En medio de una era llena de canales de entretenimiento y noticias desgarradoras, donde la prisa y la impaciencia nos ciegan, el sentimiento de gratitud se va desvaneciendo cada vez más. En este contexto, reflexiono sobre la importancia de detener el tiempo por un instante y agradecer a quienes nos han brindado tanto. Escribo esta carta para agradecer a mis padres todo el amor, el aprendizaje y apoyo que me han brindado. Por enseñarme a agradecer cada plato, cada error, cada persona y cada sonrisa que aparece en mi vida. También quiero lanzar un llamado social para que los lectores se animen a escribir un simple “gracias” a todos aquellos que nos hagan la vida un poco más leve. Son tiempos conflictivos como estos los que deberían servirnos para dejar de poner el foco en el odio y empezar a practicar más la gratitud.