avarra ha activado el 'Plan Biziberri' de nuevas ayudas a la rehabilitación energética de viviendas y edificios con 70 millones hasta 2023 y que persigue un doble objetivo. Por un lado recuperar y revitalizar los núcleos urbanos, los barrios históricos pero también nuestros pueblos. Por otro, hacer frente a la situación de emergencia climática y al encarecimiento de la energía que estamos viviendo en esta crisis. El plan incluye el sistema permanente de ayudas a la rehabilitación de viviendas y edificios que tiene abierto el Ejecutivo al que se añade ahora otras cuatro convocatorias extraordinarias destinadas a envolventes térmicas de edificios, rehabilitación en el ámbito ruralen municipios de menos de 5.000 habitantes, eficiencia energética en viviendas y edificios existentes y actuaciones en regeneración de barrios, respectivamente. Subvenciones que incorporan edificios en barrios que tendrán las consideración de rehabilitación preferente que no son otras que zonas más castigadas de la ciudad consolidada, con más de 25 años de antigüedad y cuya prioridad deberán establecer los ayuntamientos. Zonas más vulnerables, bien por la situación social de las familias que las ocupan o por la degradación del entorno urbano. Y es ésta se perfila como una de las líneas más interesantes a la hora de regenerar la ciudad preexistente. Muchos edificios construidos en los años sesenta y setenta de barrios de Pamplona y de otras ciudades cabeceras de merindad necesitan una inyección de dinero para su regeneración urbanística pero también social. Ejemplo de ello es lo que ha ocurrido en barrios como Lezkairu o intervenciones que se están haciendo en San Jorge, determinadas zonas de Rochapea, y en barrios de Zizur Mayor o Villava. No podemos hablar en este momento de impulsar nuevas viviendas, con el coste económico y energético que supone, sin recuperar primero nuestro parque actual. No podemos hablar de fomento de alquiler si no ampliamos la oferta de vivienda haciendo habitable la ya disponible. No podemos permitirnos construir y mantener nuevos colegios, nuevos centros de salud ni nuevos parques que regar trasladando la población a zonas periféricas. No podemos apoyar la rehabilitación de edificios en zonas urbanas si queremos evitar la despoblación. Reformas que apuesten a su vez por viviendas más sostenibles y eficientes energéticamente, que consuman menos y gasten menos. Rehabilitar es caro pero es invertir en futuro. Y más costoso resulta en este momento construir. l