El aterrizaje en el Gobierno de Navarra no fue el mejor para José Luis Arasti Pérez (Milagro, 26 de agosto de 1971). Tuvo que esperar a que el Consejo de Ministros le destituyera como delegado del Gobierno de España en Navarra y contó con dos semanas menos que sus colegas de gabinete para aclimatarse al departamento.

Y qué departamento: el de Hacienda, la joya del autogobierno foral que, otra vez, quedará en manos de un exalto cargo del Estado, como ya sucedió con su antecesora, la también socialista Elma Saiz.

Arasti le quita importancia. Asegura que es pura casualidad y que defenderá los intereses de Navarra. Funcionario desde 1995, es un hombre discreto y de partido, un discípulo de la escuela política milagresa que encabeza Santos Cerdán. La incertidumbre del panorama económico se refleja en sus respuestas, poco concretas. Pero hay algunas certezas.

Navarra seguirá creciendo, pero menos; la recaudación final estará lejos de los porcentajes disparados que ofrecen las fotos fijas de los datos mensuales; y la inestabilidad general no ayuda. Además, Europa estudia volver al orden tras la manga ancha durante la pandemia. Cómo quedarán las reglas de gasto, deuda y déficit será esencial para poner en marcha los Presupuestos de 2024.

Ha anunciado las primeras medidas de alivio fiscal: deflactación del IRPF y aumento de los mínimos exentos. ¿Puede detallar un poco más?

–No es una medida nueva. Nos gustaría elevar el mínimo familiar exento para combatir el encarecimiento de la vida, sobre todo para rentas bajas y medias, que son las que más sufren que el litro de aceite cueste ocho o diez euros y la gasolina 1’70. Parece que la inflación se contiene un poco y que acabará el año en el 3,5%, 4%. El nuevo conflicto de Oriente Medio no nos hace ser muy optimistas, sobre todo con el precio de la energía, pero vamos a ir paso a paso.

¿Qué margen hay para elevar el mínimo? 

–Lo estamos estudiando. Va a ser clave cómo cerremos el año, si con superávit o no, y en ese caso con cuánto. Y a partir de ahí, qué previsión de ingresos tenemos para 2024. La recaudación ofrece datos buenos, pero hay que leer mucho la letra pequeña.

¿Cuando habla de deflactar en rentas bajas, a qué se refiere? 

–Solemos tener los 30.000 € como frontera de rentas. Hacia abajo es una renta baja y hacia arriba una renta media. Lo que pasa es que eso nos deja fuera a una serie de personas que también reclaman alivios, porque tienen la sensación de que son las que soportan todo el sistema. Creemos que es de justicia aliviar a quien aporta más por IRPF, Sociedades o autónomos. Vamos a tener una visión amplia. 

¿Habrá medidas para las familias?

–Ya le digo que estamos barajando todas las posibilidades, también para familias y familias monoparentales y monomarentales. Estamos pensando en esas personas. Pero por discreción, no puedo avanzar más.

¿Manejan porcentajes, o franjas, a las que afectará la deflactación? 

–Es pronto. Tenemos que concretarlo. Ahora tenemos que decidir si hacemos una deflactación progresiva o lineal. La progresiva es complicada porque no sabes dónde poner el límite: en 30 [en miles de euros], en 31, en 32, y si fijas 32 por qué no 33, sería el debate, ¿no? Las tarifas de IRPF son progresivas en sí mismas y vamos a ver cómo podemos hacer una deflactación lineal.

¿Va a haber más medidas? 

–Lo estamos estudiando. Queremos hacer del incentivo una herramienta fundamental. Nuestro objetivo es incentivar para que las empresas se queden en el territorio, generen empleo y aporten valor añadido. No queremos un modelo en el que las empresas cogen el dinero y se van.

¿Vamos a ver una reforma fiscal con más impacto económico que en otros ejercicios?

–Lo sabremos al final de las negociaciones, y estamos al principio. La situación económica es complicada, pero Hacienda tiene cierto margen. No estamos para tirar cohetes y cualquier retoque supone un montón de millones, pero queremos extender los alivios a las clases medias que hasta ahora no recibían nada.

