¡Pues eso, pues qué bien…!

Llevamos tiempo escuchando y leyendo a miembros del Gobierno de Navarra hablar y hablar sobre la necesidad de la atención a las personas mayores (y yo digo que se lo merecen todas las personas) con citas en el mostrador, ayudas con papeleo en internet, necesidad de escuchar… ¿Era creíble lo que decían? ¿Era una forma de quedar bien?

El viernes, día 12, primer día de la declaración de renta, fui a la oficina de Hacienda en la calle Esquíroz a solicitar dos citas para realizarla presencialmente.

En la puerta había una persona de una empresa privada de seguridad que me ha informado (tendrá la obligación de hacer de mostrador de información? ¿Le pagarán por eso? ¿No tendría que hacerlo alguien contratado por el Gobierno de Navarra?) que vaya a la parte de atrás del edificio, a una carpa blanca. Allí pregunto dónde tengo que ir para solicitar los dos turnos presenciales. Una persona me da un papelillo donde está escrito “cita previa, dos teléfonos, una web y tres datos: DNI + PIN, CI@ve, Certificado digital”. Vamos las cosas necesarias para el turno presencial. Le vuelvo a hacer mi petición y me señala el papelillo.

Vuelvo a la puerta inicial y pregunto cómo puedo hacer una queja- reclamación. El señor con el traje de la empresa privada de seguridad me entrega un documento y me dice que lo tengo que rellenar. Escrito el texto, vuelvo a la puerta para entregárselo y me dice que no lo puede recoger, que lo entregue en cualquiera de las muchas oficinas que hay en Pamplona. ¿Para entregar el documento está contratado y para recogerlo no? ¿No había nadie en el edificio de Hacienda sobre las 11.30 horas para que yo pudiera pasar y entregárselo? ¿Eso lo decide el señor de la puerta?

Gobierno de Navarra, decís unas cosas para quedar bien ante la ciudadanía y luego sois los primeros en no cumplir lo que decís o pedís a las entidades privadas. Muchas gracias por la ayuda que no he recibido por parte de sus representantes en esas puertas. Seguiré intentando conseguir turno presencial para la declaración, yendo a pedirlo tantas veces como haga falta.