Hay pocos elementos que unan a una ciudad tan divida como Pamplona: Osasuna, que el 6 de julio prendió la mecha de las fiestas, y San Fermín, que este viernes ha vuelto a triunfar por las calles del Casco Viejo. El morenico, porteado por primera vez por una mujer, recibió vivas, vítores y aplausos de miles de pamploneses que no se quisieron perder la procesión. 

A las nueve y media de la mañana, la Plaza del Ayuntamiento presentaba una de esas estampas pintorescas que solo se presencian en San Fermín: cuadrillas de jóvenes con cara de no haber pasado por casa que hacían más llevadera la gaupasa con pizzas, kebabs y trenzas; La Pamplonesa al completo echando un café, tres camiones de la limpieza –con el lema Trabajamos paa que tú disfrutes de la fiesta– que dejaban la plaza inmaculada y decenas de personas, vestidas de blanco impoluto, que aguardaban a que empezara la ansiada procesión.

Dentro, aguardaban los timbaleros, los maceros, los clarineros, los dantzaris de Duguna, decenas de agentes de Policía Municipal y los concejales del Ayuntamiento. “Un minuto y salimos. Un minuto y salimo. Un minuto y salimos”, se repetía el mensaje entre los distintos miembros del Cuerpo de Ciudad, que parecía que jugaban al teléfono escacharrado. 

A las 9.58 horas, los clarinetes y timbales empezaron a retumbar, la puerta de la Casa Consistorial se abrió y Aitor Silgado, como concejal más joven del Ayuntamiento de Pamplona, salió con la bandera de Iruña. La Corporación municipal puso rumbo a la Catedral para recoger al Cabildo catedralicio y durante el trayecto el concejal de EH Bildu, Joseba Asiron, fue el más aclamado. “Aupa Asiron” y “Gure alkate” le gritaba la gente puño en alto. Otras personas le saludaban quitándose el sombrero y Asiron respondía con gentileza. La alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, también recibió muestras de cariño como aplausos o gritos de “guapa”. Sin insultos. 

Diez minutos después, la Corporación municipal llegó a la Catedral, donde les esperaba el Arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez González, y el resto de cargos eclesiásticos. Todos juntos desandaron el camino y acudieron a la iglesia de San Lorenzo, donde aguardaba San Fermín. 

En esta parte de la procesión se volvió a vivir un ambiente calmado y sosegado: unos aplaudían a Ibarrola y otros a Asiron. Otra vez sin ningún insulto ni pitos. Uno de los dueños de la churrería de la Mañueta saludó a ambos líderes políticos y unos amigos de María Echavarri, UPN, no pararon de gritarle “guapa” desde un balcón de Mercaderes. “Qué discretos”, bromeó la concejal regionalista. Los ediles de EH Bildu Joxe Abaurrea y Borja Izaguirre también recibieron piropos desde un balcón de la calle Mayor, a la altura del Palacio del Condestable, engalanado con ikurriñas. 

Vivas a San Fermín

A las 10.50 horas, las campanas de San Lorenzo comenzaron a replicar, las puertas de San Lorenzo se abrieron de par en par y San Fermín regresó a la calles de Pamplona. La marea humana, que abarrotaba los alrededores, empezó a aplaudir, a exclamar “Viva San Fermín” y a inmortalizar el momentico con el teléfono móvil. Muchas personas grabaron al morenico con los ojos sollozosos. 

San Fermín recorrió la calle Taconera –no cabía ni un alma– con aplausos que no dejaron de resonar ni durante un segundo y en la confluencia con San Antón se interpretó la jota Canta et Yanta Quieren todos cantar. Primer momentico. El santo se adentró en San Antón entre aplausos y vivas que resonaban con fuerzas y llegó a la plaza del Consejo, donde la Coral Santiago de la Txantrea interpretó la jota Glorioso San Fermín. Piel de gallina. 

Una bestialidad. Estoy deshecho. No puedo parar de llorar. Ha sido muy emocionante. Ha sido un momentico increíble. Escalofriante. Empiezas a temblar y temes que no te vaya a salir la voz. Gracias a San Fermín ha salido todo bien”, comentó Patxi Artuch, que ayer cantó por primera vez a San Fermín.

Marta Sola repitió como solista con los mismos nervios y emoción de siempre. “Es un privilegio y un honor poder cantar al santo”, confesó Marta, que dedicó la jota a Joaquín Madurga, composito de Glorioso San Fermín, “que ya no está con nosotros y me ayuda mucho tenerlo presente”.

Marta estuvo acompañada por su hija, Sofía Iriarte, que aunque solo tiene siete años ya canta en el coro y apunta alto: “Algún día sustituiré a mi madre”, deseó Sofía.

Miguel Ganuza recorrió 1.000 kilómetros para dirigir las 70 voces que ayer compusieron la Coral Santiago. “Y hasta 2.000 podría hacer. Merece la pena para poder cantar enfrente del morenico. Es increíble. Mucha emoción”, indicó Miguel, pamplones afincado en Cádiz. Su padre, su hermano y sus dos hijos también cantaron ayer. “Empecé con mi padre hace 37 años y aún me sigo emocionando como el primer día”. 

A continuación, se vivieron otros momenticos como la jota del Pocico de San Cernin en la que se colocaron flores en la peana de San Fermin al son del Agur Jaunak o la jota de Los Amigos del Arte en la calle Mayor. A las 12.00 horas, comenzó la misa en la capilla de San Fermín. La parte musical corrió a cargo de la Capilla de Música de la Catedral, en colaboración con la Orquesta Sinfónica de Navarra y el Orfeón Pamplonés. Se escucharon los siguientes temas Pueblo de Reyes de Deiss, Vollendet ist das grosse Werk de Haydn, Gloria in excelsis de Vivaldi, Salmo responsorial y Alleluia de Aurelio Sagasta y Gure Aita de Fauré.