No tengo ninguna duda de que desde la mañana del lunes 29 de mayo tanto en la sede de Geroa Bai en Pamplona como en la Contigo Navarra en Pamplona se contemplaba la posibilidad de que sucediese lo que finalmente ha sucedido, habida cuenta de que era una de las opciones viables. Y de que también desde ese día o poco después habrán analizado qué hacer en caso de que finalmente se produjera lo que se ha producido.

Me refiero a qué hacer para en la cita de 2027 no verse fagocitados por las fauces de Bildu. Porque hay un hecho impepinable: Bildu ha pasado en dos citas electorales del 16,2% al 27,4%, mientras que Geroa Bai ha bajado del 15,8% al 7,5% y la izquierda no abertzale del 15,4% al 5,1%. No creo que sea el caso de Geroa Bai, pero en Contigo Navarra se tienen que plantear muy seriamente que se quedaron a un paso de no llegar al 5% requerido para entrar en el reparto de concejalías y que pese a haber entrado en el equipo de gobierno de Asiron esa cifra corre riesgo de ir para abajo. ¿Y por qué? Pues por el mismo motivo que a veces va hacia arriba la de Bildu: por la polarización de los discursos y la acumulación del voto en uno de los dos bandos antagónicos, más que en el reparto.

Si esta legislatura que recién acaba de arrancar resulta satisfactoria para Asiron y su equipo y la ciudadanía así la siente como tal lo normal suele ser que siempre se vea más beneficiado quien más peso e imagen ha tenido en el engranaje y ese no es otro que Asiron, que cuenta a su vez con un evidente tirón electoral sin el cual Bildu no lograría las cifras que logra en Pamplona. En todo caso, una tarea más a sumar para Geroa y Contigo, la de hacerse visibles e imprescindibles y seguir siendo coaliciones que llamen la atención de los electores para no diluirse cita tras cita en medio de una batalla que al menos en Pamplona parece bastante clara. Y no es una tarea sencilla. Ni mucho menos.