En Leitza había ganas de juerga. Para fiesta, los Sanfermines, y con la magia del carnaval todo es posible. Así, un grupo de padres, madres y txikis que se suelen juntar en el parque, unas 70 personas, llevaron esta celebración a las calles de Leitza, con casi todos los ingredientes. Encierro, peñas, procesión o jotas al paso del santo. Tampoco faltó una corrida, con Padilla de cabeza en el cartel. Aunque cortó dos orejas y rabo, antes tuvo un susto, una cornada menos grave de lo que parecía en un momento y que pudo resolver el equipo médico de la plaza de toros. Esta cuadrilla encabezó ayer al mediodía el desfile de carrozas, un derroche de imaginación y color. Si bien cada vez hay menos vehículos a motor, varias cuadrillas prepararon escenografías a pie de calle, con mucho teatrillo y humor.

En las fiestas de Leitza es imprescindible la Ezpata dantza, cuando ocho dantzaris bailan en la plaza en el día del patrón, San Tiburtzio. Ayer fue Fregona dantza, con las espadas fueron sustituidas por mochos. Y es que con sus declaraciones, la ex alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, se ha convertido en uno de los personajes estrella de los carnavales de este año.

De más lejos llegó una cuadrilla muy taurina que hicieron una gran faena. Asimismo, el viento sur acercó a Leitza a Camarón de la Isla y su cuadrilla. El de San Fernando estaba pletórico, con ganas de cantar y bailar, y qué decir de sus amistades. También tenían ganas de mover el cuerpo otro grupo que procedía del África profunda.

Este invierno primaveral también tenía confundidas a un grupo de abejas, que se pasearon por Leitza con su reina a la cabeza. Aunque eran monárquicas, también se declaraban peleonas y reivindicaban producto local. Por otro lado, otro grupo hizo un remix del Antzar Eguna de Lekeitio y el de Leitza. Y es que en esta localidad había una costumbre muy parecida. Aunque en vez de ir en una embarcación se iba a caballo, el objetivo era el mismo, agarrar el ganso.

Ayer hubo tres carrozas motorizadas, en todos casos con jóvenes. Una representaba la iglesia de Leitza, llena de monjas, curas, obispos, ángeles e incluso Jesucristo. Otra era Leitzeko Osasun Etxea, un centro médico que tuvo que hacer frente a más de una urgencia. La última llegó de Alemania llena de cerveza en una marea humana en la que tenían cabida todo tipo de personajes.

Después de mostrar la cara urbana de esta fiesta, las celebraciones continuarán hasta el martes con puskabiltza por los caseríos de Leitza y bailables en la plaza. El martes será el desfile de atsaureak.