El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sancionó este jueves al guardameta del Rayo Majadahonda Cheikh Sarr con dos partidos de suspensión por “conducta contraria al buen orden deportivo” en el duelo ante el Sestao River, aunque el mismo órgano también acreditó conducta discriminatoria racial por parte de la afición local, por lo que impone el cierre total de Las Llanas durante los próximos dos partidos.

“Dos partidos de suspensión por conducta contraria al buen orden deportivo, con multa accesoria en cuantía de 90 euros al club y de 600 euros al infractor”, indicó Competición en su resolución, en la que además computó el encuentro por perdido al Rayo Majadahonda por 3-0, descontándole, además, 3 puntos en su clasificación. El equipo majariego trató de alegar ante el organismo que era “desproporcionado e incorrecto” que Sarr actuase de manera “violenta” contra el colegiado del encuentro. “La interpretación del árbitro, según manifiesta, lejos de basarse en hechos constatables, parece responder a una percepción subjetiva y equivocada respecto de las intenciones del jugador”, advirtió el club, que subrayó que la actuación del guardameta se podía justificar “al haber sido objeto de insultos de índole racista”, que calificó de “una gravedad extrema”.

El Rayo Majadahonda insistió en que le parecía “fundamental” evaluar la conducta del portero “en el contexto de los graves insultos recibidos” y puntualizó que la decisión de abandonar el terreno de juego “no se debió a un acto de indisciplina o desacato a las normativas de la competición, sino a una medida de autoprotección frente a una situación de abuso y discriminación”. Competición, por su parte, advirtió que el Rayo Majadahonda aportó “únicamente imágenes parciales y sesgadas” sobre el incidente de Sarr con el público y también “imágenes de público sin determinar el momento de su captación” y sin quedar “adecuadamente definida la ubicación de las mismas”. El organismo considera “probados” los insultos recibidos por Sarr “a través de la prueba indiciaria” y admite que, si no, su actuación “no podría entenderse” en un jugador de fútbol.

En este sentido, Competición da indicó que Sarr desde el minuto 50 recibió insultos de “mono por parte de numerosos aficionados ultras radicales” y que “tal comportamiento del público se agudizó cuando después de recibir un gol, un espectador, de forma hostil se acercó al portero diciéndole Mono. Negro de mierda”. Esto provocó que se desestabilizara “emocionalmente, lo que contribuyó a que actuara de forma tan inadecuada como relata el árbitro en el acta”. Sin embargo, pese a esto, cree que Sarr debió ejercer su “derecho de defensa” tanto en “forma” como en “tiempo” ya que los insultos comenzaron en el minuto 50 y “debería haberlo puesto en ese momento en conocimiento del árbitro”.