A nada que estén un poco atentos a la campaña municipal y foral se habrán dado cuenta de que ya hace unos días que ha salido el tema del voto útil, un mantra que utilizan algunos y algunas para intentar convencernos de que votar a quienes ellos votan es más útil que votar a los que votamos los demás. Va contra las leyes del respeto a la libre elección ajena y lo mismo hace 8 años se quejaban de su uso y ahora lo propagan. O al revés. Ustedes hagan lo que quieran, claro, pero yo no voy a hacer ni puto caso.

Yo voto siempre a quien me da la gana y no me lo dicta ni mi familia ni mi trabajo ni mis amigos ni nadie. Pienso en quién está más cerca de lo que más o menos pienso de unas cuantas cosas -o quién esta menos lejos- y ahí que va mi voto. Si saca el 4%, pues el 4%. Si saca el 8%, pues el 8%. Si saca el 18%, pues el 18%. Nunca he votado, eso sí, a partidos o coaliciones que pudieran ganar elecciones. No he sentido ese vértigo. Más siempre a gentes que pueden estar ahí ayudando a sostener gobiernos o en la oposición vigilando. No sé si alguna vez pasará, ni idea, pero por ahora ha sido así. Voto útil. Quia. Cosa diferente es que usted vaya a votar a un partido que sabe al 100% que no va a obtener representación ni en sueños, pero incluso en ese caso no deja de ser un asunto suyo de usted con usted mismo, que tendrá que pelear con su conciencia, que será la que le tendrá que decir si vota a ese partido o vota a otro que vaya a suponer un mal menor porque igual evita un mal mayor. Eso es cosa suya, exclusivamente suya, así que suerte con la pelea si es que usted la tiene. Hay personas con el voto claro desde que nacen. Está bien, es un ahorro de energía. Pero me da a mi que eso no otorga carta blanca para hablar del voto útil, esto que ahora se llama polarizar, blanco o negro, positivo o negativo. Voten a quien les dé la gana, faltaría más.