Aitana Ocaña, una joven que nos enamoró con la vuelta de Operación Triunfo. Su inocencia, espontaneidad y carisma encandiló a cada uno de los espectadores. Cuenta con una voz muy dulce que muchos somos los que la escuchamos de camino al trabajo, en una discoteca o cuando estás en casa y te pones a cantar. Al salir su último disco Alpha, tengo sentimientos encontrados. Sinceramente, a mí la música de esta chica me gustaba. Cantaba tanto al amor y al desamor de una manera que empatizas con ella y podrías sentirte protagonista de sus estrofas. Pero, como todo en la vida, el dinero manda.

Comenzaron las colaboraciones de temas como ‘Formentera’, ‘Quieres’ o el polémico ‘Miamor’. Cuyas letras muestran un lado más sensual, que tampoco es tan raro. Resulta que la canción ‘Miamor’ ha parecido escandalizar a los padres de los niños y niñas que acuden a los conciertos de la catalana. La mejor canción de todo el disco, si se me permite decirlo. Porque el resto son similares, cortas, sin mucha complejidad y hablan de lo mal que terminó con su ex. Alguna que otra cuenta lo bien que se lo pasa con su actual pareja, Yatra, que me parece muy bien. Aquí estamos para disfrutar no para sufrir. Como en todas las historias, ni uno es tan bueno ni el otro tan malo. Aitana, querida, no existe el hombre perfecto.

El problema que le veo a esta mujer con sus relaciones es que salta de una a otra sin darse una tregua. Sin pensar en ella, sin tiempo para reflexionar ni saber estar sola. La soledad, gran amiga y necesaria. Esa dependencia constante de tener una figura masculina a su lado la limita. Algo que cualquiera de los lectores puede percibir en su entorno.

Ella quiere ser una mujer alpha, empoderada e independiente. Algo que me parece ideal, pero no hay que definirse tan rápido. Porque definirse es limitarse, ya lo dijo Oscar Wilde en el ‘Retrato de Dorian Grey’. La muchacha está probando cosas, acertadas o no, pero está investigando. Incluso se ha cortado el pelo, y ya saben lo que dicen “cuando una mujer se corta el pelo es porque va hacer grandes cambios en su vida”. Las transformaciones son necesarias y nos hacen crecer, pero sin forzar la máquina. Aunque como ella misma ha declarado “es una polémica que no ha debido ni existir”. Ella misma reconoce que no tiene nada que decir a los padres y madres, ya que ella no tiene hijos ni tiene que decir como educar a los mismos.

 Hay un punto al que parece no llegar, y no hablo de su dependencia a las relaciones. La mala gestión de marketing de esta gira. Se acusa a los padres de no enterarse de la música que escuchan sus hijos. El equipo de la cantante quiso diferenciarse y sacar a la venta las entradas de Alpha antes de que saliera el disco.

 Su público es adolescente e infantil, obviamente las entradas se vendieron como churros una mañana de fiesta. Con los ojos vendados compraron sin saber la calidad o el contenido de aquello que estaban pagando. Pero es que ellos confiaban en seguir viendo y escuchando a la Aitana de siempre. En mi opinión, su manager o encargado de gestionar sus asuntos tomó la decisión de que con esa faceta dulce e infantil no se iba ni a comer un colín. Parece que aquellos mismos que juzgan a la mujer cuando se siente atractiva, no entienden a la mujer adulta de otra forma que no sea sexualizándola. Un arma de doble filo y que pone en evidencia la doble moral de la sociedad. Mientras vemos titulares en los que dicen “Aitana lo ha vuelto a hacer”, cuando ha repetido en su último concierto de Barcelona la misma coreografía. Claro que la va a repetir, y durante toda la gira. Un espectáculo en el que se ha invertido, ensayos realizados, todo está preparado para que se efectúe el dichoso baile. No lo hace por rebelarse o como venganza a ciertos comentarios. Es lo acordado en el contrato de su gira. Es su trabajo.

 También se han escuchado opiniones de que si fuese un hombre no pasaría esto. Te puedo decir cantantes que son mucho más sensuales, mujeres empoderadas y a las que niñas y niños adoran. Comenzamos por Lola Índigo, una pedazo de artista y bailarina. Sus coreografías no dejan indiferente a nadie y puedes ver público infantil en sus conciertos. Porque se muestra mujer, atractiva, sensual y natural. Continúo con Shakira, su movimiento de caderas rompió estereotipos y prejuicios hace muchos años. Karol G no es que tenga precisamente canciones de cuna. Si sigo por mujeres emblemáticas como Madona, Cher o Lady Gaga, vemos que todo ya estaba inventado.

 El conflicto que yo veo es que a la mínima que alguien se sale de lo establecido la condena es instantánea y demoledora. No creo que esta Aitana que estamos viendo continúe siendo así toda la vida. Es un disco, una gira y un baile. Queda artista para rato. Le aconsejo que cambie de equipo de comunicación, porque eso de sacar una muñeca Nancy de ella y luego esos bailes tan forzados sin sentido no cuadran. Aunque ella diga que hace todo desde la elegancia, esta vez creo que no ha sido así. No sé si quiere romper con lo que ha sido, lo que es o lo qué se espera de ella. Añadir que no siempre se puede agradar a todo el mundo. Aitana no es como las croquetas, que nos encantan. Y aún así, no son para el gusto de todos. Decirle una cosa, no está hecha la miel para la boca del asno. Seguro que en su próximo proyecto vemos cosas que ni nos esperamos y es normal que pase.

 Todo proceso es necesario para empoderarse y ella misma con este trabajo va a poder descubrir que para bien o para mal, la dueña de su cuerpo y actos es ella. Nadie más. Los padres y las madres pueden decir misa, que ahora nos escandalizamos por unos meneos de cadera y vemos normal que bombardeen a inocentes. Un machaque constante que ha hecho que de la presión termine llorando en uno de sus shows. La semana pasada celebramos el Día de la Salud Mental, pero en momentos así parece que dejamos de lado ese postureo y solo comentamos cosas negativas de manera hiriente.

 Dejemos de ser tan puritanos con ciertos temas y preocupémonos más por educar a esos niños y niñas que serán los adultos del mañana. Para que ellos no juzguen ni critiquen si una mujer baila moviendo su pelvis o no.