¿Pero de cuánta gente estamos hablando? Clases bajas, trabajadoras y medias son la gran mayoría de la población.

–Queremos llegar al mayor número de población.

Ingresar 30.000 € es poco dinero. ¿Está debilitándose una gran bolsa de trabajadores que siempre ha ganado un poquito más, pero que ahora tiene muchos más problemas para llegar a fin de mes? 

–Vengo del entorno rural y no lo percibo así. No veo que vivamos en la situación catastrofista que se nos pinta desde algunos sectores. Veo que la gente que tiene trabajo, y está trabajando muchísima más gente que hace cuatro o cinco años, está subsistiendo bien. Es verdad que en la ciudad la vida es más cara, especialmente la vivienda. Pero no tengo la sensación que sí tuve en la crisis financiera de 2008-2010. Ahora, desde 2020, se ha hecho un esfuerzo por ayudar a la gente y se ha demostrado que se podían tomar medidas alternativas.

¿Partimos de una situación mejor que hace diez años? 

–Es evidente. Hemos recuperado el empleo y hay más gente trabajando, hemos conseguido que el salario mínimo suba, hemos revalorizado las pensiones cuando se decía que no se podía. Hemos demostrado que se puede hacer de otra manera.

Parece, pese a todo, que la economía navarra se va a ralentizar. ¿Vamos a crecer menos? 

–El contexto internacional no rema a favor. En este tema siempre hemos sido prudentes y ahora podemos decir que vamos a crecer quizá un poco más que el 1,4%, lo sabremos en los próximos meses. Es posible que el año que viene el crecimiento sea menor, pero en cualquier caso estará por encima del contexto europeo.

¿Qué impacto van a tener los fondos europeos en los próximos Presupuestos? 

–Ahora mismo hay muchas dudas. Estamos pendientes de varias cosas. Una de ellas, la adenda española que puede hacer llegar alrededor de 100.000 millones en fondos europeos.

¿Qué cantidad esperamos en Navarra? 

–Es muy difícil hablar de cifras concretas, pero son más millones porque hay que tener en cuenta los pertes y las convocatorias a las que solo acceden empresas. Lo hemos visto con Volkswagen y el vehículo eléctrico. Son muchos millones.

¿Van a prorrogarse las medidas de alivio –IVA, luz...– desde el Gobierno de España? 

–A 31 de diciembre, esas medidas van a decaer. Lo sabemos por el plan que ha remitido España a Bruselas. Nosotros tenemos que trasponer esas medidas. Lo veremos en estos próximos días.

¿Navarra no va a complementar esas medidas? Cuando decaigan, ¿volveremos a la situación anterior sin descuentos?  

–En principio, volveremos a la situación anterior. Eso no quita para que se evalúen todas las situaciones y se actúe si hace falta.

Parece que Europa quiere volver a la senda de la estabilidad presupuestaria. 

–Sí. Pero el Gobierno de España negocia para que haya al menos una prórroga de un año, porque no hemos escapado de la problemática que motivó la moratoria de las reglas fiscales. Espero que la Comisión Europea valore esto y no tengamos que afrontar medidas que nos obliguen a controlar el gasto. Juega a nuestro favor que tenemos una deuda controlada.

¿Cuando sabrá Hacienda cómo quedan las reglas fiscales? 

–En dos, tres semanas, tendremos información. Ya se sabe, pero vamos a tener que prorrogar el Presupuesto. Dos meses a partir del 1 de enero, como máximo. Sabemos que se plantea un 0,1% de capacidad de endeudamiento para las comunidades, pero a ver cómo queda.

¿Qué análisis se hace de las cifras de recaudación? 

–La experiencia nos dice que aunque la recaudación mensual sea mayor que en 2022, podemos terminar el año en un escenario distinto, porque a final de año se hacen muchos ajustes. Lo que nos dicen los datos es que podemos terminar con un poquito de superávit, pero no sabemos cuantificarlo todavía.

¿Se va a seguir amortizando deuda? 

–Como proyecto político hemos asumido la obligación de dejar un mundo mejor a quienes vienen detrás. No podemos endeudarnos sin límite. Amortizar es una responsabilidad. Si hay superávit, una parte se destinará a la amortización. Esto lo hacemos convencidos.

