El periodista salvadoreño Francisco Elías Valencia (Santa Tecla, 1960), director de ‘Diario Co Latino’, está de gira por Navarra invitado por El Salvador Elkartasuna. El martes dio una charla en el Condestable, y ayer estuvo en el Parlamento de Navarra, en la Comisión de Convivencia y Solidaridad Internacional, y en el Centro Cívico Lestonnac de Tudela. Hoy jueves da una charla en la Casa de Cultura de Tafalla (19.30h.); el viernes en Gure Etxean de Altsasu (19.30 h.) y el sábado en la Casa de la Juventud de Estella (17 h.). De ahí viajará a Bilbao, Azpeitia y Donostia. El testimonio de este periodista describe un país con un problema político, social, judicial y de orden público desbocado, y con un presidente, Nayib Bukele, que va concentrando poder. El 4 de febrero El Salvador celebra elecciones presidenciales y legislativas. Y el 3 de marzo para alcaldías y parlamento centroamericano.  

¿Cuál es el panorama político y social en El Salvador, en plena campaña electoral? 

–Muy difícil, y más a futuro. El presidente tiene mucho apoyo popular y va a ser reelegido. Con la Ley del Estado de Excepción ha metido a cerca de 75.000 personas en las cárceles. Miles son pandilleros, pero hay evidencia de que entre 20.000 y 25.000 son inocentes. El Gobierno solo ha aceptado un 1% de gente inocente, lo que llama ‘daños colaterales necesarios’. No obstante, a la luz de sus números, el porcentaje sería del 10%, pues 7.000 personas han salido en libertad después de 6 meses, un año, o año y medio encarceladas. Dos organizaciones sociales registran más de 20.000 salvadoreños inocentes presos. 

¿Qué pasa con las pandillas para que haya habido tal crecimiento, y para que Bukele, con ese proceder, vaya a ser reelegido?

–Al tema no se le dio el trato adecuado desde su origen. Las primeras, expulsadas de Estados Unidos, a mediados de los noventa, sumaban a unos 300 pandilleros. La universidad de la UCA advirtió de la necesidad de una política para evitar que comenzaran a crecer y a controlar territorio. Para 2015 había 70.000 pandilleros registrados de una y otra fracción. 

¿Qué supone ese control del territorio?

–Que la autoridad no manda, que mandan los pandilleros. Las pandillas crecieron en los barrios más pobres, con muchachos o niños sin atención familiar ni del Estado. Estos grupos, que en un principio eran un problema social, se volvieron un problema de mafias. 

¿Cómo se financian?

–Con droga y extorsiones. Los empresarios dijeron que pagaban en extorsiones a las pandillas cerca de 20 millones de dólares al año. Pero a los 75.000 detenidos les han quitado no más de 3 millones. 

Hoy las cárceles están atestadas.

–Exacto. La Ley del Estado de Excepción era para no considerar ningún respeto a los derechos humanos. Los capturados no tienen derecho a abogado, ni a visitas familiares, ni a ningún tipo de información hasta que los procesen, lo que puede tardar dos años. Como hay mucha gente a la que no le pueden comprobar nada, una reforma legislativa permite llevar al juez a grupos masivos, 900 presos en una sola audiencia, de forma colectiva. 

Un contrasentido a la esencia de un derecho individualizado.

–Eso es lo que la oposición ha criticado. Está bien que capturen a los delincuentes, pero mal que los acusen sin proceso legal. 

Pero esto se va a refrendar en las próximas elecciones.

–Con una Sala de lo Constitucional que hizo una lectura diferente del artículo 152 de la Constitución, que dice que no puede ser candidato a la presidencia quien haya sido presidente en los últimos 5 años o en los últimos 6 meses.  

Bukele nació en 1981. ¿Cómo logró el triunfo por primera vez?

–Entró gracias al FMLN, con la bandera de ser un hombre de izquierdas, diciendo que su padre había acompañado al Frente Farabundo Martí, y que él había crecido con esas ideas. Fue alcalde de Nuevo Cuscatalan, un pueblo cercano a la capital, y posteriormente de San Salvador, siempre con el FMLN. (El Frente Farabundo Martí expulsó a Bukele en 2017).

“Para Bukele quien está contra él es enemigo de la sociedad, y quien está a favor de él, amigo de la sociedad”

¿Con ese giro tan tremendo, da por segura su reelección?

–Sí, las encuestas así lo dicen. Una publicada el martes, de una universidad privada, dice que va a ganar con el 90%.

¿Cómo es ejercer de periodista en un contexto así? 

–La Ley del Estado de Excepción, de 2022, tenía un componente sobre las limitaciones a la libertad de expresión, y provocó una reforma del código penal. Para Bukele somos medios traidores. Hay una gran cantidad de mensajes peyorativos hacia la prensa, para crear un descontento, y ha habido persecución, con diez periodistas autoexiliados desde hace dos años, y con un periódico, El Faro, que se retiró a Costa Rica, donde tiene ahora su sede. Para Bukele quien está contra él es enemigo de la sociedad, y quien está a favor de él, amigo de la sociedad. Otra amenaza para el periodismo es que todo lo que ha hecho este Gobierno lo ha declarado como información reservada durante 7 años. 

Viendo lo sucedido en Ecuador y en Argentina, ¿es una onda regresiva que asoma en medio mundo?

–El nuevo populismo de América Latina lo representa Bukele, y muchos quieren ser como él. Como Noboa en Ecuador y Milei en Argentina. Es un problema de posneoliberalismo o hiperneoliberalismo. No están tratando de resolver los problemas estructurales de sus países por la vía de los impuestos a los ricos. En El Salvador el PIB está cerca de los 26.000 millones de dólares. Más del 70% se lo llevan 160 grupos familiares. En América Latina, según la CEPAL, hay 1.004 familias que se llevan entre el 60 o 70% del PIB. Mientras esa realidad de desigualdad exista, los problemas estructurales no se van a resolver. Estos gobiernos populistas de nuevo tipo no están enfocados en resolverlos, sino en fortalecer sus egos, su autoritarismo, y vender humo a la población. ¿¿Cómo Bukele ha encantado a los salvadoreños? A base de eslóganes. También mediante las redes sociales, con mensajes que terminan en una veintena de periódicos que controla él, con plata, y se difunden como noticia.

Pasará unos días de charlas y entrevistas en Navarra.

–Aquí hay una buena comunidad de salvadoreños y de latinoamericanos, y navarros con ideas, creemos, no tan certeras de lo que es Bukele, que se ha vendido bien, como un salvador. Vamos a demostrar que es un egocéntrico que puede hacer daño a El Salvador y a los que sigan sus ideas.