tiene en la Comunidad Autónoma Vasca el territorio con más tarea pendiente. Allí, debido a la antigüedad de los edificios, nueve de cada diez viviendas tienen una baja certificación energética. En Navarra, la edad media del parque de viviendas es algo inferior, pero en todo caso se aproxima ya a los 45 años (cuatro de cada diez superan ya el medio siglo de antigüedad), frente a los casi 47 años de la CAV.

Más de 45 millones en subvenciones

El reto es, en todo caso, formidable, teniendo en cuenta que en la última década el Gobierno de Navarra ha tramitado expedientes para rehabilitar unas 50.000 viviendas. Habría que multiplicar por seis el ritmo de ejecución para cumplir con unos objetivos de transición energética que comprometen a casi todos los sectores económicos y que buscan asimismo transformar los hábitos de consumo de millones de personas. En Navarra, la vivienda, junto con los servicios, es responsable de apenas el 9% de las emisiones, según los datos del informe energético presentado esta semana por ELA. Mucho más peso tiene la industria (26%), el transporte (21%) o la propia generación eléctrica de las centrales de ciclo combinado de Castejón, que suponen por sí solas una quinta parte de las emisiones totales de Navarra. “Estas instalaciones asociadas al negocio y a las energías fósiles no deben tener cabida en una transición energética justa”, explica el sindicato. 

La vivienda debe, en todo caso, poner de su parte. Y 2023 ha sido un año de intensa actividad en el sector de la rehabilitación, como muestran los datos del Departamento de Vivienda del Gobierno de Navarra. Si en 2022 entraron 41 expedientes de rehabiliación energética de edificios, hasta el 21 de diciembre de este año su número alcanzaba ya los 183. En el caso de las viviendas, el crecimiento resulta también muy importante, al pasar de 998 a 1.747.

Todo ello se traduce asimismo en un importante esfuerzo económico desde la administración, que ha concedido ya subvenciones por valor de 43,77 millones de euros, una cifra que, seguramente, sea muy inferior a la del año que viene. Con los presupuestos en fase todavía de elaboración, las ayudas podrían alcanzar los 100 millones de euros. El crecimiento durante la última década ha sido continuo: de 8,3 millones en 2014; a casi 25 millones en 2019 y a aproximarse a los 45 millones durante este año 2023. 

Incertidumbre: ¿habrá fondos Next el próximo año?

Porque el aluvión de expedientes de las últimas semanas está siendo importante. En principio, los proyectos que se presenten durante este año tienen derecho a acumular las ayudas del Estado, procedentes de fondos europeos Next Generation, las del Gobierno de Navarra y las del propio municipio, en el caso que se tenga derecho a ellas. “Next Generation comprendía en principio los años 2022, 2023 y 2024, pero en este momento desde Vivienda no nos aseguran que vaya a quedar dinero para el próximo ejercicio, por eso mucha gente está aprovechando para presentarlas antes de fin de año, porque el dinero se concede según el orden en que se hayan presentado los expedientes”.

No se descarta, en todo caso, que el año que viene siga habiendo disponibilidad de fondos. Puede depender –explican en Vivienda– de si otras comunidades agotan las subvenciones. Quienes se hayan presentado y estén en la lista pueden entrar por tanto en la repesca.  

La posibilidad de acumular las ayudas ha elevado la cobertura de las subvenciones hasta el entorno del 60% del coste de la obra, un apoyo muy fuerte que, sin embargo, sigue resultando escaso para muchos ciudadanos, que deben ir adelantando dinero hasta que se resuelve el expediente y se concede la subvención. Deben para ello echar mano de los ahorros si es que los tienen o buscar financiación externa. Un asunto a veces complicado en el caso de que se trate una vivienda recién comprada: la banca no incluye el coste de la rehabilitación en el importe de la hipoteca.