Estos son tiempos para distinguir a los políticos inteligentes de los necios, pues el previsor deberá ir tomando posición ante la panorámica geopolítica que se prevé a corto o medio plazo, bien en el bloque yankee que se va desmoronando por errores de bulto, o bien frente a la dinámica de China, que está arrinconando a EEUU y a sus partners, a los que hace bailar al son que les marca la fábrica del mundo y correligionarios suministradores de materias primas y alimentos que puede paralizar el mundo. 

Es la hora de los estrategas intrépidos e imaginativos. A los políticos del bando occidental que lidera EEUU hay que mostrarles que la propaganda a la que somete a los suyos es inútil, pues el golpe de mano que ha pretendido dar a través de la OTAN, con la ingenuidad de la UE provocando a Rusia plantándose a las puertas de Ukrania, les amedrentaría y se rendirían ante las amenazas apocalípticas que se han convertido en el dogal del que Occidente se ha colgado, pues la inflación ha desestabilizado el sistema económico, mientras Rusia le corta el gas y petróleo para vendérselos a precios más rentables, convirtiendo a la UE  víctima de sus propias sanciones.

Los estrategas occidentales deben estar todavía bajo los efectos de Las mil y una noches del aniversario de la OTAN en Madrid, pues la discreta China apoya a Rusia, además de la India y países del Indo Pacífico que se han decantado por el nuevo orden mundial más justo y pacífico. Biden se ha convertido en el enemigo de sí mismo, pues manda Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes a Taiwán a provocar al oso asiático a pesar del aviso de que "no juegue con fuego". Biden creía que eran perros ladradores poco mordedores. Ahora, ante el Apocalysis que ha provocado echa balones fuera y busca rebajar tensiones, pero ya fuera de tiempo. Es el riesgo de echar órdago sin cartas. A ver ahora cómo salen de la ratonera los países de la UE en la que les ha metido el atolondrado Biden.