La rápida urbanización que se está produciendo en el mundo entero está dando lugar a un aumento de la contaminación del aire, aumento de habitantes en barrios pobres y una insuficiencia de infraestructuras y servicios.

Las cifras indican que los edificios en los que nos movemos cotidianamente generan el 40% de nuestras emisiones, además de apuntar que en 2030 aumentará en un 60% el número de personas que habiten en las grandes ciudades.

Como consecuencia, la Unión Europea se ha comprometido plenamente a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, que luchan por conseguir unas ciudades y territorios más inclusivos, seguros, sostenibles y conectados.

Es, por ello, que Europa ha establecido una hoja de ruta de desarrollo sostenible desde el ámbito de la planificación, el desarrollo, la gobernanza y la administración a través de innovaciones en el diseño, la legislación y las políticas económicas y urbanísticas, impulsando diversas iniciativas a través del Green Deal o Pacto Verde Europeo, que se han convertido en una “brújula” para los estados miembros.

Programas como el New Bauhaus están permitiendo que la transición hacia un modelo más sostenible sea una realidad tangible para todos los ciudadanos. Un proyecto medioambiental, económico y cultural cuyos valores esenciales son la sostenibilidad, la estética y la inclusividad, al que Navarra ha concurrido a través de un consorcio público-privado liderado por NASUVINSA y conformado por la UPNA y UNAV, entre otros agentes, y donde se postula como uno de los cinco territorios piloto de Europa.

El objetivo principal es generar un modelo para la concepción, diseño, acceso, uso, disfrute y gestión de entornos habitados de uso diverso; residencial, industrial, cultural/mixto y recreativo.

En este contexto, de organizar y definir el uso del territorio y del suelo de acuerdo con el interés general, el Gobierno foral ha fijado entre sus objetivos prioritarios la descentralización de las ciudades basada en la reorganización de los puntos de acceso a las necesidades básicas (vivir, trabajar, comprar, etc.), de manera que los ciudadanos tengan todo a su alcance y no tengan que invertir más tiempo del necesario.

Ordenación del espacio

Las políticas públicas que Navarra está desarrollando en materia de urbanismo sostenible y transición energética, por medio de la sociedad pública Nasuvinsa, ya se están implementando en los planteamientos municipales de numerosas localidades navarras, en colaboración con la FNMC.

Se han diseñado y desarrollado Planes Sectoriales de Incidencia Supramunicipal (PSIS), así como redactado distintos Planes Municipales y Estrategias y Modelos de Ocupación del Territorio (EMOT) a través de la dirección general de Ordenación del Territorio, vinculados a la Estrategia Territorial de Navarra (ETN).

Cabe citar que la Comunidad Foral fue pionera en el Estado en aprobar en 2005 un instrumento para desarrollar a escala local la Estrategia Territorial Europea. Aquella ETN tuvo tres ejes: un territorio competitivo y cohesionado, accesible y conectado y culto y de calidad.

Tras 18 años de vigencia, la s necesidades y los retos actuales han cambiado y es, por ello, que ahora la ETN se encuentra en proceso de revisión. El escenario actual requiere abordar temas como el cambio climático y la movilidad eléctrica y conectada, la alimentación saludable, actuaciones de mejora de eficiencia energética, la accesibilidad y la preservación del paisaje o el despoblamiento y el papel de las zonas rurales.

En este objetivo, la participación y la concertación constituyen una herramienta imprescindible para su éxito.

El Gobierno foral ha diseñado, para ello, dos procesos de participación en los cuales se pretende involucrar a diferentes agentes sociales y territoriales, así como a la propia ciudadanía, a la hora de diagnosticar y realizar propuestas y de diseñar una estrategia más inclusiva que responda a las diferentes necesidades del territorio.

Como conclusión, la actualización de la ETN, de carácter transversal en todos los Departamentos del Gobierno, apuesta por un modelo territorial de asentamientos urbanos compactos, densos y con diversidad de usos, con una gestión racional del suelo y los recursos naturales, que permita un modelo de movilidad menos dependiente del transporte motorizado, electrificado y con una estructura de transporte público adaptado a la realidad del territorio, junto a acciones para convertir a las ciudades medias como Tudela, Estella-Lizarra, Altsasu / Alsasua, Sanguesa / Zangoza o Elizondo en polos de vertebración.

Esta apuesta por la sostenibilidad territorial se ha convertido en un principio rector de los procesos de ordenación. Está teniendo una implementación con materialización real de actuaciones con ejemplos como los proyectos relacionados con la amabilización de los cascos históricos de Lekunberri, Esparza de Salazar o Roncal / Erronkari; acciones relacionadas con la movilidad sostenible en Urroz Villa; adecuación sostenible de la red de caminos peatonales y ciclables en el Valle de Aranguren; o el plan de movilidad urbana sostenible de Ansóain, entre otros.

Retos actuales

  • Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, según los objetivos para el Desarrollo Sostenible que fija la ONU para 2030. Se trata de uno de los retos más complicados porque a medida que avanza el tiempo las ciudades serán más grande, habrá más personas viviendo en ellas y los problemas crecerán de la misma manera. Por eso hay que plantear de una manera muy rápida una estrategia para evitar que la pobreza, la contaminación, la vivienda o el transporte sigan suponiendo dificultades a las personas.


  • Para alcanzar este objetivo, se debe afrontar el urbanismo teniendo en cuenta a la agenda urbana y a la ciudad post-COVID19, así como la gentrificación turística de los centros urbanos, la movilidad como factor determinante de la salud, las nuevas formas de dar cumplimiento al derecho constitucional de acceso a la vivienda, la cohesión e integración social y la necesidad de evaluar la sostenibilidad de los instrumentos de planeamiento urbanístico y territorial.