Ya estamos inmersos en la Navidad, esa fiesta que a muchos entusiasma y a no pocos sus excesos les produce cierto rechazo. Las luces, la música, las comidas y las cenas, el rally de buscar los regalos… Mucha actividad concentrada en pocos días que hay que compaginar con las labores habituales de cada cual. El estrés se instala en la vida de muchos.

Pero no solo en la de los humanos. Nuestra agitación, nuestras idas y venidas también afectan a nuestros perro y gatos, a nuestras mascotas. Aunque la mayoría de las veces no lo notemos, a ellos también les afecta el espíritu festivo que nos embarga a los humanos.

Los cambios en las rutinas diarias es lo primero que notan. Cambios en la decoración del hogar con la introducción de luces y adornos, además de belenes y árboles de Navidad, altera su entorno más inmediato y seguro. Además, los humanos, de repente, tienen otras cosas que hacer y dedican menos tiempo a mimos, juegos y paseos.

Alterar el entorno habitual de nuestras mascotas en casa puede hacer que se sientan desplazadas e intranquilas. Freepik

A todo esto se une aumento de estímulos exteriores. Los sonidos habituales se ven incrementados por la música, las voces de las visitas. También las luces y la decoración llaman su atención, bolas y espumillones que cuelgan y se mueven. De la cocina y del comedor salen nuevos y apetitosos olores. En la calle hay más ajetreo de lo habitual… Todo esto puede sobreexcitar a nuestras, provocándoles cuadros de ansiedad y estrés.

En lo perros, esta situación puede manifestarse con comportamientos no habituales, como romper la decoración o ensañarse con sus juguetes. Otro síntoma es el de robar comida que puede quedar a su alcance. Al salir a la calle, van más ansiosos, tiran más de la correa, se muestran más arisco con otros perros y obedecen menos.

Por su parte, los gatos, animales todavía más rutinarios todavía, este estrés se manifiesta en un acicalamiento excesivo y pérdida anormal de pelo, pueden mostrarse más esquivos de lo habitual, sufrir una pérdida de apetito o dejar de usar el arenero para sus heces.

Cómo evitar el estrés

Para cuidar la salud anímica de nuestras mascotas ten en cuenta estos aspecto durante las fiestas de Navidad.

Mantener la rutina. Gatos y perros tienes sus costumbres y se han adaptado a un ritmo. Lo mejor es no cambiarlos. Tratar de dedicarles el mayor tiempo posible, mantener los ratos de juegos y mimos, no acortar los paseos ni los ratos de socialización con otros perros. Lo mismo sucede con la comida, mantener las horas y no cambiarla.

Cuidar la decoración. Nuestras viviendas se adornan con objetos que hasta ahora no han conocido. Además son llamativos y algunos se mueven, por lo que se verán atraídos por ellos. Hay que tener cuidado de que no resulten peligrosos ya que se los pueden tragar o cortarse si se rompen. Algo similar pasa con las luces y los cables, ya que el peligro de electrocución está ahí. También es oportuno vigilar la estabilidad del abeto navideño y las posibilidades de que nuestro gato lo escale. Por ello lo adecuado sería ponerla a una altura a la que no lleguen. Otro riesgo son las plantas, las flores de pascua en concreto. Estas son las más tóxicas para los animales que podemos encontrar.

Alimentación. Si algo identifica a estas fiestas es la comida. Las reuniones de familias y amigos se suelen hacer alrededor de una mesa. Y donde hay comida, allí acuden nuestros amigos de cuatro patas. Lo mejor es no darles nada para que mantengan su pauta habitual de alimentación. Además no debemos olvidar que muchos de los ingredientes que se preparan para los humanos no son aptos para ellos. Es conveniente recordárselo a los invitados.

Darles un espacio seguro. Si algo tienen la fiestas de Navidad son las reuniones familiares multitudinarias. Para un perro o un gato, esto puede suponer una invasión de su refugio, del sitio donde se sienten mas seguros. Además la llegada de tanta gente puede excitarles demasiado al encontrase con un montón de manos que les acarician y les reclaman llamando su atención. Si son animales nervios puede producirse algún disgusto. Por ello es conveniente tener preparado un rincón, una habitación donde pueda refugiarse y alejarse del bullicio. Su cama, comida y agua, juguetes, incluso una pieza de ropa con nuestro olor puede ayudarles. Si lo que quiere es participar en el encuentro, lo más oportuno será contar con alguien de su confianza que le ayude a ir de persona en persona.

Cohetes y fuegos artificiales. Aunque son más habituales en fin de año, son una de las mayores fuentes de estrés para perro y gatos. Un ruido estruendoso repentino les alarma, una cadena de ellos sin saber de dónde viene puede provocarles fuertes ataques de ansiedad. En estos casos,si se pueden prever, lo mejor es proporcionarles un espacio seguro con sus juguetes y reforzar su sensación de seguridad estando con ellos y distrayéndoles mientras dure la traca y un rato más después, hasta que realmente se tranquilicen.

Disfraces y complementos. Lo mejor es olvidarse de ellos. Los animales no entiende e eso de disfrazarse, de ponerse cosas por encima que resultan incómodas y molestan al moverse. Puede que nos parezca que están monos, pero a ellos no les convencen lo más mínimo. Gorros, gafas, cuernos de reno o trajes deben quedar descartados.