Un tercio de nuestra existencia la pasamos dormidos. Nuestras vidas oscilan entre periodos alternantes de vigilia y sueño, una especie de círculo donde dormir y estar despierto se interrelacionan e intercalan de manera intermitente cada 24 horas.

El sueño es un fenómeno sumamente sensible y se ve afectado bajo la influencia de multitud de condiciones internas o externas (medioambientales), que pueden alterar la duración y la organización de los ciclos de sueño, dando origen a alguno de los más de 80 trastornos del sueño que se han identificado.

El sueño es un fenómeno complejo que ha llamado la atención, probablemente desde que el ser humano tuvo conciencia, en parte porque ha sido considerado fundamental para el equilibrio y la salud de la persona, y además por la presencia de esa actividad mental misteriosa conocida como sueños o ensoñaciones.

El sueño no es una situación pasiva ni una falta de vigilia, sino un estado activo en el que ocurren cambios en las funciones corporales, además de actividades mentales de enorme trascendencia para el equilibrio psíquico y físico de las personas.

Se considera que los trastornos del sueño ocurren entre un 12% y un 25% de la población general de nuestro entorno, y a menudo están ligados al estrés relacionado con alguna circunstancia vital o enfermedad. De los trastornos del sueño, el insomnio es uno de los más conocidos, y consiste en la dificultad que tiene la persona para conciliar el sueño o para mantenerlo de manera ininterrumpida el tiempo adecuado. Son varias las causas que inciden en el insomnio, como intranquilidad o incomodidad, dolor, trastornos endocrinos, causas ambientales como el calor o frío, o el ruido, o abuso del alcohol, la cafeína, situaciones psicosociales vividas, o incluso el consumo de algunos fármacos pueden generar insomnio.

Otros trastornos del sueño ampliamente conocidos son el hipersomnio, caracterizado por somnolencia excesiva y necesidad extrema de dormir. Síndrome de las piernas inquietas, caracterizado por presentar sensaciones incómodas en las piernas, que se alivian al moverlas. Movimientos espasmódicos en algún miembro. El sonambulismo, los terrores nocturnos, calambres nocturnos en las piernas son otros de los trastornos del sueño, más habituales de lo que creemos, y que hemos normalizado.

El roncar también es considerado como un trastorno del sueño, normalizado y muy poco tenido en cuenta por los profesionales sanitarios, a pesar de su nefasta repercusión tanto en el protagonista como en su acompañante de cama. Y consiste en el sonido ronco o fuerte que se produce cuando los músculos del paladar, la lengua y la garganta se relajan lo suficiente como para bloquear parcialmente las vías respiratorias y vibrar mientras el aire pasa en cada respiración. Casi todas las personas roncan en alguna ocasión, pero para algunas esto puede ser un problema crónico, más común en personas con sobrepeso y que puede causar que se despierte frecuentemente durante la noche y sentirse cansado durante el día. Además, los ronquidos pueden ser una molestia inaguantable e interrumpir su sueño para quien duerme junto al roncador o roncadora. Los ronquidos pueden deberse a diferentes factores como la anatomía de la boca y de los senos paranasales; el consumo de alcohol que relaja los músculos de la garganta; las alergias y resfriados que crean congestión nasal; el sobrepeso que acumula más tejidos adicionales; la posición en el dormir (por lo general, los ronquidos son más frecuentes y fuertes al dormir boca arriba debido a que el efecto de la gravedad sobre la garganta estrecha las vías respiratorias) etcétera. Cuanto más se estrechan las vías respiratorias, más fuerza genera el flujo de aire. Esto aumenta la vibración del tejido, lo que produce un ronquido más ruidoso.

Un trastorno serio y bien conocido es el llamado apnea obstructiva del sueño. En él la respiración se interrumpe o se hace muy superficial debido a que se cierran las vías respiratorias y disminuye el oxígeno en sangre, pudiendo presentar problemas cardiovasculares. Este patrón de pausas de la respiración puede repetirse muchas veces durante la noche, lo cual dificulta el sueño profundo. Un inconveniente añadido es que la apnea del sueño puede dificultar dormir bien a su pareja de cama. De todos modos, no todas las personas que roncan tienen apnea.

Recientemente hemos sabido que Osasunbidea está trabajando en un protocolo para mejorar la atención directa a estos pacientes en la Unidad Multidisciplinar de Trastornos del Sueño, mejorando los tiempos de demora y liberando un 30% de las primeras consultas a un tensionado servicio de Neumología, con lo que unos 1.200 pacientes cada año podrían beneficiarse del nuevo protocolo.

Ya para terminar, de la misma manera que hay hábitos insanos en vigilia (fumar, beber, sedentarismo, obesidad, etcétera) también los hay en el dormir. Necesitamos una reeducación e higiene del sueño para una vida más saludable. Un sueño reparador es fundamental para una buena salud.

*El autor es psicólogo clínico