“No miento en el Gobierno, ni en un mitin, ni en ningún sitio”. Tu frase, Alberto, en campaña. Pero lo que te perdió fue la entrevista con Silvia Intxaurrondo. Y no por mentir sobre la subida de las pensiones, que ya sabes que en este país lo de mentir va de suyo, sino porque mostraste tu cara más intolerante ante quien respetuosamente te mostró los datos y demostró tu falsedad. “Si está equivocada, espero que rectifique y lo haga en este programa”… (O sea, ¡y calla ya la boca sobre el tema!). La gente no transige con la intransigencia, sobre todo cuando se ejerce desde el pedestal y la ejerce un boniato como tú, sin historial profesional (salvo el político), hacia una persona íntegra con un historial como la copa de un pino. Lo de la lista más votada es patético. Tienes la cara de afirmar que si se pierde, lo lógico es no gobernar, cuando hay ejemplos, ahora mismo, de gente de tu partido que está gobernando autonomías y ayuntamientos sin haber sido la lista más votada, mediante pactos en los que “hay que intervenir”, no caen del cielo. Sobre el tema de negociar con Bildu y los herederos de ETA no hace falta que nadie de fuera te dé lecciones. El mismo Aznar o tu amigo Maroto te pueden explicar cómo va el asunto. Pero si quieres seguir con la matraca, tú mismo. Me da que no vas a durar mucho. Lo decía tu cara, en el balcón de Génova, mientras que, haciendo ejercicios de culturismo (o eso parecía), escuchabas “Ayuso, Ayuso…” y Ayuso hacía como que no sabía dónde meterse.