Hágase esta pregunta: ¿Los superiores de su empresa tolerarían, en el ejercicio de su profesión, actitudes y conductas similares a las que el Real Madrid tolera y defiende en su jugador Vinicius? Me temo que en la mayor parte de casos, no. Al poner el foco en la irresponsabilidad de otros, alejándolo de la irresponsabilidad propia y de su jugador, se refuerza al individuo en su papel de monigote o niñato consentido y malcriado.

Es una cuestión de imagen, dinero, rendimiento deportivo, etcétera. Pero lo más relevante, se trata de un asunto de educación, máxime cuando algún compañero del susodicho jugador lo presenta en los medios como referente para niños y jóvenes. La actitud y acciones que provienen del entorno no son responsabilidad del Real Madrid, tampoco de Vinicius, sin embargo, el repertorio de extravagancias de muy mal gusto que suele exhibir en el rectángulo deportivo sí lo es. Cualquier persona madura y educada asumiría la responsabilidad que le corresponde y, evadiéndose de las actitudes de otros, trataría de gestionar su parcela con el objetivo de mejorar no solo como profesional, sino también como persona que es infinitamente más importante.

Saber ser persona implica integrarse adecuadamente en el contexto, así como relacionarse de forma respetuosa con los demás. Vinicius no tiene aprobada esta asignatura y, del Real Madrid, ya sabíamos que ha sido y es un club consentido y malcriado.