Japón es el destino elegido. Imanol Arregui volverá a sentarse en un banquillo de fútbol sala tras dejar el año pasado el Xota y el equipo en el que proseguirá su carrera como entrenador será el Nagoya Oceans de la F-League nipona –la máxima categoría del país asiático– por el que ha firmado para las próximas tres temporadas. “Es una etapa muy ilusionante tanto para mí como para mi familia. Va a ser difícil, pero es un reto personal”, explicaba ayer en su Irurtzun natal ante los medios de comunicación, al dar a conocer una noticia que horas antes oficializaba su nuevo club.

El 8 de abril empezará a dirigir a sus nuevos jugadores, una preparación con vistas al primer título, la Copa Oceans, que se iniciará el 13 de mayo; y a la competición liguera, que comenzará el primer fin de semana de junio. Más tarde tendrá que parar, ya que del 14 de septiembre al 6 de octubre se juega el Mundial en Uzbekistán.

En la despedida de ayer también estuvo su hermano y presidente del Xota, Tatono (2º por la i), directivos de la entidad, familiares y amigos. Beatriz Equísoain

Estaba previsto que Imanol, junto a su mujer Patricia Gutiérrez y su hijo Egoi, emprendiera hoy un viaje de 23 horas que le llevará a Japón, con escala en Estambul. Después de 37 años dedicados al Xota, 22 al frente de su banquillo, el preparador de Irurtzun asumirá una nueva responsabilidad “en el mejor” equipo de la Liga nipona, que durante las últimas cinco campañas ha entrenado el murciano Juan Francisco Fuentes, y donde juega el ex del conjunto verde Tomoki Yoshikawa o Andresito, que en su día defendió la camiseta del Ribera Navarra. Además, vivirá en una ciudad, Nagoya, ubicada en la costa del Pacífico y que, con 2,3 millones de habitantes, es la capital de la Prefectura de Aichi y la cuarta más grande en población de ese país. “Me asusta porque soy un empanado y me pierdo hasta en Pamplona”, bromeaba. “Me dijeron que voy a vivir a 25 minutos andando de donde entreno. Tendré que coger un patinete o algo así, porque me perderé seguro”, decía.

Hace siete años, Imanol ya estuvo en esa ciudad durante unas semanas entrenando al filial. “Ya desde entonces me gustó mucho el país y el club, y dije que algún día me gustaría entrenar allí”. Ese día ha llegado.

Tras dejar el Xota, el técnico de Irurtzun, de 52 años, se ha dedicado unos meses a descansar, a dar charlas formativas o a participar en clínics incluso en Costa Rica. Algo que para él era “absolutamente necesario”. “Ahora se han dado las circunstancias” para volver, aseguraba. Buscaba un sitio “que me pusiera cachondo, como suelo decir. He tenido ofertas económicamente mejores, pero ya sabéis cómo funciono”. Ahora dirigirá a un club “que me gusta, que pelea por títulos”, y donde la Liga “ha mejorado mucho”. “Voy al mejor equipo. Es como si coges aquí al Barça. Tienes que ganar. Yo voy a aportar lo que sé, a trabajar para que el equipo juegue bien, amoldarme a ellos y que ellos se amolden a mí” y a asumir un reto “difícil, personal, y donde sólo voy a ser entrenador, algo que para mí es nuevo”.

Imanol, que ya lleva un tiempo aprendiendo japonés –un idioma “complicadísimo”–, reconoció que también le llegaron ofertas de la Liga española, pero las rechazó por diversos motivos: “La primera porque tenía el tiempo de descanso que quería, la segunda porque me voy a un club espectacular, y otra importante es que no quería jugar contra el Xota. Para mí hubiese sido muy difícil venir con otro equipo a Anaitasuna ahora. De aquí a dos o tres años será diferente pero ahora mismo, no. Soy profesional y debería entrenar en cualquier lado, pero me gustaba más la idea de irme fuera y poner tierra”.

Imanol Arregui no ha dormido mucho en el último mes, inmerso como estaba en “una montaña rusa” de emociones. “Ahora tengo una mezcla de ilusión, de incertidumbre, de tristeza por irme, y de alegría por ser una etapa ilusionante y una experiencia bonita”.

Japón le espera. Una nueva vida se abre. Pero como el que nace y vive en Irurtzun es muy –pero que muy– de Irurtzun, seguro que tiene muy presente siempre sus raíces. Y a su Xota, al que intentará animar desde su nuevo hogar y ver por todos los medios el viernes en el derbi navarro. Suerte.