Actos institucionales de solidaridad con Ucrania recordaron ayer en Gasteiz e Iruñea el inicio hace un año de la invasión, cuando el conflicto atraviesa una escalada de amenazas verbales de Vladímir Putin, de sanciones internacionales contra su régimen y de preocupación en perspectiva de un inminente recrudecimiento de la guerra. En este escenario, el día pudo haber sumado el paso de China en dirección a facilitar un escenario de resolución dialogada del conflicto pero se quedó en el camino. El comunicado que la diplomacia de Beijing hizo público ayer está cargado de retórica y de mensajes que difícilmente se pueden rechazar pero carece de la coherencia con su propia estrategia geopolítica que, por el momento, inhabilita al régimen de Xi Jinping para ser algo más que el principal respaldo político –y en el corto plazo incluso material, con el envío de armas– en la retaguardia de Moscú. El posicionamiento de China reúne todos los enunciados de una propuesta genérica pero peca de una distancia con los hechos que acaba equiparando en responsabilidad al invasor y al invadido, propone respetar la soberanía e integridad de Ucrania pero la equipara a la preocupación por la seguridad de Rusia, haciendo suya la justificación del agresor. . No se trata, tampoco, de quitarlo de la mesa porque China puede y debe ser un actor en la resolución de este asunto pero, no reuniendo las características de un agente neutral, debería ser consecuente en la función de mediador de parte. El inicio del diálogo de paz y la reconstrucción de Ucrania son objetivos incuestionables y en ellos debería implicarse Naciones Unidas, y no solo, como sugiere, en garantizar el suministro de cereales o las cadenas de suministros. A la reflexión china le falta la claridad de identificar el origen de la agresión, contiene el riesgo de consolidar una ocupación ilegal del territorio de Ucrania con un mero alto el fuego y conlleva premiar la amenaza nuclear rusa con la suspensión de sanciones a Moscú. El paso dado por la diplomacia de Beijing debe ser tenido en cuenta en tanto define un marco pero al mismo tiempo acrecienta la falta de un compromiso real con la resolución de la crisis en tanto calla y otorga extremos inasumibles sobre la responsabilidad real de la crisis y sobre la necesaria verdad, justicia y reparación que debe ponerla fin.