Recuerda Álvaro Sádaba, de 40 años, que el pasado mes de marzo, cinco meses después de la agresión que sufrió cuando arbitraba un encuentro en el trofeo Boscos, cuando se volvió a vestir de corto y a agarrar el silbato, que tuvo uno de los encuentros más plácidos de su trayectoria. "Fue una gozada volver a arbitrar porque los jugadores me lo pusieron muy fácil, me ayudaron en todo, se sensibilizaron y creo que hubo un cambio de actitud por parte de muchos. Pero sí que es verdad que desde que sufrí la agresión, y cada vez que ahora hay una protesta o que se calienta un partido, me pongo tenso, aunque con el paso de los minutos y de los partidos esa sensación tan rara se va diluyendo. Aún tengo miedo por lo que pasó, pero lo peor es que un año después todavía no me han pedido perdón. Ni lo hicieron entonces, y ni mucho menos lo han hecho ahora en el juicio, donde la actitud de los dos jugadores fue prepotente y no hubo ni una disculpa. Dijeron que había pitado fatal y me presentaron como un chulo y un arrogante para justificar así, poco más menos, que merecía que me pegaran".

Este colegiado, que jugó desde los 12 a los 29 años a fútbol y cuya carrera la truncó una grave lesión, empezó a vestirse de árbitro de la contienda a partir de los 25. Ahora, sigue en activo, tanto en el Trofeo Boscos como en el de la Higa de Monreal, y pronto espera volver a pitar partidos como federado de los Juegos Deportivos de Navarra. Sábada afirma que nunca en sus años como colegiado "había sufrido ninguna agresión. No había tenido ninguna movida importante". Sobre las heridas que padeció, recuerda que antes de la agresión, ya tenía una lesión en la espalda, donde sufrió una operación hace unos años en la que le pusieron una placa. "Siempre tenía dolores en esa zona, pero tal y como fue la agresión, que me crujió todo por detrás, me salió todo el dolor que tenía y he sufrido mucho de esa zona. Hasta enero no pude estar de alta médica".

A raíz de la sentencia ahora conocida, el árbitro relata que la vista oral en el juzgado no ha sido para nada reparadora. "El juicio para mí fue pintoresco. Fue para mí peor trago pasar por el juicio que la agresión en sí. Me parece que les han impuesto una multa irrisoria, que les sale muy barato pegar a una persona".

Sádaba agradece que la mayoría de equipos participantes en el Trofeo le llamaran y le escribieran mensajes de ánimo tras lo ocurrido, y que incluso llegara a realizarse una jornada de parón. Sí que le hubiera gustado un poco más de cercanía por parte de la organización de la competición y que no se dudara de la versión del árbitro.