La cuesta de enero es la primera expresión con contenido económico que nos llegó. Siendo solo unas criaturas, ya oímos que había una cosa que pasaba en el primer mes del año, el que llegaba después de las vacaciones, que tenía que ver con andarse con ojo, que todo valía más, que era más caro cualquier producto, por las nubes incluso. Era una especie de castigo cíclico que no por estar avisados se ausentaba de la cita y que ocupaba conversaciones diarias y asomaba por los telediarios con asiduidad. La cuesta de enero como primera aproximación en la vida a la economía y sus fenómenos. Para fenómenos los economistas que cuentan hoy lo que pasó ayer sin tener muy claro lo que pasará mañana –”Si los economistas pudieran llegar a ser considerados personas humildes y competentes al nivel de los dentistas, eso sería espléndido”, dijo John Keynes, el célebre e influyente economista británico del siglo pasado, hablando de lo suyo y del gremio, quizás del dolor de muelas–.

La cuesta de enero era una cuestión doméstica y familiar, porque tocaba la cartera y afectaba a la administración de aquellos cuatro duros, que otros no notaban cuesta ni nada y vivían siempre tirándose por el tobogán, como ahora, despreocupados y a velocidad.

La cuesta de enero estaba asignada al mes de su apellido, porque creíamos que luego vendría menos desnivel. Pero los tiempos cambian y siguen apretando en el mismo sitio.

Si la cesta de la compra va subiendo durante todo el año –la compra, ese conjunto de adquisiciones básicas para subsistir, acto a veces mágico de provisión de alimentos para la unidad familiar–, si el dinerico que te llega a la cuenta no crece y sale del bolsillo disparado, que no dura casi nada; si cruzas los dedos para que no haya un gasto extra –que resista la caldera en invierno, que no se ponga en órbita la lavadora cuando centrifuga–, es que antes había mucha felicidad cuando las tensiones estaban solo en enero.

La cuesta, cuesta. Sobre todo si dura todo un año. Mira bien el calendario, porque estamos en febrero. Y el frío no se va.