El embalse de Eugi cumple 50 años de vida. Su construcción y entrada en funcionamiento en 1971 fue determinante para el desarrollo demográfico, urbano e industrial de Pamplona y Comarca. Su inauguración oficial se realizó el 13 de septiembre de 1973 y ahora, medio siglo después, proporciona más del 40% del agua que se consume en la Comarca

Para comprender la importancia de la construcción, hay que situarla en su contexto. La primera traída de aguas a la capital tuvo lugar en 1790 desde el manantial de Subiza. Pero cien años más tarde, este ya resultaba insuficiente, porque la población de la ciudad crecía y sus necesidades, también. Por eso se optó por la captación de aguas del manantial de Arteta, inaugurado en 1895.

La presa del pantano de Eugi, en el momento de su construcción. MCP

En el siglo XX, sin embargo, la escasez experimentada a principios de los años 60 hizo necesaria una nueva fuente de abastecimiento. Ya en 1959, informes tanto del ingeniero José Mª Torres como de René Petit de Ory recomendaban la regulación del río Arga y la construcción de un embalse a la altura de Eugi, por lo que se determinó este lugar como el idóneo para levantar la presa.

Cambia el paisaje del pueblo

Eugi estaba situado en el término municipal de Esteribar, a 26 kilómetros de Pamplona, y recogía las aguas de cabecera del río Arga, en una zona libre de industria y de otras posibles contaminaciones. Hasta entonces había sido un pueblo eminentemente agrícola y ganadero, típico de la montaña navarra. El pueblo estaba formado por el casco urbano principal y una serie de caseríos, bordas y otras edificaciones repartidas por el fondo del valle, un paisaje de prados, campos y setos junto al río.

Imagen aérea del pueblo de Eugi antes de 1970. MCP

Justo allí se construyó la presa, diseñada por Justo Ruiz de Azúa Lorza, de gravedad de planta curva, 252 metros de longitud, una altura máxima sobre el nivel del río de 44,3 metros, 20,26 hm3 de volumen útil y 628 metros de cota máxima. El embalse anegó 123 hectáreas e inutilizó aproximadamente el 90% del terreno cultivable.

Como dato ilustrativo, tras la construcción del embalse, de las 500 vacas que había en el pueblo sólo pudieron mantenerse unas pocas decenas. Bajo las aguas quedaron también catorce caseríos, una panadería, una central eléctrica situada en el antiguo molino, el cuartel de la guardia civil y la casa forestal.

En 1970, la obra estaba prácticamente concluida y en funcionamiento, si bien la inauguración oficial de todas las infraestructuras no tuvo lugar hasta el año 1973.

Regula el caudal del Arga

Su puesta en marcha tuvo por objeto el abasto de agua. Pero, además, cumplía también otros dos objetivos. Por un lado, producía electricidad para la propia instalación y la red general, por medio de una pequeña central al pie de la presa. Y por otro, mantenía el caudal ecológico del río Arga, 500 litros/segundo, preservando la flora y la fauna en el cauce y orillas del río.

Hoy se puede decir que su construcción fue determinante para el desarrollo demográfico, urbano e industrial de Pamplona y de las poblaciones de su continuo urbano.

En la actualidad, Eugi proporciona más del 40% del agua que se consume en la Comarca. Con una capacidad útil de 20,26 hm3, el caudal aprovechado para abastecimiento es de 1.050 litros/segundo.

Urtasun y Mendillorri

El agua del embalse de Eugi es de buena calidad, ya que procede del curso alto del río Arga, situado en un valle con escasa población, sin apenas industria y poco ganado. No obstante, debe adecuarse a los requerimientos y normativas sanitarias para considerarse higiénicamente potable.

Las aguas derivadas para el abastecimiento son transportadas hasta la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Urtasun, situada a 1,5 km del embalse. Allí, se somete a procesos de floculación, coagulación, decantación y filtrado que la acondicionan para el consumo humano. La capacidad de tratamiento de la Estación, que también fue construida en 1973, es de 1.050 litros por segundo.

