Tardaba segundos en responder a los wasaps, mensajes impecables, con todas las comas y mayúsculas y una amabilidad que rompía la frontera del móvil. A todo sí. Sí, iré; sí, responderé; sí, claro. Así fue fraguándose la visita del exfutbolista Juan Carlos Unzué al IES Mendillorri, que tuvo lugar el pasado mes de diciembre, en el marco de un proyecto de inclusión del centro. 

En aquel encuentro con estudiantes de 2º de ESO y Aula Alternativa, Unzué se desnudó para hablarles de su vida, en todas sus facetas: hubo fútbol, mucho, pero también vida y muerte. Los propios estudiantes lo dijeron, “nos cautivaste”, hasta inventaron palabras para describir una charla que los “sensacionó” y en la que estuvieron “muy atentos”. 

Y la mayoría, estudiantes y docentes, coincidieron en el gracias, gracias por la visita, un “regalo”, y gracias inmensas por sus palabras. Hubo quienes se guardan la importancia de intentarlo, de superarse, del esfuerzo, de acordarse de que la vida no es de color de rosa, aunque siempre pueda verse el lado positivo. 

Otros han recordado la importancia de exprimir el día a día o el poder compartir con alguien un problema para ver que tampoco es tan problema. Y hay quien asegura que tiene grabadas frases en el corazón como la de “si alguien me hubiera dicho que iba a ser feliz en una silla de ruedas, no me lo habría imaginado”. Otra estudiante, a su vez, compartía: “Me conmovió ver su mirada tan tranquila, sentía que no deseaba algo diferente a lo que había vivido” o “muchos estamos en un momento muy difícil, tenemos inquietudes, miedos, nos sentimos juzgados, sin saber a dónde ir…, compartir contigo este rato nos ha dejado una huella imborrable, ha sido una lección de vida, nos has ayudado a ver las cosas de otra manera, a mejorar nuestra autoestima y a levantarnos cada vez que nos caemos”. Y muchos coincidían: “Me motivó a conseguir mi sueño”. 

Sí, Unzué conquistó Mendillorri, o más bien, los corazones del IES Mendillorri, titular creado por un estudiante de 2º de ESO. Mil gracias.