Tras el asalto trumpista en Washington, ahora se reproduce con idéntico patrón el bolsonarista en Brasilia. Cuando se aviva el populismo, los que quieren imponer sus ideas acaban irrumpiendo violentamente en las instituciones. Para proteger la democracia hay que dejar de votar a los que se escudan y usan la mentira sistemática poniendo en duda las reglas -no reconocer la legitimidad del ganador-, crispan, agitan las masas, dicen que el sistema atenta contra su libertad o retuercen las leyes para sacar provecho. La derecha, que alimenta cada día la mentira y el bulo con un relato cada vez más encendido, desinforma para prender la mecha.

Es irresponsable lanzar soflamas como que España vive las horas más oscuras o el Gobierno es okupa. Minan la propia democracia situándola al borde del abismo.

El que siembra odio debe asumir el fruto de su discurso. Por eso, la reacción de Cuca Gamarra y sus cachorros al intento de golpe de Estado en Brasil es otra mentira más que avala a los salvajes.