Tal y como ocurriera en sus inicios, actúa como regulador, almacenando agua cuando el río baja crecido y soltándola si desciende el nivel, asegurando el caudal ecológico de 500 l/seg que permite el correcto desarrollo de la flora y la fauna del cauce y sus orillas.

Además, la central hidroeléctrica a pie de presa sigue transformando la energía del agua en su caída en electricidad que se vende a la red general.

Después de ser tratada y depurada allí, el agua ya está lista para el consumo. Se almacena en los depósitos de Mendillorri, que actúan como centro de regulación y distribución. De ellos parte una red de tuberías de cientos de kilómetros que conduce el agua a hogares, fábricas, parques, huertas y jardines, centros de servicios, escuelas y hospitales de Pamplona y Comarca.

Estrictos controles

El agua recogida en este embalse está sometida a muchos controles y analíticas semanales por parte del personal del laboratorio de Control de Calidad de MCP. Además, siempre está sometido a auditorías externas por parte de ENAC (Entidad Nacional de Acreditación en España), quien acredita su competencia técnica en el análisis en agua potable. 

Al margen de auditorías, el equipo de especialistas se enfrenta a las necesidades de mantenimiento y control que exige la infraestructura. Por ejemplo, los embalses pueden presentar problemas de eutorfización (incremento de temperatura del agua que provoca el aumento de algas y nutrientes como fósforo y nitrógeno). No es el caso del de Eugi, porque la alta renovación del agua embalsada y la zona forestal circundante lo impiden. Además, al no haber campos de cultivo, de cereal, etc. tampoco hay aporte de nutrientes o fitosantiarios.

Por otra parte, se controla también la temperatura en profundidad de manera semanal. Esto permite, entre otras cosas, fijar la fecha idónea para, al inicio del otoño, proceder al desembalse de fondo del embalse, coincidiendo con la denominada termoclina.

 El calentamiento, que alcanza su máximo en agosto-septiembre, provoca que ciertos metales (hierro y manganeso) que habitualmente se encuentran en la zona más fría, se vuelvan solubles. Por lo tanto, cuando se realiza el desemblase, es posible eliminar gran cantidad de estos metales, mejorando la calidad del agua y facilitando su potabilización.

El futuro del embalse

Los meses en los que hay déficit hídrico son los que van de junio a septiembre, mientras que en los meses invernales y primaverales los valores de precipitación son superiores y, por ello, se produce la recarga del embalse. Por lo tanto, desde octubre a mayo se acumula el máximo de agua posible para poder responder a la demanda de la época estival, la mayor del año para la Comarca de Pamplona.

Pero algunos años no responden a esta norma en ningún sitio escrita. El 2022, por ejemplo, fue el más seco de los últimos 25 años. Como consecuencia, el volumen de agua del embalse fue inferior al de años precedentes. La Comarca de Pamplona no pasó sed, porque cuenta con otras fuentes de abastecimiento (Arteta y Tiebas), pero el episodio obligó a pensar en el futuro incierto que nos depara y los efectos de un cambio climático que amenaza con repetir sequías y altísimas temperaturas. Este 2023, afortunadamente, el embalse de Eugi está por encima del 80%, un 20% más que el año pasado.

El último desembalse del pantano, en septiembre de 2021. Unai Beroiz

Javier Horcada, director del departamento del Ciclo Integral del Agua de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, asegura que las consecuencias del cambio climático, aunque son perceptibles, de momento no hacen temer la falta de agua en la Comarca. “Sin embargo, está afectando a las masas de agua del embalse, porque su exposición a una mayor insolación provoca un incremento de algas y, en último término, de la materia orgánica que llega a la planta potabilizadora de Urtasun. actualmente estamos inmersos en el proceso de construcción de un sistema de tratamiento avanzado en esa ETAP, que sin duda será uno de los grandes retos que nos quedan”, concluye.