Los amanuenses diestros tienen como nuevo ídolo al policía que presuntamente se infiltró en movimentos populares e independentistas de Catalunya y, según se ha denunciado, practicó sexo con entre cinco y ocho mujeres de los colectivos. Ojo, que las líneas que vienen a continuación llevan dos rombos… y mucha machirulina, como van a comprobar.

"Siendo ocho las que con él yacieron, no se pueden sentir «instrumentalizadas», como han denunciado, cuando fueron ellas las que claramente usaron su instrumento"

Salvador Sostres (ABC)

El primero que se apunta al jolgorio, cómo no, es Salvador Sostres, que no deja de calificar al tipo como héroe mientras vierte caspa a todo trapo en su desmelene de ABC: “Demostró en sus carnes que el feminismo más exacerbado es el que más se aferra al macho redentor cuando lo tiene a tiro. Siendo ocho las que con él yacieron, no se pueden sentir «instrumentalizadas», como han denunciado, cuando fueron ellas las que claramente usaron su instrumento. Le acusan de violación pero es despecho por abandonarlas. Cualquier denuncia decaería entre besos y gemidos y abrazos si en la penumbra de casa okupada esta noche te vieran volver”.

"Horizontalizar la ternura con un puñado de jóvenes a medio lavar no hay sueldo que lo pague"

Carlos Herrera (ABC)

Refocilando en el mismo lodo, también en el vetusto diario, Carlos Herrera pide que se premie como es debido al uniformado: “Y este policía, en particular, merece una medalla pensionada: aguantar durante un par de años a esta colección de cretinos y, por demás, horizontalizar la ternura con un puñado de jóvenes a medio lavar no hay sueldo que lo pague. (…) Cuando las amables señoritas del colectivo accedieron a los encantos del joven colega, lo hicieron impulsadas por sus legítimos deseos. Si ahora, además de con el consentimiento ante notario, hay que acudir al apareamiento con una nómina justificativa de la empresa para la que trabajas, el fornicio se va a poner imposible”.

No crean que todos los chistes cuarteleros son obra de machos-machos. También algunas mujeres se suman al jajá-jojó. Una de ellas es Maria José Fuenteálamo, que anota, también en ABC: “Por lo que ha trascendido de la denuncia de las mujeres, conocemos la rabia que sienten ahora, conscientes, dicen, de que lo que el agente buscaba en ellas era su mente, la información que manejaban. Como unas Shakiras despechadas, van contra él, contra sus superiores y, en definitiva, contra el Estado, que juega el papel de verdadera esposa en este caso”.

Igualmente en ABC, que indudablemente es la cabecera que con más brío le hinca el diente al asunto, Berta González de Vega hace gala de su prosa en una pieza titulada “El madero cañón”, que contienen párrafos como este: “¿Estaban borrachas, drogadas, bajo los efectos de la burundanga? No, que el poli les engañó y no les dijo que su miembro era miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado Opresor. A ver si van a querer reformar la ley pero sólo para exigir que se enseñe el curriculum en Linkedin con títulos oficiales antes de iniciar la maniobra sexoafectiva”.

"¿Qué era lo que atraía a tan empoderadas mujeres de un macho con un cuerpo heteropatriarcalmente normativo y los abdominales forjados con acero de fundición?"

Cristian Campos (El Español)

En El Español, Cristian Campos se trepa a la parra y, ebrio de testosterona, se lía a hacer preguntas cipotudas como estas: “¿Qué era lo que atraía a tan empoderadas mujeres de un macho con un cuerpo heteropatriarcalmente normativo y los abdominales forjados con acero de fundición? ¿Qué les llevaba a preferir a tan arquetípico ejemplar del sexo masculino en detrimento de sus compañeros deconstruidos, tan sensibles y comprometidos ellos con sus necesidades emocionales y la liberación nacional de la patria oprimida?”. Son solo dos, pero hay como una docena o más.

"Da pena que las indepes infiltradas desdeñen los dones materiales del Estado español"

J. Antonio Montano (The Objective)

Desde The Objective, José Antonio Montano aporta su cuota de sal gorda: “Al policía le mandaron que se infiltrara y se infiltró hasta el fondo, y repetidas veces. Ahora ocho infiltradas (¡ocho!) están que trinan al saber que se lo estuvieron montando con un poli. Pero que les quiten lo infiltrado. (…) Da pena que las indepes infiltradas desdeñen los dones materiales del Estado español. Viéndolas, no es aventurado considerar que sus resultados ligones hubiesen sido tan penosos como los de Ron Jeremy fuera de las películas, si no les hubiera echado una manilla el Estado provisor”.

No podía perderse un charco así el gracioso oficial de El Debate, Antonio R. Naranjo, otro que derrapa como nadie al glosar cuestiones inguinales: “Acabáramos: las okupas antisistema se consideran agredidas si mantienen relaciones sexuales voluntarias, reiteradas y colectivas con un tipo que no les dice ni su nombre real ni su verdadero trabajo, aunque todo lo demás que les ofrece, y aceptan de buen grado, es cierto, se puede tocar y palpar, como al parecer hicieron unas cuantas en «Villa Zángana» con afición cercana al paroxismo”.

Y como cierre, estas líneas de Miquel Giménez en Vozpópuli: “Tengo para mí que lo que les sucede a estas mujeres es que temen el cachondeo que pueda producirse cuando sus compañeros de lluita las vean en un mitin, una quema de contenedores o cualquier otro acto festivo de los suyos. Las van a señalar con el dedo apostrofándolas y, conociendo a este personal, es muy posible que se vean sometidas al ostracismo. Así pues, propongo que les den a todas la medalla de sufrimientos por la Patria, al agente la Laureada individual y ya está. Que a veces es más divertido dormir con el enemigo que con el amigo”.