Esta medianoche comienza oficialmente la campaña electoral en las CAV para las elecciones autonómicas del 21 de abril. Las encuestas publicadas en las últimas semanas –ha habido más encuestas que debate político e interés social por ahora–, apuntan a un posible empate técnico entre el PNV y EH Bildu, aunque indican aún a una ligera ventaja para los primeros. Es quizá lo ajustado que se pronostica el reparto de escaños, sin descartar del todo la posibilidad de un sorpasso de EH Bildu al PNV, lo que está centrando la atención hasta ahora, posiblemente porque no parece real que como consecuencia haya también un cambio en el juego de alianzas en las instituciones ni en la formación del nuevo Gobierno de la CAV.

El pacto entre el PNV y el PSE, vigente en las últimas legislaturas y extendido también a las diputaciones y la mayoría de los ayuntamientos, parece seguir asentado sobre sólidas bases y tanto los socialistas vascos como Sánchez han descartado la posibilidad de un acuerdo de ese alcance con EH Bildu. Y también un movimiento como el del PSN en Iruña. Sánchez tiene claro que el PNV es un socio estratégico tanto en la CAV como en Madrid, y más ahora que desde el PP de Feijóo se está sugiriendo, de momento con la boca pequeña, un progresivo acercamiento tanto al nacionalismo vasco como a Junts. Las urnas muestran, eso sí, un crecimiento importante de EH Bildu, en buena parte por el desmoronamiento casi total del espacio socioelectoral que había conformado Elkarrekin Podemos.

La ruptura con Sumar y la consecuencia de concurrir a estos comicios en dos candidaturas distintas puede suponer que ambas siglas queden fuera del Parlamento de Vitoria como ya sucediera en febrero en Galicia. Pero no parece posible que ese crecimiento electoral de EH Bildu vaya a suponer también un cambio de aires políticos en Ajuria Enea ni en Lakua. Al menos, en esta ocasión. El PSE parte con posibilidades de crecer en votos y posiblemente en algún escaño, mientras que el PP –con Feijóo volcado en la CAV con cuatro presencias anunciadas–, podría mantener su representación actual. La ultraderecha de Vox puede perder el escaño que logró hace cuatro años en Álava.

Con candidatos nuevos en la mayoría de los casos, la batalla por avanzar en conocimiento ciudadano forma parte también del diseño de las estrategias de una campaña en la que en esa situación la fortaleza de las siglas se anticipa fundamental. Y ahí, PNV y EH Bildu parten también con ventaja. Con asuntos de preocupación social como la economía y el empleo, la sanidad, el modelo policial o la seguridad ciudadana marcando los debates en estos inicios de la campaña electoral y el ruido de fondo de Catalunya tras su adelanto electoral a mayo la pulsión política en la calle es aún más bien escasa. Y aunque es posible que las urnas auguren el acercamiento en el horizonte de un cambio de ciclo en la política vasca, quizá me equivoque pero creo que está más lejos que cerca de convertirse en realidad. La estabilidad conocida es hoy un bien de mucho valor. Estos días que vienen y hasta el último van a contar más que en comicios anteriores. Pero con la final de la Copa este sábado, los intentos de candidatos y partidos por captar la atención a sus mensajes y propuestas tendrán que esperar unos días.