¿Afectarán los tipos de interés? 

–No mucho. Los tipos que tenemos son bastante buenos. No es algo que ahora nos preocupe.

¿Percibe apoyo de los grupos a su política fiscal?

–Cada partido tiene su posicionamiento. Yo me voy a esforzar por llegar a acuerdos y por explicar de la mejor manera posible por qué una medida y no otra. Y estamos abiertos a aportaciones y sugerencias. De momento, percibo una actitud posibilista.

¿El ambiente dentro de la coalición es bueno? La legislatura pasada hubo roces con Elma Saiz.

–De momento la relación es buena. Con los portavoces de Economía y Hacienda hay una comunicación ágil y veo ganas de trabajar, de que las cosas salgan adelante. Somos un Gobierno de coalición, pero el proyecto es único.

¿Cómo se está comportando el Impuesto de Sociedades? 

–Tengo la sensación de que la empresa siempre se fija en el tipo nominal, y no en los beneficios fiscales. Las empresas que apuestan por arraigarse aquí saben que el cómputo general no les sale mal.

¿Esto lo ven las empresas? 

–Yo creo que sí. Pero su legítimo derecho es que la presión fiscal se rebaje. Navarra ha apostado por unos servicios de calidad, y eso tiene un coste. Propongo que tengamos una visión más amplia de lo que es la competitividad. 

¿Le molestan las comparaciones con la CAV? 

–Me molesta que se tergiverse la información. Que se compare solo lo que interesa en función de la posición que se quiera sostener.

¿Qué es lo primero que va a poner el consejero de Hacienda encima de la mesa del futuro ministro? 

–Lo más urgente es conocer detalles de las reglas fiscales, el techo de gasto, el endeudamiento... Es fundamental lo que se apruebe en Bruselas en dos semanas.

"Defiendo el interés de Navarra, pero esto ya lo hacía en la Delegación"

Ha cambiado la delegación del Gobierno de España por la consejería de Hacienda de Navarra. 

–Ha sido un aterrizaje intenso porque he tenido menos tiempos para hacerme con los mandos de la nave. Sentí vértigo cuando me ofrecieron la consejería, pero hay una parte de inconsciencia que te dice, venga, vamos a hacerlo. Pero estoy contento y convencido de que mi experiencia en la Delegación va a ayudar.

Son puestos casi antagónicos. 

–La delegación es una gran desconocida. Todo el mundo la relaciona con el tema policial. Pero hay muchísimas áreas de gestión relacionadas con Hacienda: tesorería de la Seguridad Social, el Fogasa, la Agencia Tributaria...

Hay ciertas reticencias con que otra vez un delegado del Gobierno quede al frente de la consejería de Hacienda. ¿Qué opina? 

–Es una anécdota, pura casualidad.

Tendrá en frente a los que hace poco eran de los suyos. ¿Qué actitud va a tener? 

–Mi actitud de siempre y mi predisposición al diálogo. Yo esto no lo veo como un problema, sino todo lo contrario: podemos aprovechar sinergias. Conozco a los ministros y a las líneas que están por debajo. Lo que nos interesa como Comunidad es que el Gobierno de España esté liderado por Sánchez con un Ejecutivo de coalición de izquierdas, con el que Navarra se ha entendido bien.

¿Será capaz de plantar cara al Estado cuando haya pleitos? 

–Yo no hablaría de plantar cara, no hablaría en esos térmimos. Hablo de que cada uno defienda los intereses de la institución que representa. El Gobierno de España, de momento, intenta resolver todo antes de llegar a recursos de inconstitucionalidad. Yo, como navarro, defiendo los intereses de Navarra. Ojo, también los defendía como delegado, ¿eh? Pero ahora, como consejero, con más ahínco.

Ahora se ha recurrido la Ley de Contratos Públicos. ¿Cómo está? 

–Que sepa yo, es el único proceso que está activo.

¿Habrá acuerdo o terminará recurrido ante el Constitucional? 

–Sí que es un tema que depende más de Presidencia, pero creo que estaba a punto de vencer el plazo para llegar a un acuerdo. Es la prueba de que vamos a defender a Navarra hasta el final. Y, si no, iremos al Constitucional.