Ya es conocida de todos nosotros la idea de que igual hay una familia que se lleva bastante regular internamente pero que si la atacan desde fuera se une rápidamente y se cierra como una concha para defenderse del exterior. Les ha pasado al PP y al PSOE con los tomates. No han tardado ni cinco minutos en salir a defender los tomates españoles tanto Cuca Gamarra –“Esa señora no ha comido un tomate español en su vida”– como Pedro Sánchez –“Los tomates españoles son imbatibles”– tras las declaraciones de la política francesa Segolene Royal afirmando que “los tomates españoles son incomibles”.

Bueno, yo he comido tomates españoles incomibles, puro plástico, y tomate español legendario, así que habrá que pensar a la señora Royal, con su aspecto de niña pija, le habrán endilgado la peor ralea del peor invernadero, que todo es posible.

El caso es que basta que te venga una francesa a tocar las esencias patrias –menos mal que no dijo nada de la tortilla de patatas– para que gobierno y oposición que no se pueden ni ver caminen de la mano aunque sea unos minutos. Lo que sí dice también Royal y ahí habría mucho que investigar y hablar es que con todo el tema de los llamados productos ecológicos hay competencia desleal, porque hay países con una legislación mucho más laxa que otros a la hora de considerar o no algo como ecológico, lo que lleva a que algo que se venda como ecológico tenga poco o nada que ver como el mismo producto vendido como ecológico 100 kilómetros más al norte.

De ahí que Royal pida una legislación europea, lo que no parece ninguna estupidez, al contrario. Esta misma semana colgaba en redes Ander Izagirre una foto donde se veía una caja de kiwis a 4,15 el kilo y el apellido de Kiwi Ecológico. En el origen se leía Chile. Izagirre escribió: Kiwi ecológico. Modo de transporte: lanzamiento con catapulta desde los Andes hasta el supermercado de tu barrio.