Entrado el tiempo de carnaval, el sábado fue el turno de Lekunberri, que se transformó por unas horas con esta fiesta en la que casi todo es posible. Había ganas, a lo que se unió la meteorología, con una plaza llena de color en un derroche de imaginación. Y es que la Herriko Enparantza fue el destino de una alegre y variopinta kalejira que se unió a otros muchos más personajes ya dispuestos para disfrutar del concurso de disfraces. Se presentaron cinco. En la modalidad infantil, hasta 14 años, ganó una misión espacial de la Nasa tripulada por unas lekunberiarras. Reto conseguido y la ikurriña ondea ya en Marte. 

En la categoría de mayores ganó un grupo que llegó de Venecia en góndola por el Larraun. Tras el vuelo del ángel con la música de Pavarotti desfilaron y bailaron muy elegantes por la plaza. Pero tenían ganas de marcha y acabaron al ritmo de canciones de Loco Mía. El premio era 200 euros para gastar en comercio local y una merienda en un establecimiento de Lekunberri en el primer caso.

En bici y silbando llegó la cuadrilla Negu urdinak, un concentrado de Verano Azul lleno de humor que que finalizó con la muerte de Chanquete, fallecido por la ingesta de pellets en el pescado mientras sonaba Algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Más alegre estaba otro grupo que comenzó a celebrar los Sanfermines, con txupinazo incluido. Todos y todas convivían en perfecta armonía con indios y vaqueros, rockys de todas las edades, gnomos, princesas, sevillanas, galletas, ochenteros o ancianas con mucha marcha, por decir algunos personajes, junto a otros inclasificables. 

Tras una comida que reunió a 143 comensales, la fiesta continuó por la tarde con aires rurales con un pasacalles encabezado con Iskidi Elkartea y la fanfarre de Ortzadar que finalizó en la plaza, donde se ajustició a Attezarko, personaje del carnaval de Arruitz que personifica los aspectos negativos. Por ello, en un ritual de purificación, terminó en la hoguera entre bailes.