Deslucido y aburrido festejo de rejones en la feria de Peralta

Donat ante el 2º, bravo utrero de Hermoso de Mendoza | .

Buen porcentaje navarro en el elenco de la función de toreo a caballo del ciclo akoyano: Toros del campo estellés de Pablo Hermoso de Mendoza y presencia de un noaindarra al alza, Roberto Armendáriz, que llegaba de cortar una oreja de peso en Las Ventas y de abrir la puerta grande en un buen número de plazas. La cosa no funcionó: muchas desigualdades en juego y puesta en escena de todos los protagonistas.

También contribuyó hacia mal y de inicio la sustitución, anunciada hace varios días, de la rejoneadora manchega Rocío Arrogante. Le sustituyó el joven jinete Pablo Donat, valenciano de Ontinyent.

Por una cosa o por otra la función fue una cuesta abajo y sin frenos.

Los tres primeros utreros del hierro de Pablo colaboraron con buen son, en especial el segundo, Hierbabonito, que fue un caudal inagotable de entrega y movilidad. Con este novillo Donat dejó detalles en algún par suelto, como el primero que ejecutó al quiebro, pero, en conjunto fue superado por su bravo antagonista. Además, mató mal. Saludó sin que se lo pidiera nadie. Ante el cuarto, sin brillo pero muy manejable, el levantino dio un recital de sembrar de banderillas el piso. Fallón en mayor medida que voluntarioso, que también lo estuvo. Otra vez mal con el acero de muerte.

Roberto Armendáriz cobró una faena bien estructurada y correcta ante el utrero que abrió plaza. Muy desacertado con la hoja de peral y otros saludos con pocas palmas.

El encuentro entre el de Noáin y el tercero, Amor, fue un despropósito. El animal se movía, pero cortaba el viaje, poniendo peligro cualquier embroque. Sin duda, el de Hermoso pareció reparado de la vista.