Se gestó hace 20 años (en 2004 el Gobierno de Navarra aprobó el PSIS), pero su complicada configuración con terrenos de cuatro municipios diferentes (Pamplona, Burlada, Huarte y Egüés) le convirtieron, según los propios vecinos, en un auténtico “barrio Frankenstein”, hecho a pedazos. O, por lo menos, como el doctor aquel se tuvo que sentir el Gobierno de Navarra allá por comienzos de los 2000, cuando creó “un ente territorial vivo a partir de terrenos muertos de cuatro municipios, a cuya responsabilidad dejó la criatura”.

Era el barrio de Erripagaña. A responsabilidad del Gobierno foral quedaba la “ordenación, movilidad, vivienda, educación y sanidad”, tareas que, según explica Alberto Errea, de la Asociación de Vecinos de Erripagaña, “las ha desatendido sistemáticamente”. Pero el hecho de estar a merced de cuatro ayuntamientos diferentes ha podido ser la clave para que haya sido continuamente olvidado: "Es difícil saber el porqué. Pero el no ser una única entidad dificulta mucho, porque si no las Administraciones por inercia se olvidan".

El resultado es un barrio que andará ya por los 13.000 habitantes (de hecho, porque hay que decir que muchos no se empadronan para seguir en sus antiguos centros de salud), y que a pesar de superar ya en población a su vecino Mendillorri, y, mucho más, al recién nacido Lezkairu, sigue sin dotaciones y servicios de ningún tipo. Y eso comienza a cansar al vecindario. “En estos 20 años ha habido equipos de gobierno de todos los colores y todos han desgobernado en Erripagaña”, dicen, y añaden: “Vivimos ya más gente que en Mendillorri y casi la misma que en Burlada y Sarriguren, y creemos que ya es hora de que el Gobierno se responsabilice de un territorio cuyo desarrollo aprobó, y le dote de servicios”, añade. 

Porque a cualquiera le parecerá un disparate que en un barrio vivan ya más de diez mil personas, y siga sin tener, 20 años después, servicios tan básicos como un Centro de Salud, una Escuela Infantil o un colegio. Mucho menos, un centro sociocultural o un polideportivo. Y ya ni hablamos de piscinas o algo similar, “eso quizá nunca lo tendremos”, dice Errea. Pero, mientras, a su lado, Lezkairu ha estrenado una impresionante escuela 0-3, un Centro de Salud y está a punto de concluir el colegio de Primaria. 

El retraso más flagrante en lo que a dotaciones se refiere es el Centro de Salud: “Se dotó presupuestariamente en 2020, para ser concluido en 2022, pero nada se ha hecho estos años, ni se ha justificado la inacción”, cuando en otros barrios “sí se ha ejecutado la inversión sanitaria”. Ocurrió una pandemia, pero “¿no fue igual en todos los barrios?”. “Este año no hay dotación, pero Salud prometió su conclusión en 2026”, y “asegura que este mismo año va a licitar su diseño”. Algo que no acaban de creerse.

La artista Ángela Pascual ha instalado en la calle unas casetas reivindicativas que simulan las dotaciones que le faltan al barrio. Iñaki Porto

La escuela 0-3 que no llega

“El Gobierno decidió traer a Erripagaña la escuela infantil Egunsenti, destrozada por las inundaciones de Burlada”, recuerda la Asociación. “Las obras se dotaron presupuestariamente en 2023 (en los Presupuestos del Gobierno de Navarra 2023 figura 1.000.000 de euros)”, pero aunque la idea era iniciarlas en 2023 y “rematarlas en 2024”, lo cierto es que aún no están adjudicadas (se prevé en unos días) y “este año solo se va a resolver el diseño del centro”.

Más aún, señalan que “Educación mintió al Defensor del Pueblo al afirmar que el centro 0-3 estaría operativo en el curso 2024-25”, lo que dado “el retraso de Educación en su tramitación” es ya es imposible. Añaden que “han previsto unos centros de idiomas (el euskaltegi del Gobierno foral saldrá de Huarte para ir a Erripagaña) y uno de FP, “pero no los centros de Primaria que el PSIS preveía para el barrio” El resultado, el alumnado del barrio se ha tenido que ir a Mendillorri, a Sarriguren o a otros centros de la Comarca. 

Un ‘eje vertebrador’, sin servicios

Añaden también que al Gobierno de Navarra le competía hacerse cargo de la ordenación del territorio, pero “definió a su criatura como elemento vertebrador de la zona”, cuando “era el aprovechamiento de un hueco en el tejido urbano formado por los núcleos de Beloso, Mendillorri, Burlada y Sarriguren”. Tanto es así que, según añade Ederra, “en las sucesivas modificaciones del planeamiento se ha limitado a aumentar el volumen edificatorio, sin desarrollar ni impulsar servicios y dotaciones”.

Parecido ha ocurrido en movilidad. Para acceder a los servicios básicos, a los colegios, supermercados o a un Centro de Salud, Erripagaña está separada de Mendillorri por una auténtica “barrera viaria”: “La amabilización de la vía (dependiente del Gobierno foral) es inexistente o errónea, como en el cruce con la monstruosa calle Copenhague, de 6 carriles, donde fue atropellado un ciclista hace pocos días”. 

Construido o en obras ya más del 80%

En 2010 comenzó a construirse en Erripagaña y en 2011 llegaron los primeros vecinos. Más de una década después, según el diagnóstico realizado a comienzos de este año por el Gobierno foral, en febrero de este 2023 se calculaba que había ya ejecutadas 4.157 viviendas, el 65,93% de las 6.305 previstas en total, y otras 684 estaban en ejecución, lo que supone ya alcanzar en torno al 80%. Con la estimación de pisos prevista, se prevé que el barrio contará a futuro con unos 15.000 habitantes en total.