Una mujer que sale a disfrutar de la noche con sus amigas, sin saber quién ni porqué, recibe un pinchazo generalmente en la pierna o en el brazo. Y ahí es cuando acaba su noche. Pero, ¿cuánto hay de real y cuánto de temor en esto?

Últimamente un pánico sembrado de dudas recorre las jaias y el ocio nocturno de Euskadi, donde ya hay una docena de denuncias sobre el famoso fenómeno del “pinchazo” que llega de Francia y el Reino Unido y se ha expandido por varios países de Europa.

Lo realmente curioso de lo que parece ser una nueva moda entre los jóvenes, es la ausencia de pruebas: ninguna de las víctimas recientes ha dado positivo en algún tipo de sustancia, ni ha sufrido una agresión sexual o un robo posterior al pinchazo. 

Jone Gurrea, representante en esta ocasión de Sortzen -consultoría especializada en el análisis y actuación contra la violencia machista y el impulso del empoderamiento de las mujeres-, nos cuenta que “a los hombres se les está dando un elemento nuevo de poder”.

“En Euskadi se han denunciado doce casos pero la realidad es que hay cientos de mujeres aterrorizadas, por lo tanto, estamos ante una nueva técnica de terror sexual, sin duda”, comenta Gurrea.

De momento, no parece que la intencionalidad de estos pinchazos esté relacionada con la sumisión química, ya que en ningún caso se ha detectado una anulación de la voluntad de la víctima, por lo que, según los expertos, debemos empezar a diferenciar ambos términos. 

“Los pinchazos pueden producirse sin causar sumisión química como estamos viendo, pero lo que sí logran es generar un clima de terror donde las chicas ya no se sienten seguras y no pueden disfrutar con libertad, en este caso, de las fiestas de verano o en las discotecas. Este, para mi, es el mensaje más importante de todos, el control sobre el terror sexual que están teniendo ellos con este pinchazo”, denuncia la integrante de Sortzen.

Una broma de mal gusto

Según parece, el pinchazo se ha convertido en una broma pesada y con muy poca gracia, a decir verdad, en el ambiente más joven. Jone Gurrea afirma ser conocedora de la mofa que causa salir con algo parecido a una chincheta de casa y dedicarse a repartir miedo entre las chicas más jóvenes: “Sé de buena tinta que en algunos municipios hay cuadrillas de chicos que han estado pinchando de broma”.

Según la socióloga, habrá gente que esté utilizando el método del pinchazo “para limitar la libertad y seguir teniendo el poder o control de ese espacio festivo”, aunque también admite que, "habrá quien lo haga de forma banal , sin ser conscientes del impacto que está generando en las chicas de su edad", refiriéndose sobre todo a los más jóvenes.

Libres y Valientes

Echando la vista atrás, no recordamos una época en la que las mujeres no hayan tenido que luchar por la igualdad con el género masculino. Parece que últimamente avanzamos a pasos agigantados con respecto a este tema, pero nada más lejos de la realidad, aún tenemos que demostrar que no somos ni más ni menos y que tenemos el mismo derecho a disfrutar del día y la noche que los hombres. 

Gurrea, en este sentido, hace alusión al miedo que generación tras generación vamos heredando. “A las mujeres nos enseñan a temer. A temer las agresiones, a temer volver de noche solas y a pensar muchas veces que con nuestro comportamiento de alguna manera provocamos esas posibles agresiones. Imaginémonos entonces ese miedo si tenemos además pánico a ser sometidas a las drogas, donde al final podemos ver afectadas nuestra voluntad, la consciencia y ser todavía más vulnerables a sufrir cualquier tipo de afección”, señala.

Desde Sortzen, lanzan un mensaje de tranquilidad y piden que no nos dejemos avasallar. “Salgamos libres a la calle y sin miedo a disfrutar de la noche y del ocio como disfrutan los hombres”, termina Gurrea.