Era muy previsible, pero la inclusión de la moción de censura de Pamplona en la reunión entre Sánchez y Feijóo ha sido otra nada política. Sin relevancia siquiera mediática a la hora de la verdad. Se lo podían haber ahorrado y así las pamplonesas y pamploneses nos hubiéramos evitado seguir escuchando la sarta de sandeces que se exponen públicamente sobre Iruña. Pamplona se ha convertido en un macguffin de las películas de Hitchcock. Un elemento elusivo, un truco o un argumento de distracción. A Feijóo le ha venido bien para aumentar la presencia y el protagonismo del PP en Navarra. Una palanca más en la lucha abierta que mantienen las derechas en esta comunidad por el liderazgo de ese espacio socio electoral. Pero su película es otra. Pamplona como zanahoria para mantener agitado el carro en la batalla política contra Sánchez. Sin ningún interés en los problemas y necesidades reales de Iruña. Eso le importa más bien nada. Pero no vale engañarse tampoco con la estrategia del ruido y la bronca en que Esparza e Ibarrola han sumergido a UPN. Igualmente, no es Pamplona como ciudad la principal causa de tanta descalificación e insultos. En parte, puede ser una consecuencia lógica del cabreo por la pérdida de uno de los pocos espacios de poder institucional importante que aún le quedan a UPN. Pero el movimiento político y mediático de Esparza con la excusa de la moción de censura en Iruña es también otro macguffin. Una estrategia para desviar la atención de la situación interna de UPN. La excusa para imponer un cierre de filas que deje acalle las críticas al liderazgo de Esparza. UPN tiene previsto celebrar su congreso en primavera y Esparza ha anunciado que no encabezará la lista electoral en 2027, pero no ha aclarado si aspira a continuar como presidente del partido. En UPN, presidente y candidato son la misma persona y es posible que la intención de Esparza sea crear un modelo de bicefalia con una persona al frente de la candidatura y permanecer él con el poder al mando del partido. El descontento interior ya se ha hecho público en el seno de UPN en diversas ocasiones desde la crisis abierta tras la expulsión de los diputados García Adanero y Sayas y la composición de las listas electorales y los malos resultados en las urnas de marzo y, sobre todo, de julio, donde quedó como cuarta fuerza política y fue superado incluso por el PP. Y se ha vuelto a palpar ahora en un documento crítico con la estrategia de la actual dirección leído en la Asamblea de Afiliados de hace una semana en plena escenificación exagerada por la pérdida de la alcaldía de Ibarrola en Iruña. Tampoco las decisiones tremendistas de romper todo tipo de relaciones con el PSN o de abandonar la Federación de Municipios han tenido el aval unánime en los ayuntamientos, especialmente en aquellos donde las alcaldías de UPN dependen del apoyo de los socialistas. E incluso en quienes más al pie de la letra parecen tomarse esa absurda voladura de puentes con el resto de los grupos políticos navarros, como Toquero, es fácil encontrar otro macguffin particular si se piensa en la carrera abierta en el seno de UPN con la vista puesta en la sucesión de Esparza. Demasiados intereses particulares alejados de los intereses generales de Iruña. Pamplona como un mero truco de trileros de la política.