“Ha sido un podio como los de hace 20 años”. Con esta sentencia pronunciada por el nuevo campeón navarro de Becadas, Alberto Fonseca, queda constancia de una realidad que existe en esta disciplina en la Comunidad foral, que asiste al dominio de un conjunto de tiradores de máxima calidad que, año a año, se reparten los puestos del podio desde hace varias décadas. Aunque siempre hay excepciones, como la del 2022, año en el que en las primeras posiciones del torneo se colaron participantes que no formaban parte de los nombres propios habituales de esta disputadísima modalidad de caza.

Este año, no hubo sorpresas. Esáin, con 14 campeonatos navarros a sus espaldas y 9 nacionales, volvió a ocupar un puesto entre los mejores, superado, en esta ocasión, por el pamplonés Fonseca, de 50 años y también con varias victorias en la prueba navarra. En el podio los acompañó Juan Ángel Arana, otro de los cazadores que siempre suele estar en liza para conseguir el triunfo. Los tres abatieron el cupo de tres becadas en una final que se celebró el pasado 2 de diciembre en Sabaiza y en la que tomaron parte los 12 clasificados de las dos eliminatorias de Erro, junto con el campeón de la pasada edición, el cazador de Sunbilla Aitor Apezteguía.

A pesar de que los puestos del podio se correspondieron al orden de llegada de los tres citados competidores, las cosas hubieran sido diferentes si Esáin hubiera afinado mejor la puntería o si Arana hubiese abatido alguna pieza en Erro. Desde hace varios años, en el cómputo general se valora también el número de disparos con los que se cazan las becadas. Por ello, Fonseca fue primero (al haber cazado tres becadas con cuatro tiros) y Esáin se quedó con la medalla de plata, ya que necesitó seis disparos para abatir sus tres aves. Por último, el que mejor lo hizo en Sabaiza fue Arana, con tres becadas logradas de tres tiros, pero, en su caso, había llegado a la final sin haber abatido ninguna pieza en Erro (entró por sorteo a la final) y, debido a ese motivo, sabía que, en el caso de que se produjera un empate, sufriría la reducción de un punto, por penalización, como así ocurrió.

Sin embargo, los tres comparten la alegría de sumar una nueva participación más en el Campeonato de España de Becadas, que tendrá lugar el 20 de enero en Puebla de la Sierra, un municipio ubicado en el puerto de Somosierra de Madrid. Debido a las características del lugar, una reserva de 5.500 hectáreas en un monte a 1.600 metros de altitud, y a las de la fecha escogida, los cazadores navarros no se aventuran a hacer vaticinios, ya que podría haber posibilidades de que ese fin de semana amaneciera con el paraje nevado.

Pase lo que pase entonces, a Fonseca nadie le quitará la felicidad de haber recuperado la posición de campeón en Navarra, algo que incluso le hace más ilusión que los posibles logros que pudiera obtener en el campeonato estatal. “Tanto para mí como para muchos de los que participamos en estas pruebas, vencer en Navarra nos supone una alegría inmensa, porque el nivel que tenemos aquí es muy alto”, reconoce. Lo saben bien en el resto de España, donde destacan los nueve triunfos nacionales de Esáin, así como otros buenos puestos de otros cazadores navarros. El mismo Fonseca, por ejemplo, se subió al tercer escalón del podio en el 2005, en una final celebrada en Aragón.

El caso del tirador pamplonés es especial, ya que, debido a una lesión que sufre en su espalda, dejó hace años de cazar becadas, aunque lleva más de 30 años compitiendo. Ganó en Navarra en el 2017, fue subcampeón en el 2018 y ahora, en el 2023, ha saboreado de nuevo la gloria. Perteneciente a familia de cazadores (su hermano, Fran Fonseca, se ha coronado varias veces campeón navarro de caza menor, en tanto que su hijo, Asier, le acompaña siempre que practica caza mayor), le pidió a un amigo que le dejara a su perra para competir en Erro y Sabaiza, porque siempre le gusta acudir a esta clase de pruebas. De nombre Irimendi Dover, esta hembra de setter inglés le hizo un papel sensacional. “Caza muy bien, guía muy bien las becadas y, sobre todo, posee muchísima afición, por lo que no para nunca”, avala.

En la final, según relata, pensaba ir a una zona determinada del coto, pero cuando vio que otros cuatro tiradores se encaminaban hacia allí, cambió de planes y de dirección. Tras cruzar varios barrancos, la perra pronto se quedó de muestra y Fonseca pudo abatir su primera becada de un solo disparo. No habían transcurrido ni cinco minutos cuando el animal volvió a ponerse de muestra. De nuevo, cazó otra becada con un tiro. La tercera se le complicó un poco más, ya que precisó de dos disparos para abatirla. En dos horas, llegaba al control con sus tres piezas, que le valdrían para salir vencedor.

Fonseca le dedicó la victoria a su padre, José Luis Fonseca, que falleció el pasado mes de enero, a su hijo, de 11 años, y a su familia. Y aprovecha la ocasión para lanzar una reivindicación: “A ver si avanzan en el Congreso para sacar adelante la Ley ELA y ayudar así a personas como Alberto Armendáriz, Txapela”.

Sobre su cita en Madrid del próximo 20 de enero, también guarda alguna reclamación, como tratar de reducir el número de competidores. “Si se celebran juntas las pruebas masculina y femenina, nos juntaremos allí unas 50 escopetas, lo que es demasiado. En mi opinión, se debería realizar una criba entre la zona norte y sur de España, como se hace en otras modalidades. Sería mucho más lógico”, apunta. Lo que sí tiene claro es que saldrá a por todas. “Practicaré estos días algunos ejercicios de espalda para, de ese modo, fortalecerla un poco. A pesar de las limitaciones que me provoque la lesión, siempre que salgo a competir, lo hago para ganar”, remarca.

En Somosierra, espera que el pequeño vínculo que ha formado con Irimendi Dover le vuelva a dar buenos resultados. “La perra es muy buena y yo sé que disparo bien, por lo que siempre hay posibilidades de conseguir una gran posición”, alega, al tiempo que admite que, en la caza de la becada, “el perro es el que manda”. “Sin un perro bueno, nunca puedes ganar un campeonato. Y si, como en Navarra, nos tenemos que enfrentar a terrenos sucios, hace falta facultades en el disparo y, por encima de todo, mucha experiencia”, concluye.