Se celebran cumbres climáticas, sin predicar con el ejemplo. En cada una de ellas, el número de aviones que vuelan se incrementa. Se estima que alrededor de 20.000 vuelos llegaron a Dubai para la COP28. Los organizadores de esta cumbre animaron a los asistentes a volar solo si era absolutamente necesario, y a utilizar el transporte público gratuito que se ofrecía a los delegados. Sin embargo, la mayoría de los asistentes volaron a Dubai, lo que generó un significativo impacto medioambiental. La primera pregunta que surge: ¿son viables estas reuniones del clima por videoconferencias a fin de evitar la contaminación? Por otro lado, esta nueva cumbre del clima se vio empañada por algunas desilusiones. En particular, los países no lograron llegar a un acuerdo para eliminar gradualmente los combustibles fósiles, que son la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.

La creación de un fondo de pérdidas y daños para compensar a los países vulnerables que están sufriendo los impactos, precisando apoyo para adaptarse y recuperarse, se espera que comience a operar en 2025. ¿Será verdad? Mientras estamos cerrando el 2023 como el año más caluroso de la historia, junto a 2016, donde los efectos del cambio climático ya se están sintiendo en todo el mundo. Los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor, los incendios, las sequías, las inundaciones y los huracanes están ocurriendo con más frecuencia e intensidad. El nivel del mar también está aumentando, lo que amenaza a las comunidades costeras. La resistencia a los combustibles fósiles, al ser una fuente de ingresos constante y segura, es el mayor obstáculo por parte de los países productores. Poderoso caballero es don dinero, sin importar las pérdidas humanas, junto a las desigualdades sociales, que está produciendo el actual cambio climático. Otra reunión de bla, bla, bla.